Rerum novarum 134 años

Rerum novarum 134 años

16 de mayo de 2025 Desactivado Por Regnumdei

La Encíclica se publicó el 15 de Mayo de 1891

La católica tercera vía

Editorial Diario La Vanguardia


El simbolismo del nombre, León, que el nuevo pontífice de los católicos ha adoptado suscita unanimidad en la opinión pública: es una guía implícita de sus intenciones. León XIII intervino decisivamente en las batallas ideológicas del siglo XIX, el de la industrialización, las grandes migraciones del campo a la ciudad, las pésimas condiciones de vida de los trabajadores, el malestar social, las violentas luchas sociales. Era el siglo del capitalismo feroz y, por consiguiente, también del anarquismo, del naciente movimiento obrero y el marxismo.

La encíclica Rerum novarum (De las cosas nuevas) de León XIII introdujo en este polarizado conflicto una tercera vía en defensa de la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. Si bien condenaba los excesos del capitalismo, también defendía el “derecho natural” a la propiedad privada. Propugnaba el respeto a los derechos de los trabajadores, así como de sus deberes y de los deberes de directivos y patrones. Subrayaba la obligación cristiana de ayudar a los demás en sus necesidades e insistía en la importancia de establecer asociaciones de trabajadores para su defensa y promoción humana. Opuesto a la dialéctica marxista, León XIII exhortaba tanto al mundo obrero como a las patronales a pugnar por la reconciliación de las clases sociales apelando a los principios morales del evangelio.

Aunque la izquierda cultural sigue tildando la obra de León XIII como un intento de bloquear y apaciguar el movimiento obrero internacional, lo cierto es que la encíclica Rerum Novarum ha pasado a la historia como un formidable instrumento en favor de la dignidad de la clase trabajadora, fermento de numerosas iniciativas sindicalistas y sociales de apoyo, mejora y fomento y protección de las clases populares. De este tronco cultural nació la corriente política de la democracia cristiana, que, si bien no en todos los países europeos arraigó de manera explícita, en todos ellos influyó decisivamente, por lo que es considerada, junto a la socialdemocracia, como una de las columnas vertebradoras de lo que se ha dado en llamar el Estado de bienestar.

El mundo actual es muy distinto del conflictivo siglo XIX. Los retos son otros, aunque no menos arduos y complejos que aquellos. Crisis climática, crisis migratoria, “guerra mundial a trozos” (según afortunada e inquietante definición del papa Francisco), individualismo a ultranza, disgregación identitarista, hedonismo rampante, ideología de género. La humanidad no sabe cómo conjurar un difuso y creciente malestar, visible de manera a la vez real y simbólica en la violencia autoinfligida en tantos jóvenes. Robert Prevost parece muy consciente de la exasperada crisis de nuestro tiempo. En su primera y emocionada intervención en el balcón de San Pedro, alzó la bandera de la paz y del desarme en un mundo en el que no cesan de aumentar los conflictos regionales, el desparpajo cultural del belicismo y la carrera armamentística.

Si León XIII defendió la dignidad del trabajador, “hoy la Iglesia –dijo el Papa ayer en una reunión a puerta cerrada con los cardenales– está llamada a responder a una nueva revolución industrial y a los avances de la inteligencia artificial, que plantean nuevos desafíos para la dignidad humana, la justicia y el trabajo”. En este discurso, León XIV elogió una vez más el pontificado de Francisco, especialmente por su entrega absoluta. Pero la referencia a otro pontificado, el de Pablo VI, no fue menos significativa. Citando las palabras con que en 1963 el papa Montini iniciaba el pontificado, León XIV apeló ayer a un diálogo con el mundo desde la fe cristiana y apelando a las personas de “buena voluntad”. Pablo VI es recordado como un papa sufridor, dolorido por la escisión entre fe y modernidad laicista. Consolidada en el mundo una posmodernidad líquida y relativista, el malestar de la humanidad persiste y León XIV invita de nuevo al diálogo desde la fe.

En la homilía de su primera misa, al referirse al desprecio de la religión en la cultura dominante, realizaba una sintética descripción de los valores de referencia en el mundo de hoy: “Existen entornos en los que la fe cristiana es vista como algo absurdo, propio de personas débiles o poco inteligentes; contextos en los que se prefieren otras seguridades, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”. Tecnología, dinero, éxito, poder y placer conforman, en efecto, los valores hoy dominantes y León XIV está dispuesto a confrontarlos con los valores cristianos.

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