Rezar por una Honduras sin violencia ni corrupción
Los últimos oficios religiosos de la Semana Santa sirvieron para que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga rogara ayer por una Honduras renovada, sin violencia ni corrupción.
Decenas de capitalinos madrugaron al casco histórico de la capital para celebrar la resurrección de Jesucristo.
En la solemne ocasión del Domingo de Resurrección y el inicio de la Pascua, en la Catedral Metropolitana de Tegucigalpa, el jerarca católico demandó que se elimine la corrupción y más oportunidades para que la población no tenga que emigrar.
Pese a que la eucaristía fue a las 6:30 de la mañana, el templo lució abarrotado de creyentes y de algunas autoridades importantes del gobierno central y diplomáticos como la designada Presidencial, María Antonieta Guillén, y el embajador de Italia, Giovanni Adorni Braccesi.
“La resurrección es la presencia que interviene en nuestra vida, así como intervino en la vida de los primeros creyentes, llamándonos a ser testigos de una vida nueva, por eso hoy que estamos en esta santa eucaristía, celebramos a Jesús resucitado, que quiere que nuestra vida también resucite concretamente en este 2012″.
Las tradicionales “carreritas de San Juan” le dieron alegría a los feligreses.
“Nuestra fe no puede quedar burlada y nuestra esperanza nos sostiene en que la fuerza de la resurrección de Cristo puede hacer nuevos cielos y tierra nueva, lo que se traduce en una Honduras renovada”, reflexionó Rodríguez Maradiaga.
Añadió que la fuerza de la resurrección de Cristo está ahí, para remover la piedra y que los sepulcros no queden llenos, si no vacíos, de esa violencia criminal que cada semana siega decenas de vidas de los compatriotas.
Prosiguió en su mensaje diciendo “que la resurrección de Cristo nos haga reflexionar y cambiar la cultura de la muerte por la cultura de la vida, nuestra fe no puede quedar burlada, nuestra esperanza nos sostiene aguardando esos nuevos cielos y esa tierra nueva”.
“Empecemos este domingo, el domingo de todos los domingos, el que hizo darle el nombre del día del Señor al día de la resurrección, para que el Señor nos regale su propia libertad porque ha resucitado y con Él nosotros resucitemos también, después de celebrar con fe los misterios que nos dieron una nueva vida”.
En su mensaje, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga clamó por eliminar la violencia y la corrupción.
Así llamó a seguir el ejemplo de María Magdalena, que siguiendo el camino del Resucitado se convirtió en evangelizadora, llevando mensajes de esperanza, “hay esperanza para Honduras, si todos los creyentes llevamos hasta las últimas consecuencias lo que significa la resurrección de Cristo, la dignidad de cada persona humana, aún las más humildes y más pobres”.
Llamó a los feligreses y a las autoridades a que esa fe permita construir un mejor país, para que la población no tenga que abandonarlo al no soportar la violencia o porque no encuentran oportunidades para ganarse la vida honradamente.
Rodríguez Maradiaga añadió que se necesita de un país donde se destierre para siempre la cultura de la muerte, la corrupción y que la ambición del dinero fácil desaparezcan para siempre, “Honduras tiene dignidad, los hondureños tenemos dignidad porque Cristo ha resucitado y Él viene a vencer el mal”.
Las celebraciones de la resurrección comenzaron el sábado con la vigilia pascual en la Catedral Metropolitana.
Con la resurrección de Jesucristo queda vencido el mal, el pecado y la muerte, en el centro de la predicación está la realidad histórica del señor Jesús.
Explicó que la resurrección es el acontecimiento que hace llegar a cada creyente al verdadero significado de los hechos y lo hace testigo para que otros puedan llegar a la fe, en el nombre de aquel que perdona los pecados.
La máxima autoridad de la Iglesia Católica capitalina apuntó que “la resurrección para nosotros no es simplemente mirar para atrás una historia que se recibe cada Semana Santa al terminar con la celebración pascual, es un hecho salvador para nuestras vidas”, concretó.
Entre las figuras que resaltan en la resurrección de Jesucristo es la de su madre, María La Dolorosa.
El derroche de fe y cristiandad que despide la semana mayor se vivió desde la noche del sábado anterior con la vigilia pascual, donde miles de feligreses se desvelaron para recordar el hecho más trascendental de la historia de la humanidad, la resurrección de Jesucristo.
Durante la velada, las máximas autoridades católicas desarrollaron la liturgia de la luz, con la Catedral Metropolitana a oscuras, pero en la parte de afuera se prendió una fogata que fue bendecida por el cardenal.
Con el fuego bendecido se encendió el cirio pascual, que es una enorme vela que simboliza a Cristo resucitado, luego se inició una procesión hacia el altar mientras los fieles encendían las velas, que cargaban en sus manos, de la llama del cirio, como manda la tradición.
Seguidamente se realizó la liturgia de la palabra, después la liturgia bautismal donde se bautizaron los catecúmenos y se renovaron las promesas sacerdotales que culminó con la eucaristía.
La designada Presidencial, María Antonieta Guillén, fue la única funcionaria del gobierno que llegó a uno de los oficios religiosos.
La recta final de las tradicionales celebraciones religiosas continuó con un ambiente de alegría y hermandad al desarrollarse las “carreritas de San Juan” la madrugada del Domingo de Resurrección.
Previo a la homilía de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, cientos de fieles se aglomeraron desde las 5:00 de la mañana frente a la Catedral Metropolitana y del Congreso Nacional para presenciar la tradicional forma de evangelización.
Las representaciones de los ángeles así como de San Juan, el Apóstol Pedro, María Magdalena, María La Dolorosa y Jesús Resucitado, fueron cargadas por jóvenes los servidores de las distintas parroquias de la capital que corrían con ellas al hombro para dar las buenas nuevas de la Pascua.
Capitalinos se volcaron a las aceras a ver pasar la procesión.
El padre Carlomagno Núñez explicó que esta es una forma de evangelización para recordar cuando Jesús vence a la muerte y abre las puertas de la vida, “todo lo narra el evangelio de San Juan cuando dice que muy de mañana las mujeres fueron al sepulcro y no encontraron al Señor porque había resucitado y se lo fueron a comunicar a sus hermanos”.
Mientras el Cristo Resucitado junto a los santos se dirigía en una procesión de regreso hacia la iglesia El Calvario, el religioso aseguró que “pese a que muchos salen a veranear la comunidad cristiana mantiene estas tradiciones, pese a que fueron heredadas desde los tiempos de la colonia española”. (Yony Bustillo).