Papa Francisco: la dignidad humana, la paz internacional y la justicia centren la política y la economía

Papa Francisco: la dignidad humana, la paz internacional y la justicia centren la política y la economía

19 de junio de 2013 Desactivado Por Regnumdei

Alentando a la economía y a la política a cumplir su cometido de servir a la humanidad, «comenzando por los más pobres y los más vulnerables donde quiera que se encuentren, incluso en el vientre de sus madres»

 

La actual crisis mundial demuestra que la ética no es algo externo a la economía, sino que es un elemento integral e ineludible del pensamiento económico y de la acción económica, escribe el Papa Francisco, recordando las palabras de su amado predecesor Benedicto XVI.

 

(RV).-   «El objetivo de la economía y de la política es servir a la humanidad», comenzando por los más débiles, reitera el Obispo de Roma, respondiendo a una carta que le envió el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, con motivo de la cumbre del G8, que reúne este lunes y martes a los países más industrializados del mundo, en Lough Erne, Irlanda del Norte. El Papa alienta a un «cambio audaz», que le vuelva a dar el lugar que le corresponde a la persona humana, que debe estar siempre por encima de los intereses políticos y económicos, porque éstos junto con el dinero, deben servir y no gobernar.

 

La paz exige una renuncia con visión de futuro de ciertas reclamaciones, con el fin de construir juntos una paz más equitativa y justa. Además, la paz es un requisito previo esencial para la protección de mujeres, niños y todas las víctimas inocentes.

 

Alentando a la economía y a la política a cumplir su cometido de servir a la humanidad, «comenzando por los más pobres y los más vulnerables donde quiera que se encuentren, incluso en el vientre de sus madres», el Santo Padre recuerda la importancia de proporcionar a cada habitante del planeta ese mínimo bienestar que le permita vivir con dignidad y libertad, con la posibilidad de mantener una familia, educar a los niños, rezar a Dios y desarrollar su propio potencial humano.

 

El dinero y otros medios políticos y económicos deben servir y no gobernar, teniendo en cuenta que la solidaridad gratuita y desinteresada es, aparentemente de forma paradójica, la clave para el buen funcionamiento de la economía global, señala una vez más el Papa Francisco, recordando la importancia vital de poner al hombre, a cada hombre y mujer en el centro de toda actividad política y económica nacional e internacional, porque el hombre es el recurso más verdadero y más profundo de la política y de la economía y, al mismo tiempo, el fin primordial de ambas.

(CdM – RV)

 

 

 

Texto completo de la carta del Santo Padre:

Honorable David Cameron

Primer ministro

Me complace responder a su amable carta del 5 de junio de 2013, con la que tuvo la amabilidad de informarme sobre la agenda de su Gobierno para la Presidencia británica del G8 durante el año 2013 y sobre la próxima Cumbre, que tendrá lugar en Lough Erne, los días 17 y 18 de junio de 2013, titulada “Una reunión del G-8 que se remonta a los primeros principios”.

Con el fin de que este tema logre su significado más amplio y profundo, es necesario asegurar que toda actividad política y económica, tanto nacional como internacional, haga una referencia al hombre. En efecto, dichas actividades deben, por una parte, permitir la máxima expresión de la libertad y de la creatividad, tanto individual como colectiva, mientras que por otro lado, deben promover y garantizar que puedan ser ejercidas siempre responsablemente y con sentido de solidaridad, con especial atención a los más pobres.

Las prioridades que la Presidencia británica se ha propuesto para la Cumbre de Erne Lough se refieren, sobre todo, al libre comercio internacional, los impuestos y la transparencia por parte de los gobiernos y de los agentes económicos. No falta, asimismo una atención fundamental hacia el hombre, concretizada en la propuesta de una acción concertada por el Grupo, para eliminar definitivamente el flagelo del hambre y para garantizar la seguridad alimentaria. Así como también es un signo de atención a la persona humana, el hecho de que uno de los temas centrales de la agenda es la protección de las mujeres y de los niños de la violencia sexual en situaciones de conflicto, aunque no hay que olvidar que el contexto indispensable para el desarrollo de todas las mencionadas acciones políticas es el de la paz internacional.

