Retiro Mariano 2 Sanación Familia
Restauración de la Familia
PRIMER TEMA
La angustia, la pena, la soledad, la tristeza, el pesimismo, la violencia…
Son experiencias comunes a todos, que nos demuestran y hacen más vulnerables, débiles y atormentados.
Todos estas experiencias tienen una raíz fundamenta, una carencia, un vacío que se experimenta y detecta como un angustia, que se transforma en arena movediza, que nos hace más instables en nuestra experiencia de vida.
Es que el alma, la mente y el corazón humano fueron criados para contener un bien preciable que es el único que puede plenificar la existencia humana: ese bien es el amor.
Amor es la posesión del bien verdadero y pleno principio y fin de la felicidad.
Que es el amor según los grandes filósofos: La posesión, más perfecta del bien más pleno y del modo más perfecto y elevado: Felicidad
El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor…
¿Pero porque la angustia?
La capacidad de reconocer la verdad y la bondad
Queda oscurecidas por las tinieblas que los que nos deja la dependencia a lo pasajero y superficial, y fácilmente es cambiado la bueno que de verdad nos haría felices por lo que es un falso bien, una sensación engañosa, un placer pasajero, que nos deja varios, y ciegos.
El pecado hace estragos. El intento de ser felices con aquello que nosotros, al margen de Dios, nos hace vivir momentos de aparentemente felicidad, es lo más inconsistente en la experiencia sicológica, que necesita de la sensación para percibir el bien, porque hace un esfuerzo de imaginación, deseo y pasión, para percibir por una sola impresión, como las tinturas en el papel fotográfico, que no es ni el paisaje, ni las hojas de los prados, sino solo una sensación que quedó en el registro de la inteligencia para ser abrazadas por el alma.
El pecado deja no solo una percepción amarga, y nos aleja de la verdadera felicidad, que es plena, inunda el entendimiento, inflama de caridad y generosidad el corazón y la voluntad, que crea y alienta, que abre y aumenta la profundidad de la herida por que profundiza el espacio que iba llenar aquello que entendemos como pecado.
Se deja de amar de verdad y se deja de ser amado o de percibir el verdadero amor. Solo se pondera lo aparente.
Génesis 3, 8 – 13
8 Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahvé Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín.9 Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» 10 Éste contestó: «Te he oído andar por el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; por eso me he escondido.» 11 Él replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?» 12 Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.» 13 Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»
Génesis 4, 8 – 9
8Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. 9Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?…
La Familia Herida: Entre los efectos del pecado quedan huellas considerables. La Perdida de la gracia en el alma, la enemistad y distancia con Dios, la expulsión del E S.
Significa que afloran todas las miserias de debilidades, inclinaciones desordenadas, pasiones y heridas. No contamos con la fortaleza del Espíritu Santo para lidiar con ellas, trancan el desarrollo de las capacidades humanas, racionales y espirituales. No tenemos tampoco la fortaleza para enfrentar la adversidad, el fracaso, la des acreditación, las carencias y necesidades.
Esa complejidad del egoísmo, resentimiento y egocentrismo lleva a que se dañe una realidad elemental de la humanidad:
La familia.
La paternidad: Quien debe contener humana y físicamente, sostener, proteger educar en el desarrollo y relación del mundo externo de la persona. La afectividad, relación y simpatía con el mundo externo.
Maternidad: Que debe contener humana y espiritualmente la persona, sustentando el los valores, principios, pensamientos, sentimientos. En la afectividad, relación con el mundo interno que vinculo y adhiere, a si mismo y al otro.
La familia herida por el pecado, queda dañada en su más profunda base que es la de la elección, por la experiencia del pecado se pierde una percepción objetiva de vinculo, union y relación. Se trastoca el conocimiento y adhesión de lo bueno y lo verdadero. Se debilita y quiebra el vínculo con el con el otro. Se abandona la paternidad, se abandona la maternidad, se desconoce a los Padres, se abandona a los hijos. Se equiparan o desprecian. Se dañan por acción y por omisión.
