Santa Esclavitud de amor a María 28
Jesús con María en las Bodas de Caná
Se empleará en conocer a Jesucristo. San Luis María recomienda que se medite lo que acerca de Él ha escrito; y así, nosotros compondremos nuestras meditaciones con fragmentos de sus dos obras, la Verdadera devoción y el Amor de la Sabiduría.
Oraciones vocales. Recomienda el Santo la oración de San Agustín; las letanías del Espíritu Santo y el Ave Maris Stella, ya señalados para las semanas precedentes, y las letanías del Nombre de Jesús.
ORACIONES DE LA TERCERA SEMANA
DÍA 28
Meditación breve:
EVANGELIO: Sentados hacían la guardia allí. Sobre su cabeza pusieron escrita su causa: Éste es Jesús, el Rey de los judíos. Entonces-fueron crucificados con Él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban le injuriaban, moviendo la cabeza y diciendo: Tú que destruías el templo y lo reedificabas en tres días, sálvate ahora a ti mismo; si eres hijo de Dios, baja de esa cruz. E igualmente los príncipes de los sacerdotes, con los escribas y ancianos se burlaban y decían: Salvó a otros y a sí mismo no puede salvarse. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en Él. Ha puesto su confianza en Dios; que Él le libre ahora, si es que le quiere, puesto que ha dicho: Soy el Hijo de Dios. Asimismo los bandidos que con Él estaban crucificados le ultrajaban. (Mt. 27, 36-44)
KEMPIS: Esta palabra parece dura a muchos; niégate a ti mismo, toma tu cruz, y sigue a Jesús. Peto mucho más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno. Pues los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la cruz, no temerán entonces oír la palabra de la eterna condenación. Esta señal de la cruz estará en el cielo, cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron en la vida con el Crucificado, se llegarán a Cristo juez con gran confianza. Pues que así es, ¿por qué temes tomar la cruz, por la cual se va al reino? En la cruz está la salud, en la cruz la vida, en la cruz está la defensa de los enemigos, en la cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la cruz:, está la fortaleza del corazón, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del alma, ni la esperanza de la vida eterna, sino en la cruz. Toma, pues, tu cruz, y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. Él vino primero, y llevó su cruz y murió en la cruz por ti, porque tú también la lleves y desees morir en ella. Porque si mueres juntamente con Él, vivirás con Él. Y si fueres compañero de la pena, lo serás también de la gloria. (Imitación de Cristo, libro II, cap. 2)
PREGUNTATE:
. A) ¿COMO VIVES TUS CRUCES? ¿LAS RECHAZAS O LAS INTEGRAS COMO CAMINO DE
SALVACION?
. B) ¿AYUDAS A OTROS CON SUS CRUCES PERSONALES? ¿TE SIENTES BICHO RARO
POR TENERLAS O DESCUBRES QUE ES EL CAMINO NORMAL PARA TODOS AQUÍ EN LA TIERRA?
Meditación extendida:
Jesús con María en las Bodas de Caná
Composición de lugar. La sala del festín, donde comen el Señor y discípulos y la Virgen Santísima sirve a la mesa.
Petición. “Conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre para que más le ame y le siga.” (San Ignacio.)
Punto I. Veamos cómo en este paso la Virgen Nuestra Señora nos da a conocer el Corazón de Jesús, y nos enseña a tratar con él. Confiada, se acerca a Él para pedirle un milagro, como quien conoce su generosidad y llaneza, y no duda que lo hará por complacer a los que le aman, aunque hasta entonces no hubiera hecho públicamente ninguno. ¿Por qué no me acercaré a Él con esa confianza yo que le veo hacer todos los días tantos milagros, por mi amor, en el Santísimo sacramento?
Sabe muy bien Ella que, a pesar de la llaneza que usa, quiere Nuestro Señor que se le trate con el respeto que como Dios merece, y así le hace aquella tan prudente y respetuosa indicación: “No tienen vino.” Entiende también que a Nuestro Señor le gusta hacerse de rogar y probar la confianza del que pide, haciendo como que niega o dilata, para conceder después; y así, sin desanimarse por la respuesta, en apariencia dura, va a los criados y les dice que hagan lo que su Hijo les mande. Oh Virgen prudentísima y amorosísima Madre, enséñame a conocer la amabilidad del Corazón Divino, a tratar con él con llaneza y con respeto, a confiar en él, aunque me mate (Job 13, 15), y a estar dispuesto para hacer cuanto me diga.
P. II. Los sirvientes “en las Bodas de Caná, por haber seguido el consejo de la Virgen Santísima, fueron honrados con el primer milagro de Jesucristo. Del mismo modo todos los que hasta el fin de los siglos sean honrados con las maravillas de Dios, no recibirán estas gracias sino a consecuencia de su perfecta obediencia a María”.
Resuene, pues, de continuo en nuestro oídos el quodcumque dixerit facite, que dijo entonces Nuestra Señora: “Cualquiera cosa que mi Hijo os dijere, hacedla.” Aquí tenemos un programa completo de vida espiritual. Hacer cuanto Jesús nos diga en su Evangelio; cuanto nos diga por su Iglesia, por nuestros superiores, que están en lugar suyo; por las internas ilustraciones e inspiraciones. Cualquiera cosa que sea lo que nos mande, aunque nos parezca imposible a inútil para el fin que se pretende, como traer agua para remediar la falta de vino. “El obediente cantará victoria.”
P. III. “Por su humilde oración (de María) convirtió (Jesús) el agua en vino, y éste es el primer milagro en el orden de la naturaleza (de que nos da cuenta el Evangel
io). Por María ha comenzado y ha continuado sus milagros y los continuará hasta el fin del mundo.”
Confiemos, pues, en la omnipotencia suplicante de Nuestra Señora y esperemos de Ella la restauración de todas las cosas en Cristo, que nos promete San Luis María: los tiempos en que “resplandecerá María, como nunca, por su misericordia, su poder y gracia”, y por Ella reinará el Corazón de Jesús. Y entretanto, esperemos de Ella que nos alcanzará abundantísimas gracias para subir a la cumbre de la perfección, para conocer y amar cada vez más al Corazón de Jesús. Oh amadísima Madre, si pides milagros para que no falte el vino, sin que nadie te lo pida, ¿no los harás, pidiéndotelos con instancia, para que no me falte el amor de tu Hijo?