Santa Esclavitud de amor a María Tercera Semana
Oraciones y Anotaciones de la cuarta semana y tercera etapa de meditaciones
TERCERA SEMANA
Se empleará en conocer a Jesucristo. San Luis María recomienda que se medite lo que acerca de Él ha escrito; y así, nosotros compondremos nuestras meditaciones con fragmentos de sus dos obras, la Verdadera devoción y el Amor de la Sabiduría.
Actos de amor a Dios, acción de gracias por las bendiciones de Jesús, contrición y resolución Durante este período nos emplearemos en CONOCER a Jesucristo. ¿Qué se tiene que conocer de Jesucristo? Primero: El Hombre-Dios, su gracia y gloria; después sus derechos en el dominio soberano sobre nosotros; ya que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo como nuestro Señor. Segundo: Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con María y los misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta en la fiesta de las bodas de Caná y en el Calvario… (Tratado de la Verdadera Devoción… núms. 12-38, 183, 212, 226-265)
Oraciones vocales. Recomienda el Santo la oración de San Agustín; las letanías del Espíritu Santo y el Ave Maris Stella, ya señalados para las semanas precedentes, y las letanías del Nombre de Jesús.
ORACIONES DE LA TERCERA SEMANA
Himno Ave Maris Stella
(Salve, Estrella del mar)
Salve, del mar estrella,
Salve, madre sagrada
De Dios y siempre virgen.
Puerta del cielo santa.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate madre, y llegue
Por ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanza;
Una a los tres les demos,
Y siempre eternas gracias.
Oración de San Agustín
Tú eres, Cristo, padre mío santo, Dios mío piadoso, rey mío grande, pastor mío bueno, maestro mío único, auxiliador mío óptimo, amado mío hermosísimo, vivo pan mío, sacerdote mío eterno, guía mío hacia la patria, luz mía verdadera, dulzura mía santa, vía mía recta, sabiduría mía preclara, simplicidad mía pura, concordia mía pacífica, custodia mía toda, porción mía buena, salvación mía sempiterna…
Cristo Jesús, amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo en toda mi vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y desbordaos en el Señor Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa adonde vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te ama; quien no te ama se llene de amarguras… Dulce Jesús, que yo te ame, que en ti se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para tu gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús, desfallezca en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi consumación sea hallado yo consumado junto a ti. Amén.
Letanías al Espíritu Santo
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, …
Dios, Espíritu Santo, …
Trinidad Santa, un solo Dios, …
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo, …
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación incubando las aguas las
fecundaste, …
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios, …
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, …
Espíritu que das testimonio de Cristo, …
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, …
Espíritu que fecundas a María, …
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe, …
Espíritu de Dios que habitas en nosotros, …
Espíritu de sabiduría y entendimiento, …
Espíritu de consejo y fortaleza, …
Espíritu de ciencia y piedad, …
Espíritu de temor del Señor, …
Espíritu de gracia y misericordia, …
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, …
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, …
Espíritu de humildad y castidad, …
E
spíritu de benignidad y mansedumbre, …
Espíritu de gracia multiforme, …
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, …
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, …
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, …
Espíritu en el cual renacemos, …
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones, …
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, …
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,…
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos, …
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, …
Senos propicio, perdónanos, Señor.
Senos propicio, escúchanos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, …
De las tentaciones e insidias del diablo, …
De toda presunción y desesperación, …
De la resistencia a la verdad conocida, …
De la obstinación y de la impenitencia, …
De la impureza de la mente y del cuerpo, …
Del espíritu de fornicación, …
De todo espíritu malo, …
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, …
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación, …
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, …
Por tu advenimiento sobre los discípulos, …
En el día del juicio, …
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el
Espíritu, …
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo
profanemos, …
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la
carne, …
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne, …
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios, …
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de
la paz, …
Para que no creamos a todo espíritu, …
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios, …
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud, …
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano, …
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nos.
