JMJ 2011 LAMENTABLE VIOLENCIA CONTRA PEREGRINOS
«Es una lástima. Hay muchos días en el año para manifestar las propias opiniones», indicó Martínez Camino, quien se preguntó si tiene sentido un acto como el de ayer «cuando justamente se está celebrando una gran fiesta mundial», en la que centenares de miles de jóvenes quieren celebrar «su fe en Jesucristo, su fe en la libertad humana, su fe en la salvación del hombre».
«Hay muchos días para manifestar opiniones contrarias, que por cierto son conocidísimas, desde el mismo día de la Pasión del Señor», agregó el portavoz de los obispos en declaraciones a Rne recogidas por Servimedia. «Y en una democracia y en un país grande como es España se pueden manifestar. A lo que no tienen derecho es a molestar a los demás, a provocar a los demás y a tratar de aguar la fiesta».
Tras insistir en que cualquier persona tiene derecho a estar contra «una fiesta como no hay otra en el mundo» y a manifestar públicamente sus opiniones, agregó que «lo que es menos inteligible es que se pretenda crear violencia donde hay paz, que se pretenda crear agresividad donde hay serenidad y tranquilidad y que se pretenda -y no se consiga, naturalmente- trasladar unos mensajes que son falsos».
Unas cinco mil personas, según las cifras de la organización -slgo más de dos mil según la policía-, secundaron la manifestación anticatólica convocada para ayer miércoles en plena Jornada Mundial de la Juventud. Las cifras resultan irrisorias si se comparan con los cientos de miles de peregrinos que llenan las calles de Madrid para recibir a Benedicto XVI.
Según informaron TVE y El Mundo.es, un grupo de manifestantes rodeó a peregrinos y les sacó a empujones de la plaza. Ante la escalada de tensión, la Policía terminó pidiendo a los jóvenes católicos que dejaran la zona.
(Rel)
Rozando las diez de la noche comenzaron los enfrentamientos con los agentes. Un antipapa fue detenido por arrojar una botella a un agente y ha habido cargas de los antidisturbios contra las personas que pretendían quedarse en la zona cuando la manifestación que se había autorizado debía terminar en Tirso de Molina y no en la emblemática plaza madrileña.
La Policía tomó el control de la plaza tras varias escaramuzas con los antipapa, en unas imágenes que recordaban a la ocupación de la zona por el movimiento 15-M.