Lamentablemente, la preocupación por las graves crisis internacionales es un tema recurrente en los debates del G-8, y, este año, no puede dejar de considerar con atención la situación en Oriente Medio, especialmente en Siria. En este sentido, espero sinceramente que la Cumbre ayude a obtener un alto el fuego inmediato y duradero y a llevar a todas las partes en conflicto a una mesa de negociaciones. La paz exige una renuncia con visión de futuro de ciertas reclamaciones, con el fin de construir juntos una paz más equitativa y justa. Además, la paz es un requisito previo esencial para la protección de mujeres, niños y todas las víctimas inocentes, y para impulsar la lucha para derrotar el hambre, especialmente entre las víctimas de la guerra.

Las acciones incluidas en la agenda de la Presidencia británica del G8, que se proponen apuntar a la legalidad como hilo de oro del desarrollo, con los consiguientes compromisos para hacer frente a la evasión fiscal y para garantizar la transparencia y responsabilidad por parte de los gobernantes, son medidas que indican las profundas raíces éticas de estos problemas, ya que, como mi predecesor Benedicto XVI dejó en claro, la actual crisis mundial demuestra que la ética no es algo externo a la economía, sino que es un elemento integral e ineludible del pensamiento económico y de la acción económica.

Las medidas a largo plazo que están incluidas en la agenda de la Presidencia británica del G8, con miras a garantizar un marco jurídico adecuado para todas las acciones económicas, así como las medidas coyunturales urgentes para resolver la crisis económica global, deben ser guiadas por la ética de la verdad. Ello incluye, en primer lugar, el respeto a la verdad del hombre, que no es simplemente un factor económico adicional, o un bien desechable, sino que está dotado de una naturaleza y de una dignidad, que no pueden reducirse a simples cálculos económicos. Por lo tanto, la preocupación por el fundamental bienestar espiritual de cada persona humana es el punto de partida de cualquier solución política y económica y la medida última de su eficacia y de su validez ética.

Más aún, el objetivo de la economía y de la política es servir a la humanidad, comenzando por los más pobres y los más vulnerables donde quiera que se encuentren, incluso en el vientre de sus madres. Toda teoría o acción económica y política debe esmerarse en proporcionar a cada habitante del planeta ese mínimo bienestar que le permita vivir con dignidad y libertad, con la posibilidad de mantener una familia, educar a los niños, rezar a Dios y desarrollar su propio potencial humano. Esto es lo más importante, en ausencia de esta visión, toda la actividad económica carece de sentido.

En este marco, los diversos y graves problemas económicos y políticos que afronta el mundo hoy en día requieren un cambio audaz de actitud que vuelva a dar el lugar que le corresponde al fin (el ser humano) y a los medios (economía y política). El dinero y otros medios políticos y económicos deben servir y no gobernar, teniendo en cuenta que la solidaridad gratuita y desinteresada es, aparentemente de forma paradójica, la clave para el buen funcionamiento de la economía global.

He querido compartir con usted, Señor primer ministro, estos pensamientos, con el deseo de ayudar a señalar lo que está implícito en todos los órganos políticos, pero a veces se puede olvidar la im
portancia vital de poner al hombre, a cada hombre y mujer en el centro de toda actividad política y económica nacional e internacional, porque el hombre es el recurso más verdadero y más profundo de la política y de la economía y, al mismo tiempo, el fin primordial de ambas.

Señor primer ministro, con la esperanza de haber brindado una contribución espiritual a sus deliberaciones, le ofrezco mis mejores deseos para un resultado fructífero de los trabajos e invoco abundantes bendiciones para la Cumbre de Lough Erne y para todos los participantes, así como para las actividades de la Presidencia británica del G8 durante el año 2013 y aprovecho esta oportunidad para renovar mis mejores deseos y expresar mis sentimientos de estima.

Desde el Vaticano, 15 de junio 2013

(Traducción de Cecilia de Malak – RV)