Obispo de Amsterdam: No podemos someternos al espíritu de los tiempos.
La enseñanza eterna de la Iglesia no puede cambiarse dijo Monseñor Hendriks.
No podemos permitirnos dejarnos guiar por el espíritu de la época. Debemos seguir al Espíritu Santo. Los jóvenes están volviendo a las raíces de nuestra fe, no quieren reinventarla. Sobre esto habla el obispo Jan Hendriks de la diócesis de Haarlem-Amsterdam.
El obispo concedió una entrevista al diario católico alemán Die Tagespost. Se le preguntó, entre otras cosas, sobre el viaje hacia el Sínodo alemán. Puso la atención sobre el llamado «Consejo» pastoral holandés que se reunió en Holanda, a finales de los años sesenta del siglo pasado, a la luz de las reformas del Concilio Vaticano II. Como resultado de estos hechos, se produjo una ruptura en la transmisión de la religión en los Países Bajos; El «consejo» holandés fue extremadamente progresista. El obispo subrayó que en aquella época se predicaban en Holanda las mismas actitudes que se predican hoy en el Camino Sinodal.
- Sólo puedo resaltar las consecuencias que estas ideas tuvieron para nosotros: provocaron mucha división y confusión entre los creyentes, en las relaciones con Roma y con la Iglesia universal. Condujeron a una fuerte secularización. La gente se alejó de la religión, dijo. En la década de 1960, los católicos holandeses sintieron que tenían que volverse más «seculares» y abandonar algunos elementos de la fe católica para mantenerse al día. – Esa no fue la respuesta correcta. Al contrario, esto condujo a la aceleración del proceso de secularización en la Iglesia, afirmó.
- No podemos inventar una nueva religión. No se puede simplemente cambiar lo que la Iglesia ha enseñado y creído – por ejemplo, que el matrimonio es el marco apropiado para la sexualidad – añadió el obispo.
El obispo también recordó que en los Países Bajos se convierten cada año varios centenares de jóvenes que no proceden de familias católicas. Así también con los musulmanes. Los jóvenes no quieren progresismo. – Los jóvenes siguen las raíces de nuestra fe. Los ancianos son quienes proponen los temas de los consejos pastorales de aquella época, dijo.
- No podemos dejarnos llevar por el espíritu de los tiempos. Por el contrario, hay que darle la espalda; centrarse en el Espíritu Santo, añadió.
El nombre apropiado del progresismo es el modernismo.
El ateo niega a Dios pero no pretende ni intenta cambiarle. Esto resulta más opresivo que aquello, porque es aún algo peor que intentar ser como Dios: pretender que Dios sea como tú, dice Eulogio López en una de sus publicaciones.