Génesis:
La calidad del Génesis, herida por el pecado, es restaurada por Dios en el Vientre de María.
Es restituida y sanada la Paternidad y la Maternidad.
La Reina de la Paz nos conduce por un camino de sanación
Penitencia: Confesión, Ayuno, Rosario
Camino de renovación
Eucaristía, Palabra de Dios y Oración
NOS DEVUELVE NUESTRA DIGNIDAD PARA PODER VER Y ABRAZAR LA VIDA Y SU HORIZONTE TRASTOCADO Y DESTRUIDO POR EL PECADO Y SUS SECUACES.
Mensaje, 25 de marzo de 1997
“¡Queridos hijos, hoy los invito de manera especial a tomar la cruz en sus manos y a contemplar las llagas de Jesús. Pidan a Jesús que sane las heridas que ustedes, hijitos, han recibido en el transcurso de su vida a causa de sus pecados o de los pecados de sus padres. Sólo así comprenderán, hijitos, que el mundo necesita la curación de la fe en Dios Creador. Mediante la pasión y muerte de Jesús en la cruz, comprenderán que, sólo con la oración, podrán también ustedes llegar a ser verdaderos apóstoles de la fe, al vivir en sencillez y oración la fe que es un don. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
NOS DEVUELVE LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD
Mensaje, 31 de enero de 1985
“¡Queridos hijos! Hoy quiero decirles que abran sus corazones a Dios, como se abren las flores en la primavera en busca del sol. Yo soy su Mamá y deseo que siempre estén cerca del Padre, a fin de que El conceda siempre abundantes dones a sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 19 de diciembre de 1985
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos al amor al prójimo. Si ustedes aman a su prójimo, experimentarán mejor a Jesús, especialmente el día de Navidad. Dios les concederá grandes gracias si se abandonan a El. El día de Navidad, Yo deseo dar de manera especial mi bendición maternal a las madres. Jesús regalará a los demás con Su bendición. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
AUNQUE TU PADRE Y TU MADRE TE ABANDONARAN YO NUNCA TE ABANDONARÉ
(Pero e que todo don es un instrumento una mediación para conocer y para llegar a vivir, como don, la familia para la que fuimos eternamente creados. Y la intensidad que tengamos en esa eternidad Trinitaria, será según como vivamos o padezcamos la trinidad terrenal).
Mensaje, 24 de mayo de 1984
“¡Queridos hijos! Ya les he dicho que Yo los he escogido de manera especial tal y como son. Yo soy la Madre que los ama a todos. En esos momentos en que las cosas se pongan difíciles, no tengan miedo. Porque Yo los amo también cuando están lejos de Mí y de mi Hijo. Les ruego que no permitan que mi Corazón llore lágrimas de sangre a causa de las almas que se pierden en el pecado. Por lo tanto, queridos hijos, oren, oren, oren! ”
Mensaje, 29 de noviembre de 1984
“¡Queridos hijos! No, ustedes no saben amar y no saben escuchar con amor las palabras que Yo les dirijo. Dénse cuenta, mis predilectos, que Yo soy su Madre y que he venido a la tierra para enseñarles a escuchar por amor, a orar por amor y no a causa de la cruz que llevan. A través de la cruz Dios es glorificado en cada hombre. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 2 de enero de 2012 – Aparición a Mirjana
“Queridos hijos, mientras con preocupación maternal miro sus corazones, veo en ellos dolor y sufrimiento. Veo un pasado herido y una búsqueda continua. Veo a mis hijos que desean ser felices, pero no saben cómo. ¡Ábranse al Padre! Ese es el camino a la felicidad, el camino por el que deseo guiarlos. Dios Padre jamás deja solos a sus hijos, menos aún en el dolor y en la desesperación. Cuando lo comprendan y lo acepten serán felices. Su búsqueda terminará. Amarán y no tendrán temor. Su vida será esperanza y verdad, que es mi Hijo. ¡Les agradezco! Les pido: oren por quienes mi Hijo ha elegido. No deben juzgarlos, porque todos serán juzgados. ”
