Árbol de navidad del Vaticano
En diversas épocas se ha intentado apagar la luz de Dios para encender fuegos ilusorios y engañosos.
Esta tarde se encendió el árbol de navidad del Vaticano: un imponente pino de 24 metros de alto y 3,5 metros de circunferencia, regalo de la región italiana de Molise, que adornará junto al Portal de Belén (que este año ofrece la región italiana, Basilicata) la Plaza de San Pedro. Al encendido hoy asistieron autoridades vaticanas y una delegación de la región italiana de Molise. La iluminación del abeto blanco fue activada durante una ceremonia en la que actuó un coro de Pescopennataro y la banda de música de la Gendarmería Vaticana, que entonaron cantos típicos de la región de Molise. El abeto navideño ha sido adornado con 1.800 bolas blancas y 2.500 bombillas amarillas y blancas, los colores de la Santa Sede.
Este mediodía, antes de la inauguración, Benedicto XVI recibió en audiencia a la delegación oficial de Molise, encabezada por autoridades locales, civiles y religiosas, ante quienes el Papa dijo que Dios se hizo hombre y vino entre los hombres «para disipar las tinieblas del error y del pecado, trayendo a la humanidad su luz divina. «Esta luz altísima, de la que el árbol navideño es signo y recuerdo, no sólo no ha perdido tensión con el paso de los siglos, sino que sigue resplandeciendo sobre nosotros e iluminando a todos los que vienen al mundo, especialmente cuando deben atravesar momentos de incertidumbre y dificultad».
Benedicto XVI subrayó que Jesús dijo que era la luz del mundo y que quien le siga no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de vida. «Cuando en diversas épocas se ha intentado apagar la luz de Dios para encender fuegos ilusorios y engañosos, se han abierto estaciones marcadas por trágicas violencias sobre el hombre y ha sido así porque cuando se intenta borrar el nombre de Dios de las páginas de la historia y el resultado es que se trazan renglones torcidos, en los que hasta las palabras más hermosas y nobles pierden su verdadero significado».
Además de este árbol, Pescopnennataro regaló otros abetos más pequeños que en estas semanas adornarán el Palacio Apostólico y otros lugares del Vaticano.