El amor de los pequeños: la sabiduría
¿Qué sabiduría nace en Belén? Respuesta dada por Benedicto XVI: la Sabiduría de Dios.
De acuerdo con el Santo Padre, el designio divino estuvo escondido por mucho tiempo y fue revelado por Dios en la historia de la salvación. Con el decorrer de la historia, esta sabiduría asumió la fase humana de Jesús.
Sobre esto, el Santo Padre afirmó que es una paradoja. «La paradoja cristiana consiste justamente en identificar la sabiduría divina con el hombre Jesús de Nazaret y su historia». La solución de esta paradoja, según el Pontífice, estaría en la palabra Amor, con A mayúscula. «La profunda aspiración del hombre a la vida eterna tocó el corazón de Deus, Logos, que no se avergonzó de asumir la condición humana».
Benedicto XVI dijo también que un profesor cristiano, o un joven estudiante cristiano, tiene dentro de sí este amor apasionado por la Sapiencia Divina, que hace que él encuentre en todo lo que lee señales divinas. «Capta sus marcas en las partículas elementares y en los versos de los poetas; en los códigos jurídicos y en los acontecimientos de la historia; en las obras artísticas y en las expresiones matemáticas», dijo el Papa.
La importancia de los estudios fue destacada por el Papa, pero teniendo en consideración siempre la humildad. «Se trata de estudiar, profundizar los conocimientos, manteniendo un espíritu de «pequeños», un espíritu humilde, como el de María, sede de la Sabiduría».
Para ilustrar este punto, Benedicto XVI preguntó una vez más a los estudiantes: «¿Quién es el que se encontraba en la noche de Navidad en la Gruta de Belén para acoger y adorar la Sapiencia cuando nació?». El Santo Padre mismo respondió, nuevamente: «No eran los doctores de las leyes, los sapientes. Allí, estaban María, José, y los pastores, solamente los «pequeños» del Evangelio».
Para Benedicto XVI, no podemos tener miedo de aproximarnos a la Gruta de Belén, como si tal acción fuese hacernos perder el espíritu crítico, nuestra modernidad.
El Pontífice afirmó que las personas descubrirán la verdad sobre Dios y el hombre en la Gruta de Belén y que la primera forma de «caridad intelectual» es ayudar a los otros a descubrir el verdadero rostro de Dios.