Mensaje, 25 de diciembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy doy gracias al Seor por todo lo que El está haciendo, de modo especial por la gracia de poder estar también hoy con ustedes. Queridos hijos, estos son días en los que el Padre ofrece gracias particulares a todos aquellos que le abren el corazón. Yo los bendigo y deseo que también ustedes, queridos hijos, conozcan las gracias de Dios y pongan todo a la disposición de Dios para que El sea glorificado a través de ustedes. Mi Corazón sigue atentamente cada uno de sus paso. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 25 de octubre de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos a que cada uno de ustedes se decida por el Paraíso. El camino es difícil para aquellos que no se han decidido por Dios. Queridos hijos, decídanse y crean que Dios Se ofrece a ustedes en toda Su plenitud. Ustedes están invitados y es necesario que respondan al Padre que los invita a través mío. Oren, porque en la oración, cada uno de ustedes pueden alcanzar el amor pleno. Los bendigo y deseo ayudarlos a que cada uno de ustedes se encuentre bajo mi manto. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 25 de agosto de 1990
“¡Queridos hijos! Hoy quisiera invitarlos a tomar con seriedad los mensajes que Yo les doy y a realizarlos en sus vidas. Ustedes saben, mis queridos hijos, que Yo estoy con ustedes y que Yo quisiera conducirlos a todos por ese mimo camino al Cielo, que es hermoso para aquellos que lo descubren en la oración. Por eso, mis queridos hijos, no olviden que ustedes deben hacer realidad en sus vidas estos mensajes que Yo les doy para que entonces puedan decir: ‘Yo he aceptado los mensajes y trato de vivirlos.’ Queridos hijos, con mis oraciones maternales al Padre Celestial, Yo los protejo. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
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SEGUNDO TEMA
San Mateo 17, 1-9
En aquel tiempo toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».
El Don del Hijo
Este grado de purificación, sanción y restauración no es posible si no es arrastrado por el dinamismo del amor: no puede ser solo el resultado de un esfuerzo seco o de un examen riguroso. Además, para hacer posible este incesante «entrar» en el amor, en medio de las elecciones, como en medio de la vida, san Ignacio presenta en el momento de elegir una nueva consideración, conocida con el nombre de «tres maneras de humildad» [164].
El amor del Padre se ha manifestado en el Hijo hasta el total anonadamiento: Jesús se ha hecho semejante al hombre a quien ama. Es el amor del siervo que no busca tener reputación de justo, sino serlo. Con Cristo, que se reviste y vive del amor, nosotros dejamos ya de tratar de conseguir una perfección personal, sino que tratamos de hacer todo «en servicio y alabanza de su divina Majestad» La mayor gloria de Dios, que se hace patente en el rostro de Cristo, se convierte en el único anhelo del «alma enamorada» (san Juan de la Cruz), desarrollo final de aquella disposición de alma Pobre y de Niño, que quedó descrita en las Bienaventuranzas.
Actitud llega el hombre a vivir en equilibrio bajo el impulso del Espíritu. Es un equilibrio en continua actividad. El equilibrio que se establece entre dos personas que se aman con un amor verdadero puede darnos una idea de lo que aquí se realiza: los dos no tienen sino un mismo querer, un mismo estilo, una misma manera de sentir. Se llega a una semejanza perfecta. A partir de ella es como se hacen las mejores elecciones.
Este es mi hijo amado:
“Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia; escuchadle” (Mt 17, 5).
La oración es la primera condición para educar el corazón, porque orando nos ponemos en disposición de dejar a Dios la iniciativa, de confiarle los hijos, a los que conoce antes y mejor que nosotros, y sabe perfectamente cuál es su verdadero bien
Aparición de Jesús resucitado a su Madre
Los Evangelios no relatan ninguna aparición de Jesucristo a María Santísima, pero la omisión de tal referencia no indica que dicho acontecimiento no haya tenido lugar. Por el contrario, una antiquísima tradición conmemora dicha aparición como la primera de las apariciones de Cristo. El arte ha dejado plasmado esto en los inmortales versos del poeta cristiano Sedulio, quien en el siglo V, sostenía que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, dice el poeta, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el “resplandor” de la Iglesia 1.
