Ángelus: Un tesoro para enriquecer cada día

13 de noviembre de 2011 Desactivado Por Regnumdei
(RV).- Como “un tesoro para enriquecer cada día” ha definido el Sucesor de Pedro y Obispo de Roma, los dones que el Señor depositó en nosotros, refiriéndose al Evangelio de la liturgia del domingo, en su saludo a los peregrinos de lengua española presentes en la oración mariana del Ángelus en la Plaza de San Pedro. De este “tesoro” depositado para nosotros, se sigue la exhortación de la liturgia a una vida sobria, vigilante, activa y diligente.
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Palabras de Papa en español:   Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que han participado en esta oración mariana del Ángelus. En la liturgia de hoy, la Palabra de Dios nos exhorta a la sobriedad, a la vigilancia y a una vida cristiana activa y diligente. Los dones que el Señor ha depositado en nosotros son un tesoro que hemos de enriquecer cada día, como tierra fértil que da buenos frutos, y contribuir así a la edificación de la Iglesia y de la sociedad. Que la Virgen María nos acompañe en este servicio a la obra salvadora de Cristo. Muchas gracias y feliz domingo.
Lo provisorio de la vida nos invita a vivir la existencia terrena « como una peregrinación », es la imagen que el Papa Benedicto rescató de la liturgia, para su reflexión previa a la oración dominical mariana del Angelus desde la ventana de su estudio con los peregrinos en la Plaza de San Pedro. Una peregrinación con los ojos fijos en la meta, es decir en el Dios que nos ha creado para sí ; con la conciencia constante del regreso de Jesús que viene, sin aviso previo, para ver en nosotros los frutos de su amor. « La caridad es el bien fundamental que ninguno puede dejar de hacer fructificar, y sin la cual todo otro don es vano» expresó el Papa.

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Texto  de las palabras del Papa
¡Queridos hermanos y hermanas!
La palabra de Dios de este domingo – la penúltima del año litúrgico- nos advierte sobre lo provisorio de la existencia terrena y nos invita a vivirla como una peregrinación, teniendo la mirada, dirigida hacia la meta, hacia aquel Dios que nos ha creado y porque nos hizo para sí, es nuestro último destino, y el sentido de nuestro vivir. Pasaje obligado para alcanzar esta realidad definitiva es la muerte, seguida del juicio final. El Apóstol Pablo recuerda que “el día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche.” (1 Ts 5,2), esto es sin preaviso. La conciencia del regreso glorioso del Señor Jesús nos anima a vivir en una actitud de vigilancia, esperando su manifestación con la constante memoria de su primera venida.
En la célebre parábola de los talentos –que recuerda el evangelista Mateo (cfr 25,14-30) – Jesús habla de los tres servidores a los cuales el patrón, al momento de partir por un largo viaje, confía sus propios bienes. Dos de ellos se comportan bien, porque hacen fructificar el doble de los bienes recibidos. El tercero en cambio, esconde el dinero recibido en un hoyo. Al regresar a su casa el patrón pide la cuenta a sus servidores de cuanto les había confiado y mientras se complace de los dos primeros, queda desilusionado del tercero. En efecto, ese servidor, que ha escondido el talento sin valorizarlo, hizo mal sus cuentas: se comportó como si su patrón no tendría que regresar más, como si no habría venido el día en que le habría pedido cuentas de su obrar. Con esta parábola, Jesús quiere enseñar a los discípulos a usar bien sus dones: Dios llama a cada hombre a la vida y le entrega los talentos, confiándole al mismo tiempo una misión por cumplir.
Sería de necios pensar que estos dones sean debidos, así como renunciar a emplearlos, sería como no responder al objetivo de la propia existencia. Comentando esta página evangélica, san Gregorio Magno, nota que a nadie el Señor le deja sin el don de su caridad, del amor. Él escribe: “es por esto necesario, hermanos míos, que pongan todo cuidado en la custodia de la caridad, en toda acción que tengan que cumplir” (Homilía sobre los Evangelios 9,6). Y tras haber precisado que la verdadera caridad consiste en el amar tanto a los amigos como a los enemigos, agrega: “si a uno le falta esta virtud, pierde todo bien que tiene, y es privado del talento recibido y será expulsado afuera, en las tinieblas”.
