Padre Pedro Zafra, 12 años en Kiev
Así vive la guerra de Ucrania un sacerdote español en Kiev: «Mucha gente se está convirtiendo»
Ya han pasado más de dos años desde que comenzó el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. No es una guerra; es una invasión del ejército ruso en el territorio de un pueblo que lleva sufriendo los ataques indiscriminados desde aquel 24 de febrero de 2022. En medio de las balas, de las bombas y de los cadáveres, un joven cura español, de Córdoba para más señas, está ejerciendo el Ministerio de Dios con una madurez impropia de sus 32 años, a punto de transformarse en 33 («Los años de Cristo menos un mes»).
Testimonio de Paz y perdón en medio de la guerra
Pedro Zafra ha estado visitando Asturias y ha acercado su testimonio a Avilés y a Gijón, por medio de dos conferencias en las que ha evitado la descripción del horror, que lo hay, en la localidad de Kiev, en la que lleva «trabajando» desde hace 12 años. Pedro no quiere entrar en esos detalles escabrosos de los cadáveres, de la muerte, de la ruptura de familias, de la separación de padres (que están en el frente) y madres que se quedan con sus hijos y su familia. Pedro quiere hablar de algo que está viendo en medio del horror. Habla de un testimonio de fe, de un testimonio de conversión y hasta de unos ejemplos de perdón que son difícilmente creíbles, pero ciertos, en medio de tanta muerte.
La conversión del pueblo ucraniano
La conversación con Pedro Zafra fluye con facilidad, en medio de recuerdos de un trabajo pastoral que desarrollo con muchas dificultades, pero que no salen a relucir en el tiempo que estamos conversando. Pedro quiere ver la parte positiva de su trabajo en la Parroquia de la Asunción de la Virgen María. Nos cuenta que a lo largo de estos años ha sido testigo de verdaderos ejemplos de generosidad y conversión. «Mi testimonio de fe es un testimonio de esperanza. Yo vengo a anunciar la muerte, vengo a anunciar la vida, como Jesucristo. Y yo puedo contar como en este tiempo de guerra he visto en Kiev ejemplos y testimonios de conversión. Gente que no iba a misa, que no era practicante, que no tenía contacto con los sacramentos, y se ha convertido», asegura Pedro Zafra, con unos ojos de ilusión que han visto mucho horror, pero también ejemplos de conversión católica.
Pedro dice que a través de esta situación tan complicada, «el Señor aprovecha y la utiliza para atraer a sus hijos hacia Él».
El ejemplo del PERDÓN en medio de la guerra
Pedro Zafra sigue hablando con orgullo e ilusión de su trabajo pastoral en Kiev. Habla del apoyo de las familias, de las ayudas que están llegando en forma de alimentos y del ejemplo de voluntariado de muchas personas que lo han perdido todo. Además de todo eso, Pedro nos dice que «los sacerdotes estamos para servir al Pueblo de Dios, para servir a todo el mundo. Para administrar los sacramentos, para anunciar la buena noticia y para anunciar, sobre todo, el AMOR AL ENEMIGO: una palabra que se ha encarnado en Jesucristo, cuando estaba en la cruz».
Ante la pregunta de ¿cómo se puede querer a alguien que ha matado a tu familia? La respuesta de Pedro Zafra es inmediata:»Pues eso es gracia de Dios. Y yo tengo el testimonio de un matrimonio mayor que tiene seis hijos y uno de ellos perdió la vida en el frente, en la guerra. Y fue testigo de como esta familia, en el entierro, decían públicamente: nosotros perdonamos a aquellos que han matado a nuestro hijo»
Es el mensaje de Paz, de Fe y de Amor, que va dejando allá por dónde pasa este joven cura, natural de Córdoba, que volverá a Ucrania a hacer la labor para la que fue encomendado. Es el ejemplo de Pedro Zafra: un representante de Dios que pone luz y esperanza, en medio del horror de la guerra.
El lunes, 18 de marzo, Pedro Zafra dará su testimonio en la parroquia de Ntra. Sra. de la Esperanza, a las 20:00 horas, en un acto organizado por la delegación de Córdoba, de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
En su visita a Córdoba el año pasado, el joven sacerdote cordobés aseguró que “es el Señor el que nos ayuda en todo esto” y que son las personas que se acercan a recibir los sacramentos las que le dan “ánimo para continuar en la misión”.