Haciéndose eco de esta tradición, San Ignacio, en la Cuarta Semana de sus Ejercicios Espirituales, sugiere la meditación de este paso con las siguientes palabras: “Primero: apareció a la Virgen María, lo cual, aunque no se diga en la Escritura, se tiene por dicho, en decir que apareció a tantos otros.”
(1Co 15,14: Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe). Por eso dice el libro de los Hechos que la primerísima predicación se encomendó a testigos escogidos por Dios(Hch 10,41), es decir, a los Apóstoles, los cuales con gran poder (Hch 4, 33) dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Y cuando los Apóstoles se reunieron a elegir el reemplazante de Judas Iscariote, Pedro puso como cualidad esencial de los candidatos el ser capaces de dar testimonio personal y experimental de la verdad de la resurrección de Cristo:
Asimismo, nos inclina a pensar que Jesús se ha aparecido a su madre, ¡y en primer lugar!, la extraña ausencia de María Santísima entre el grupo de mujeres que se dirige al sepulcro para dar los últimos cuidados al cuerpo muerto del Señor (cf. Mc 16,1; Mt 28,1). ¿Por qué sólo parece estar ausente quien más motivo tenía para cumplir esos últimos gestos de piedad con el cadáver del hijo amado? Esto sólo es comprensible si se piensa que María no fue al sepulcro porque sabía que su Hijo no estaba allí. Más todavía si se tiene en cuenta que, por la misteriosa voluntad de Dios y probablemente en premio de su fidelidad en el Calvario, las mujeres serán las primeras encargadas de anunciar el misterio de la Resurrección; ¡pero la más fiel de esas mujeres —y la causa de que las demás tuviesen el valor de estar junto a la Cruz— fue su Madre! ¿Cómo ese anuncio no iba a comenzar por Ella?
Esta aparición es postulada por un motivo teológico: la singular asociación de María Santísima a los misterios de su Hijo. La asociación única y especialísima de María a los misterios de la Encarnación, del Nacimiento y sobre todo de la Pasión y Muerte (Juan 19,25: junto a la cruz Jesús, estaba María su madre) exige que también en este misterio central de la Resurrección Ella ocupe un lugar privilegiado. La más cercana en la encarnación, la más cercana en el nacimiento, la más cercana en su muerte, ¿no iba a ser la más cercana en su resurrección?
“No sale tan hermoso el lucero de la mañana —dice fray Luis de Granada—, como resplandeció en los ojos de la Madre aquella cara llena de gracias y aquel espejo sin mancilla de la gloria divina. Ve el cuerpo del Hijo resucitado y glorioso, despedidas ya todas las fealdades pasadas, vuelta la gracia de aquellos ojos divinos y resucitada y acrecentada su primera hermosura. Las aberturas de las llagas, que eran para la Madre como cuchillos de dolor, verlas hechas fuentes de amor, al que vio penar entre ladrones, verle acompañado de ángeles y santos, al que la encomendaba desde la cruz al discípulo ve cómo ahora extiende sus amorosos brazos y le da dulce paz en el rostro, al que tuvo muerto en sus brazos, verle ahora resucitado ante sus ojos. Tiénele, no le deja, abrázale y pídele que no se le vaya, entonces, enmudecida de dolor, no sabía qué decir, ahora, enmudecida de alegría, no puede hablar”.
Por eso decía Juan Pablo II: “Los evangelios no nos hablan de una aparición de Jesús resucitado a María. De todos modos, como Ella estuvo de manera especialmente cercana a la cruz del Hijo, hubo de tener también una experiencia privilegiada de su resurrección”5.
Jesús en brazos de su Madre
«Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en un pesebre». (Lc 2,11a.12).
Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre (Pieta)
A modo Divino
. “Nadie conoce al Hijo sino el Padre” (Mt 11, 27). “Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre” (Lc 10, 22).
A modo humano: nadie conoce al Hijo sino la Madre
«En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.»