OREMOS: Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LETANÍA DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Dios Santo, Trino y Uno, ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros
Jesús, resplandor del Padre,
Jesús, candor de la luz eterna,
Jesús, rey de la gloria,
Jesús, sol de justicia,
Jesús, Hijo de la Virgen María,
Jesús, amable,
Jesús, admirable,
Jesús, Dios fuerte,
Jesús, Padre del siglo futuro,
Jesús, ángel del gran consejo
Jesús, poderosísimo,
Jesús, obedientísimo,&
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Jesús, manso y humilde de corazón,
Jesús, amador de la castidad,
Jesús, amador nuestro,
Jesús, Dios de paz,
Jesús, autor de la vida,
Jesús, modelo de virtudes,
Jesús, celador de las almas,
Jesús, Dios nuestro,
Jesús, refugio nuestro,
Jesús, padre de los pobres,
Jesús, tesoro de los fieles,
Jesús, buen pastor,
Jesús, luz verdadera,
Jesús, sabiduría eterna,
Jesús, bondad infinita,
Jesús, camino y vida nuestra,
Jesús, gozo de los ángeles,
Jesús, rey de los patriarcas,
Jesús, maestro de los apóstoles,
Jesús, doctor de los evangelistas,
Jesús, fortaleza de los mártires,
Jesús, luz de los confesores,
Jesús, pureza de las vírgenes,
Jesús, corona de todos los santos,
Sednos propicio, perdónanos, Jesús
Sednos propicio, escúchanos, Jesús
De todo mal, líbranos, Jesús
De todo pecado,
De tu ira,
De las asechanzas del demonio,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Del desprecio de tus inspiraciones,
Por el misterio de tu santa encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu infancia,
Por tu vida divina,
Por tus trabajos,
Por tu Pasión y gloria,
Por tu cruz y desamparo,
Por tus sufrimientos,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu resurrección,
Por tu ascensión,
Por tu institución de la santísima Eucaristía,
Por tus gozos,
Por tu gloria, ”
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, perdónanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Anotaciones:
4ta Etapa
El conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Leyendo los Santos Evangelios nos sorprende la variedad de nombres que se le dan a Cristo, ya sea por parte de los evangelistas o porque el mismo Cristo se los aplica a sí mismo: Camino, Verdad, Vida, Pastor, Rey, Luz, Pan, Maestro, Compañero de camino, Resurrección, Vida, Salvador, Mesías, Cordero de Dios, etc.. Esto nos demuestra la riqueza inmensa que encierra el corazón de Cristo. Acerquémonos, pues, al Evangelio para descubrir la hondura y profundidad de su Amor.
A lo largo de los Evangelios podemos descubrir diversos títulos de Jesús. Todos nos demuestran que ha sido el hombre más grande de la historia. Muchos hombres han sido admirados,
pero no siempre amados. Jesucristo es el único hombre que ha sido amado más allá de su tumba.
Millares y millares de mártires dieron por Él su sangre. Millares y millares de santos centraron en Él su vida. Jesús ha sido también el hombre más combatido de la humanidad. ¿Qué tendrá este hombre que murió hace dos mil años y hoy molesta a tantos vivos? ¿Qué tendrá este hombre que sigue enterrando a sus mismos enemigos y Él sigue vivo? ¿Quién es Jesús?
Aún resuena en nuestros oídos la pregunta que el mismo Cristo formuló hace dos mil años: «¿Quién decís que soy Yo?» (Mateo 16, 16-17).
Verdadero Dios
Verdadero Hombre
Verdadero Dios
Increado
Dios es el único ser increado que existe necesariamente. Dios es el Ser Necesario que existe desde siempre, que no puede dejar de existir, que es eterno, porque su esencia es existir, no depende de nadie para existir, por eso es increado. El cosmos es limitado en el tiempo y en el espacio, es decir, es contingente. La materia se transforma continuamente, es extensa, limitada, compuesta y divisible, es decir, es contingente. Todo ser limitado es contingente, porque toda limitación supone una carencia. Y lo contingente -como se demuestra en Filosofía- es metafísicamente imposible que sea increado.
