Sacerdote sordo
Raúl López perdió la audición de pequeño. Lo que supone a un nivel una deficiencia, se ha convertido en un testimonio de superación, servicio y respuesta a la llamada de Dios. Ordenado sacerdote hace cuatro años, sirve como vicario parroquial en la parroquia de San Vicente, y casi de forma natural ha asumido la pastoral del sordo en la diócesis de Segorbe-Castellón. Cada vez es más habitual verlo traducir a la lengua de los signos en los encuentros diocesanos.
– ¿Qué tiene de específico la pastoral del sordo?
– Tiene la misión de llevar la Palabra del Evangelio a los sordos y de adaptar a su capacidad la celebración de los sacramentos. Por ejemplo, en la Diócesis se celebra la eucaristía todos los domingos a las 19h en San Vicente en lengua de signos y también se utiliza una pantalla donde se visualiza el contenido de la celebración. También es importante que un sacerdote pueda confesar a los sordos. Hay varios perfiles de sordera: los que usan toda la vida la lengua de signos, los que son oralistas, es decir, que realizan la lectura labial, y los que pierden audición en algún momento de su vida.
– ¿Qué se necesita para ser intérprete?
– En primer lugar es necesario que tenga ganas de anunciar el Evangelio a los sordos. En segundo lugar, estar en comunión con la Iglesia católica. Y por último, tener un conocimiento progresivo de la lengua de signos.
– ¿Es muy complicado aprender la lengua de signos?
– No es difícil de aprender. Es como cuando te vas un mes al extranjero a aprender inglés: el tiempo que necesitas está en relación con el contacto que tengas con los sordos. También se precisan algunos cursillos; semanalmente doy unas sesiones en San Vicente Ferrer -los jueves a las 20h- y también he impartido clases para la Asociación Salus Infirmorum. Los que estudian idiomas tienen más facilidad, pero todos pueden aprenderla.
– Ante la deficiencia auditiva, ¿qué otros sentidos se desarrollan?
– Se desarrolla la vista, captando mucha información que no se adquiere a través del oído. ¡Vemos cualquier cosa!
– ¿Cómo hablar del silencio a personas sordas?
– El mundo del silencio es diferente y quieras o no ya estamos acostumbrados a él, por eso hay más capacidad de entrar en intimidad con el Señor. Al tener dificultades para oír, prestas más atención al ruido interior que al exterior y esto me ayuda a intentar mantenerme en la presencia del Señor.
– ¿Qué desafíos se plantean en la pastoral diocesana del sordo?
– Hay que crear un equipo diocesano. Y también un grupo de intérpretes, tanto sacerdotes como seglares, para poder hacer catequesis, visitar enfermos o atender las celebraciones diocesanas.