Queridos hermanos, ¡recibamos la invitación a la vigilancia, a la que muchas veces nos llaman las escrituras! Esta es la actitud de quien sabe que el Señor regresará y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie debe dejar de hacer fructificar y sin la cual cualquier otro don es vano (cfr 1 Cor 13,3). Si Jesús nos ha amado al punto de dar su vida por nosotros (cfr 1 Gv 3,16), ¿cómo podremos dejar de amar a Dios con todo nuestro amor y amarnos los unos a los otros de verdadero corazón?(cfr 1 Gv 4,11) Solo practicando la caridad, también nosotros podremos tomar parte de la alegría de nuestro Señor. Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios.
En sus saludos en diversas lenguas a los peregrinos el Papa Benedicto XVI habló del Día Mundial de la diabetes, del día de la Acción de Gracias que celebra la iglesia italiana, de su próximo viaje a Benín en África, de la beatificación de Carl Lampert y del Día de la Solidaridad con la iglesia perseguida en Polonia.
En efecto, después del rezo mariano del Ángelus, el Papa ha recordado que hoy se celebra el Día Mundial de la Diabetes, enfermedad crónica que afecta a muchas personas, incluso a muchos jóvenes. “Rezo -ha dicho el Pontífice- por todos estos hermanos y hermanas, y por todos aquellos que comparten cada día con ellos esta dura enfermedad, así como también rezo por los agentes sanitarios y voluntarios que les asisten y ayudan”.
El Santo Padre también ha señalado, que “hoy la Iglesia italiana celebra el Día de Acción de Gracias”. “Mirando los frutos de la tierra que una vez más este año el Señor nos ha dado -ha afirmado Benedicto XVI- reconocemos que el trabajo del hombre, sería vano e inútil si Dios no lo hiciera fructífero”. «Sólo con Dios hay futuro en nuestras campiñas», ha dicho el Papa. “Demos gracias, y comprometámonos a respetar la tierra, que Dios nos ha confiado.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que han participado en esta oración mariana del Ángelus. En la liturgia de hoy, la Palabra de Dios nos exhorta a la sobriedad, a la vigilancia y a una vida cristiana activa y diligente. Los dones que el Señor ha depositado en nosotros son un tesoro que hemos de enriquecer cada día, como tierra fértil que da buenos frutos, y contribuir así a la edificación de la Iglesia y de la sociedad. Que la Virgen María nos acompañe en este servicio a la obra salvadora de Cristo. Muchas gracias y feliz domingo.
Saludando a los fieles de lengua francesa, el Papa también les ha recordado que hoy “el Señor nos invita a reconocer los dones que nos ha hecho. Y confía en cada uno de nosotros para que los hagamos fructificar, para que sean la sal de la tierra y la
luz del mundo”. “Estas palabras de Cristo -ha dicho el Santo Padre- han guiado el trabajo de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Y ha recordado que en su inminente viaje, este mes de noviembre, a Benin, volverá a repetirlas: “para fortalecer la fe y la esperanza de los cristianos en África y las islas adyacentes”.
“Encomiendo a vuestras oraciones este viaje y los habitantes del querido continente africano, especialmente los que conocen la inseguridad y la violencia. ¡Que Nuestra Señora de África, acompañe y apoye los esfuerzos de todos aquellas personas que trabajan por la reconciliación, la justicia y la paz!”
En alemán, el Pontífice ha saludado a los fieles que asistirán esta tarde en Dornbirn, a la beatificación de Carl Lampert, sacerdote que fue decapitado y murió mártir durante la segunda guerra mundial. “En los oscuros días del nazismo -ha afirmado el Papa-, a él le llegaron claramente las palabras de San Pablo: “todos sois hijos de la luz, e hijos del día”.
Durante un interrogatorio, que le proporcionó la posibilidad de la libertad, el futuro beato, ha señalado Benedicto XVI, estuvo plenamente convencido de su fe y confesó: «Yo amo a mi iglesia. Me mantengo fiel a mi Iglesia y al sacerdocio. Estoy a favor de Cristo y de su Iglesia”. «Confiemos nuestra fe
-ha exhortado el Papa- a la intercesión del nuevo beato, para que podamos participar de nuevo en la misma alegría del Señor”.
Y finalmente a los peregrinos polacos, el Pontífice ha dicho que hoy, por iniciativa de la «Ayuda a la Iglesia Necesitada», se celebra en Polonia el Día de Solidaridad con la Iglesia Perseguida. “Este año, con vuestras oraciones y vuestras ofrendas, sostenéis, en especial, a la Iglesia en Sudán. “Deseo -ha dicho el Papa- que esta ‘Jornada’ sensibilice a todos ante el drama de la pobreza humana y de las persecuciones, y ante la necesidad de respetar la dignidad humana y el derecho a la libertad religiosa”.