Todos recibieron la existencia de otro. No podían existir por sí mismos. «Todo lo que no tiene en sí mismo la razón suficiente de existir, debe recibir de otro la existencia…El ser contingente podría no existir, porque su esencia no exige la existencia…Lo que es mudable es contingente, y todo ser contingente e
xige, como causa suficiente ultima, un SER NECESARIO: DIOS.
Eterno
Dios no ha empezado nunca a existir . Siempre ha existido y nunca dejará de existir. Es decir, que no ha tenido principio ni tendrá fin. Dios es eterno. Boecio definió la eternidad como la posesión total, simultánea y perfecta de una vida interminable . Sería un absurdo decir que hubo un tiempo en el que no existía absolutamente nada. En ese caso, jamás podría haber empezado nada a existir: no existirían seres de ninguna clase. No creados por otro -pues hemos supuesto que en un principio no existía absolutamente nada-, ni tampoco creados por sí mismos, pues sería un absurdo decir que una cosa que no existe pueda hacer algo . Luego si en algún momento no existió nada, nada existiría ahora; pues el primer ser no tuvo modo de empezar a existir . Nada hubiera empezado a existir. Como dice el conocido filosofo francés Claude Tresmontant : «Si en un momento dado nada existe, nada existiría eternamente. La nada absoluta no puede producir ningún ser»(64). Si no hubo nada, nunca nada hubiera podido empezar a existir. Es así que nosotros existimos en un mundo y estamos rodeados de seres de todas clases, luego por fuerza tiene que haber existido, desde toda la eternidad, un Ser que no ha tenido principio y que ha dado origen a todos los seres que hoy existen . Ese Ser, que existe desde toda la eternidad, y es causa de todo lo que existe, es DIOS. Allan Sandage ayudante de Hubble , hasta la muerte de éste en 1953, y que hoy trabaja en el Observatorio de Monte Wilson, Pasadena, California, dice: «Dios es la explicación de que haya algo en vez de nada»(65).
Espíritu Purísimo
Basados en la Biblia y entendiendo y creyendo que existe un ser Supremo el cual llamamos Dios; como principal premisa, podemos entonces proceder a estudiar que es lo que hace a ese ser, Dios único y diferente a todos los demás dioses en los que el hombre cree. Es necesario que este ser posea atributos que solo El solo puede tener y que ningún otro se asemeje. La posesión de estos atributos lo hará Único y por lo tal Soberano. Veamos los atributos:
· Unidad: Dios es uno. Dt. 6:4,
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nbsp; Infinitud: Dios no tiene limites. I Reyes 8:27, Hch 17:28.
· Eternidad: Dios no tiene principio ni fin ni sucesión de tiempo. Génesis 21:33; Salmo 90:2 (No significa que el tiempo sea irreal para Dios, El reconoce la sucesión de los hechos, pero tanto lo presente, lo pasado y lo futuro esta vividamente presente a El.
· Inmutabilidad: Dios no puede cambiar. Stgo. 1:17
· Omnipresencia: Dios está en todo lugar, pero no está en todas las cosas, ni se confunde con ninguna cosa (Panteísmo)
· Soberanía: Dios es el supremo rector del universo. Efesios 1.
· Omnisciencia: Dios conoce todo, lo posible, lo futurible y lo real (pasado, presente y futuro) Mateo 11:21.
· Omnipotencia: (Todopoderoso), Dios todo lo puede. Apocalipsis 19:6.
· Justicia: Equidad moral, «sin acepción de personas». Hechos 17:31
· Amor: Dios busca el bien mas alto en el ejercicio de Su libre voluntad. Efesios 2:4-5
· Verdad: Acuerdo consistente con todo lo que Dios es, dice y hace. Juan 14:6
· Santidad: Lejanía de todo mal. I Juan. 1:5.