Mateo, 25, 40
La Reina de la paz es una Madre que busca en nosotros abrazar el rostro de su Hijo Jesús…
Mensaje, 1 de noviembre de 1984
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a renovar la oración en sus casas. Los trabajos del campo han terminado. Ahora dedíquense a la oración. Que la oración ocupe el primer lugar en sus familias. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 15 de noviembre de 1984
“¡Queridos hijos! Ustedes son un pueblo elegido y Dios les ha concedido muchas gracias. Ustedes no están conscientes de los mensajes que Yo les doy. Ahora deseo decirles sólo esto: oren, oren, oren! No sé que otra cosa decirles, porque Yo los amo y deseo que en la oración conozcan mi amor y el amor de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 2 de mayo de 1985
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a orar con el corazón y no sólo por hábito. Algunos vienen pero no quieren progresar en la oración. Por tanto, como su Mamá, Yo quiero suplicarles: oren para que en todo momento la oración prevalezca en sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 16 de mayo de 1985
“¡Queridos hijos! Los invito a una oración más activa y a una participación más activa en la Santa Misa. Yo deseo que su Misa sea una experiencia real de Dios. Deseo que experimenten a Dios en sus corazones durante la Santa Misa. Yo quiero decir en particular a los jóvenes: estén abiertos al Espíritu Santo, ya que Dios los quiere atraer a El en estos tiempos en los que Satanás está obrando fuertemente. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Mensaje, 25 de agosto de 2016
“Queridos hijos! Hoy quiero compartir con ustedes la alegría del Cielo. Ustedes, hijitos, abran la puerta del corazón a fin de que en su corazón crezca la esperanza, la paz y el amor que solo Dios da. Hijitos, están demasiado apegados a la Tierra y a las cosas terrenales, por eso Satanás los agita como el viento lo hace con las olas del mar. Por lo tanto, que la cadena de su vida sea la oración con el corazón y la adoración a mi Hijo Jesús. Entreguen a Él su futuro para que en Él sean alegría y ejemplo para los demás con sus vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”
Mensaje, 2 de agosto de 2014 – Aparición a Mirjana
“¡Queridos hijos! La razón por la que estoy entre vosotros, mi misión, es ayudaros a que venza el Bien, aunque a vosotros ahora eso no os parece posible. Sé que muchas cosas no las comprendéis, como tampoco yo comprendía todo, todo lo que mi Hijo me enseñaba mientras crecía junto a mí, pero yo creí en Él y lo seguí. Eso mismo os pido a vosotros, que creáis en mí y que me sigáis. Pero, hijos míos, seguirme a mí significa amar a mi Hijo por encima de todo, amarlo en cada ser humano, sin distinción. Para que podáis hacerlo, os invito nuevamente a la renuncia, a la oración y al ayuno. Os invito a que la vida de vuestra alma sea la Eucaristía. Os invito a ser mis apóstoles de luz, que en el mundo difundiréis el amor y la misericordia. Hijos míos, vuestra vida es solo un abrir y cerrar de ojos hacia la vida eterna. Y cuando vosotros lleguéis ante mi Hijo, Él verá en vuestros corazones cuánto amor habéis tenido. Para que podáis difundir de la mejor manera el amor, yo le pido a mi Hijo que, a través del amor, os conceda la unión por medio de Él, la unidad entre vosotros, la unidad entre vosotros y vuestros pastores. Mi Hijo siempre se da de nuevo por medio de ellos y renueva vuestra alma. Eso no lo olvidéis. ¡Os doy las gracias! ”
Mensaje, 2 de julio de 2016 – Aparición a Mirjana
