
Santa Esclavitud de amor a María 6
De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes.
Día 6
ORACIONES
Veni, Creator Spiritus
Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de tus siervos, llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.
Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, amor,
y unción espiritual.
Tú septiforme en el don,
dedo de la paterna diestra,
Tú, auténtica promesa del Padre,
que enriqueces las lenguas con palabras.
Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad de nuestro cuerpo.
Rechaza más y más lejos al enemigo, concede prontamente la paz,
yendo así Tú delante como guía, evitemos todo mal.
Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos también al Hijo
y por ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.
A Dios Padre sea la gloria
y al Hijo, que entre los muertos resucitó, y al Paráclito
por los siglos de los siglos. Amén.
Ave Maris Stella
Salve, Estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave De labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, loor a Cristo altísimo
y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí y su nombre es santo.
Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación sobre los que le temen.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia -como la había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Meditación breve:
KEMPIS: Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandece la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos. ¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya? Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios. ¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo! Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la eterna. ¡Oh! ¡Cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de ordinarios fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios! De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración mental. Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal. Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa quería del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias. De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes. (Imitación de Cristo, libro I, cap. 18)
PREGUNTATE:
A) LOS SANTOS LO DABAN TODO POR DIOS SIN IMPORTARLE NADA, ¿ERES TU ASI?
B) ¿LUCHAS POR DARLE A DIOS LO MEJOR? LO MEJOR EN EL TIEMPO (MISA, ORACION, PENITENCIA, ACTOS DE CARIDAD).
PREGUNTATE:
. A) CUANTAS VECES EN TU VIDA TE HAS ELEVADO CREYENDOTE GRANDE,
CUANTAS VECES NI TE ACORDASTE DE DIOS PORQUE TODO IBA BIEN PERO, ¡SIN
EL NO SOMOS NADA! ¿TE HAS DADO CUENTA DE ESE ERROR TAN GRANDE?
. B) RECUERDA ESAS VECES EN LAS QUE HAS OLVIDADO A DIOS POR EL MUNDO O
TUS COSAS Y PIDELE PERDON Y PROMETE TENERLE PRESENTE EN ADELANTE…
Meditación extendida:
El Juicio Universal
Composición de lugar. La escena del Juicio, como se representa en un famoso fresco de Miguel Ángel. En el plano superior está Jesucristo, que con además terrible precipita en el infierno a los condenados. En el segundo plano está María Santísima, que, al ver la cólera de su Hijo, parece decir: Ya no hay remedio. Y sin interponerse entre él y los pecadores, queda detrás, inmóvil.
Petición. Terror de la Divina Justicia y sentimiento de la vanidad del mundo, que me obliguen a arrojarme a los pies de Nuestra Señora, para ser siempre su esclavo.
Punto I. Los preparativos.
“¡Día de ira el día aquel que deshará en cenizas todo el siglo!”. “El sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor y las estrellas caerán del cielo; y en la tierra habrá angustia de las gentes por la confusión del sonido del mar y de las olas, secándose los hombres a causa del temor y expectación de las cosas, que sobrevendrán a la redondez de la tierra: porque las virtudes del cielo se conmoverán. Y entonces se mostrará la señal del Hijo del Hombre (la santa cruz) en el cielo, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra. Y entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con grande poder, gloria y majestad. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo al otro…”
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán… Mas el día y la hora nadie lo sabe… Mas como en los días de Noé así será la venida del Hijo del Hombre; porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose, etc., y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en un campo, el uno será tomado y el otro será dejado; dos mujeres moliendo en un molino, la una será tomada y la otra dejada. Mirad, pues; velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo, ni a qué hora ha de venir vuestro Señor. Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los cuidados de esta vida y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra.”
Empapemos nuestra alma en el santo temor que en ella despiertan estas enseñanzas recogidas por los Evangelistas en los labios del mismo Cristo Señor nuestro. Veamos en qué han de parar todas las cosas del mundo y cuán poco se ha de amar, si se ha de temer lo que tan pronto se ha de acabar. Renunciemos como esclavos de María a todas las pompas y vanidades del siglo, y estaremos siempre preparados para la venida del Juez Eterno.
P. II. El juicio. – ¡Qué vergüenza para mí si ahora mismo se manifestaran todos los pecados de mi vida en forma de asquerosa lepra que cubriera mi cuerpo!… Pues aquel día todos los hombres del mundo los podrán leer en mi conciencia. Y verán mis ingratitudes al comparar mis pecados con las gracias que de Dios he recibido. “Los varones de Nínive se levantarán en juicio contra esta generación, y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia cuando le spredicó Jonás y algo más que un Jonás hay aquí.”
“¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotros, hubieran hecho penitencia!” Estas amenazas de Jesucristo a los pueblos que diariamente escuchaban su doctrina caen de lleno sobre mí. ¡Ay de ti, alma favorecida de Dios con tantas gracias, y singularmente protegida por la Reina del Cielo! Los gentiles y los herejes se levantarán contra ti y te condenarán. Ellos no tuvieron madre que les llevara de la mano por el camino del cielo. ¿Qué extraño que erraran y que desfallecieran? Pero tú, que conocías las bondades de nuestra Madre cariñosa, y voluntariamente te arrancaste de su mano, porque quería suavemente alejarte de los peligrosos goces del mundo, ¿qué excusa podrás entonces alegar?
Pero el verdadero esclavo de María, que no dejó de la mano a su Madre y la siguió por el camino de la cruz, ¡qué alegre la verá entonces triunfando majestuosa entre las nubes, y se acercará a Ella para que la presente a su Hijo! “Los que en la vida se conformaron al Crucificado (y a la Reina de los dolores) Se acercarán a Cristo Juez con grande confianza.” (Kempis.)
P. III. La sentencia. –“Al que me confesare delante de los hombres (dice Jesucristo) yo le confesaré delante de mi Padre Celestial; y del que se avergonzare de mí yo también me avergonzaré.” ¡Ay de ti si te avergüenzas de seguir fra
ncamente la senda de la virtud, por temor a lo que dirán los mundanos! Duro te será algunas veces despreciar los respetos humanos; pero más duro ha de ser oír aquel día el terrible: “Id, malditos, al fuego eterno.”
¿Qué será ver entonces la mirada amenazadora de Cristo? ¿Qué será ver a la Santísima Virgen (cual la tenemos descrita en la composición de lugar), que contemplando la ira de su Divino Hijo parece decir: Nada hay que le pueda doblegar; ni satisfacción, ni misericordia, ni ruegos. “Lo que mejor expresa las angustias de este último día no es pensar que el mundo se arruina, ni que Dios está airado, es recordar que la dulce voz de María no se hace oír más en favor de los pecadores, y que, aunque quisiera hablar, no se la escucharía.” (Augusto Nicolás.)