Verdadero Hombre
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre: es el misterio central de nuestra fe y es también la verdad-clave de nuestras catequesis cristológicas.
Hemos visto ya que en los Evangelio Jesucristo se presenta y se da a conocer como Dios-Hijo, especialmente cuando declara: «Yo y el Padre somos una sola cosa» (Jn 10, 30), cuando se atribuye a Sí mismo el nombre de Dios «Yo soy» (Cfr. Jn 8, 58), y los atributos divinos; cuando afirma que le «ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28, 18): el poder del juicio final sobre todos los hombres y el poder sobre la ley (Mt 5, 22. 28. 32. 34. 39. 44) que tiene su origen y su fuerza en Dios, por último el poder de perdonar los pecados (Cfr. Jn 20, 22)23), porque aun habiendo recibido del Padre el poder de pronunciar el «juicio» final sobre el mundo (Cfr. Jn 5, 22), Él viene al mundo «a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 10).
Para confirmar su poder divino sobre la creac
ión, Jesús realiza «milagros», es decir, «signos» que testimonian que junto con Él ha venido al mundo el reino de Dios.
Jesús tiene, pues, un cuerpo sometido al cansancio, al sufrimiento, un cuerpo mortal. Un cuerpo que al final sufre las torturas del martirio mediante la flagelación, la coronación de espinas y, por último, la crucifixión. Durante la terrible agonía, mientras moría en el madero de la cruz, Jesús pronuncia aquel su «Tengo sed» (Jn 19, 28), en el cual está contenida una última, dolorosa y conmovedora expresión de la verdad de su humanidad.
Sólo un verdadero hombre ha podido sufrir como sufrió Jesús en el Gólgota, sólo un verdadero hombre ha podido morir como murió verdaderamente Jesús. Esta muerte la constataron muchos testigos oculares, no sólo amigos y discípulos, sino, como leemos en el Evangelio de San Juan, los mismos soldados que «llegando, a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua» (Jn 19, 33-34).
En este contexto, el hacerse semejante a los hombres comportó una renuncia voluntaria, que se extendió incluso a los «privilegios», que Él habría podido gozar como hombre. Efectivamente, asumió «la condición de siervo». No quiso pertenecer a las categorías de los poderosos, quiso ser como el que sirve: pues «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mc 10, 45).
La resurrección confirma de un modo nuevo que Jesús es verdadero hombre: si el Verbo para nacer en el tiempo «se hizo carne», cuando, resucito volvió a tomar el propio cuerpo de hombre. Sólo un verdadero hombre ha podido sufrir y morir en la cruz, sólo un verdadero hombre ha podido resucitar. Resucitar quiere decir volver a la vida en el cuerpo.
Su Vida terrenal y Su Entrega
Por amor a los hombres, y por obediencia a su Padre, deja su trono de Gloria para tomar cuerpo humano en materia creada.
Su vida oculta
· Por amor se somete al vientre materno, prisionero durante 9 meses,
El siendo dueño de LA LIBERTAD
· Ser niño totalmente dependiente de sus padres siendo
El TODOPODEROSO
· Ser educado y mandado por sus propias criaturas siendo
El MAESTRO (Ej. Jesús perdido y hallado en el templo)
Su vida pública y Su Cruz
· Enseñaba: con sencillez parábolas para pudieran entender
· Curaba las enfermedades del cuerpo y del alma
· Perdonaba ofensas, desconfianzas y calumnias
· Se compadecía de los doloridos Ej: Viuda de Naim, Lázaro
Entregó todo a los hombres
· Su Libertad
· Su dignidad
· Su derecho
· Su Madre
· Su Vida
· Su palabra Viva
· Verbo encarnado
· Palabra que transforma al que la escucha
· Palabra que salva y que da vida
· Palabra que juzga
Finalmente después de tanta entrega quiso quedarse prisionero en el Sagrario esperando que sus hijos vayan a visitarlo en la Eucaristía esperando que sus sacerdotes transformen el pan y el vino en su cuerpo y su sangre.