“Queridos hijos, mi presencia viva y real entre vosotros, tiene que haceros felices, debido al gran amor de mi Hijo. Él me envía entre vosotros para que con mi amor maternal os dé seguridad, para que comprendáis que el dolor y la alegría, el sufrimiento y el amor, hacen que vuestra alma viva intensamente; para invitaros nuevamente a glorificar el Corazón de Jesús, el corazón de la fe: la Eucaristía. Mi Hijo, día a día, a través de los siglos, retorna vivo en medio de vosotros, regresa a vosotros, aunque en verdad, nunca os ha abandonado. Cuando uno de vosotros, hijos míos, regresa a Él, mi Corazón materno exulta de alegría. Por eso, hijos míos, regresad a la Eucaristía, a mi Hijo. El camino hacia mi Hijo es difícil, lleno de renuncias, pero al final está siempre la luz. Yo comprendo vuestros dolores y sufrimientos, y con amor maternal, enjugo vuestras lágrimas. Confiad en mi Hijo, porque Él hará por vosotros lo que ni siquiera sabríais pedir. Vosotros, hijos míos, debéis preocuparos solo por el alma, porque ella es lo único que os pertenece en la Tierra. Sucia o limpia, la tendréis que presentar ante el Padre Celestial. Recordad: la fe en el amor de mi Hijo siempre es recompensada. Os pido que oréis, de manera especial, por quienes mi Hijo ha llamado a vivir según Él y a amar a su rebaño. ¡Os doy las gracias! ”
Mensaje, 2 de diciembre de 2016 – Aparición a Mirjana
“Queridos hijos, mi Corazón materno llora mientras miro lo que hacen mis hijos. Los pecados se multiplican, la pureza del alma es cada vez menos importante, se olvida a mi Hijo, y se adora siempre menos y mis hijos son perseguidos. Por eso, hijos míos, apóstoles de mi amor, con el alma y con el corazón, invocad el Nombre de mi Hijo; Él tendrá palabras de luz para vosotros. Él se manifiesta a vosotros, parte el Pan con vosotros y os da palabras de amor para que las transforméis en obras de misericordia y, de este modo, lleguéis a ser testigos de la verdad. Por eso, hijos míos, no tengáis miedo. Permitid que mi Hijo esté en vosotros; Él se servirá de vosotros para atender a aquellos que están heridos y para convertir a las almas perdidas. Por eso, hijos míos, regresad a la oración del Rosario. Rezadlo con sentimientos de bondad, de sacrificio y de misericordia. Orad no solo con las palabras, sino también con obras de misericordia; orad con amor hacia todas las personas. Mi Hijo, con su Sacrificio, ha enaltecido el amor; por eso, vivid con Él para tener fuerza y esperanza, para tener el amor que es vida y que conduce a la vida eterna. Por ese amor de Dios también yo estoy con vosotros y os seguiré guiando con amor materno. Os doy las gracias. ”
Mensaje, 2 de octubre de 2017 – Aparición a Mirjana
“Queridos hijos, como Madre yo os hablo con palabras simples, pero llenas de amor y de solicitud por mis hijos que, por medio de mi Hijo, me habéis sido confiados. Mi Hijo, que es del eterno presente, os habla con palabras de vida y siembra amor en los corazones abiertos. Por eso os pido, apóstoles de mi amor: tened corazones abiertos, siempre dispuestos a la misericordia y al perdón. Por mi Hijo, perdonad siempre al prójimo, porque así la paz estará en vosotros. Hijos míos, preocuparos por vuestra alma, porque es lo único que en realidad os pertenece. Os olvidáis de la importancia de la familia. La familia no debería ser lugar de sufrimiento y dolor, sino lugar de comprensión y ternura. Las familias que intentan vivir según mi Hijo viven en amor recíproco. Desde que mi Hijo era pequeño, me decía que para Él todos los hombres son sus hermanos. Por eso recordad, apóstoles de mi amor, que todos los hombres que encontráis, son familia para vosotros; hermanos según mi Hijo. Hijos míos, no perdáis el tiempo pensando en el futuro con preocupación. Que vuestra única preocupación sea, cómo vivir bien cada momento según mi Hijo: he ahí la paz. Hijos míos, no olvidéis nunca orar por vuestros pastores. Orad para que puedan acoger a todos los hombres como hijos suyos y sean para ellos padres espirituales según mi Hijo. ¡Os doy las gracias! ”Retiro Mariano 2 Sanación Familia