Sean fuertes y oren
Primer día: Novena a María Reina de la Paz
ORAMOS POR LOS VIDENTES
1. Oración a la Reina de la Paz
¡María, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina de la Paz!
Tú viniste a nosotros para llevarnos a Dios.
Alcánzanos la gracia de no sólo decir:
¡Hágase en mí según Tu voluntad!,
sino vivirla tal como Tú lo hiciste.
Ponemos en Tus manos nuestras manos,
a fin de que puedas conducirnos a Jesús
en medio de todas las aflicciones y pesares.
Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
REZAR EL CREDO, 7 PADRENUESTROS, 7 AVEMARÍAS Y 7 GLORIAS…
2. Veni Creator Spiritus
Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita el alma que a ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que creaste poderoso.
Tú que abogado fiel eres llamado
del Altísimo don, perenne fuente
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.
Tú te infundes al alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
tú eres el dedo de su diestra mano,
tú nos dictas palabras y razones.
Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza,
con tu eterna virtud fortalecidos.
Por ti, nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera,
y, siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.
Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a ti, Espíritu, de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos. Amén.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
– Envía, Señor, Tu Espíritu y todo será creado.
– Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que con la luz del Espíritu Santo enseñas a Tus fieles a conocer la verdad, concédenos conocerla en el mismo Espíritu y gozar siempre de sus consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
3. Misterios y rezo del Rosario
Textos para la Meditación
Jesús dijo a Sus discípulos: Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo cuando aún estaba con ustedes; que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto. (Lucas 24,44-49)
¡Queridos hijos! Hoy les doy gracias por vivir y dar testimonio de mis mensajes con su vida. Hijitos, sean fuertes y oren para que la oración pueda darles fortaleza y alegría. Sólo de este modo cada uno de ustedes será mío y Yo los guiaré por el camino de la salvación. Hijitos, oren y con su vida den testimonio de mi presencia aquí. Que cada día sea para ustedes un gozoso testimonio del amor de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! (Mensaje, Junio 25 de 1999)
«La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes» (san Juan Damasceno, f.o. 3,24). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde «lo más profundo» (Sal 130,14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf. Lc 18,9-14). La humildad es la base de la oración. «Nosotros no sabemos pedir como conviene» (Rm 8,26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración; el hombre es un mendigo de Dios (cf. san Agustín, serm. 56, 6,9). (CCC: 2559)
4. Letanía de la Santísima Virgen
Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, ten misericordia de nosotros
Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre Celestial, ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros
Trinidad Santísima, un solo Dios, ten misericordia de nosotros
Santa María, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la Divina Gracia,
Madre de la Iglesia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre inmaculada,
Madre incorrupta,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la eterna sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual de elección,
Vaso precioso de la gracia,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada al cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la Familia,
Reina de la Paz,
C. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
R. Perdónanos, Señor.
C. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
R. Escúchanos, Señor.
C. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
R. Ten misericordia de nosotros.
Bajo Tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita.
C. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
C. Ruega por nosotros y por nuestro Santísimo Padre, el Papa N. El Señor lo bendiga y lo conserve, lo haga feliz en esta tierra y no lo entregue en manos de sus enemigos.
R. Amén.
Oremos
Te suplicamos, Señor, que derrames Tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de Tu Hijo Jesucristo, por Su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de Su Resurrección.
Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor.
R. Amén.
¡Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra! ¡Dios te salve! A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suplicamos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Oración conclusiva: Señor, Tú llamas a todos los cristianos a ser testigos reales de Tu vida y Tu amor. Hoy, Te damos gracias de manera especial por los videntes y por su misión de dar testimonio de los mensajes de la Reina de la Paz. Te presentamos todas sus necesidades. Rogamos por cada uno de ellos en lo personal para que Tú estés cerca de ellos, a fin de que puedan crecer incesantemente en la experiencia de Tu fortaleza. Te pedimos que los conduzcas a una oración cada vez más profunda y humilde, mientras siguen dando testimonio de la presencia de la Virgen en Medjugorje. Amén.
El Himno de Medjugorje
(Traducción del P. Tiberio Munari)
Hoy venimos, buena Madre
de lugares diferentes,
a traerte nuestras penas
y plegarias muy fervientes.
Dulce Reina de la Paz,
tu sonrisa nos consuela,
tu mensaje, oh María,
el amor de Dios revela.
Sepan todos, hijos míos,
que los amo inmensamente,
y por eso con ustedes
tanto quiero estar presente.
Dulce Reina…
Gracias Madre y Reina nuestra
escogida criatura;
oh María, de Dios eres
sacramento de ternura.
Dulce Reina…
Virgen digna de alabanza,
Tú me ayudas, Tú me guías,
en Ti tengo mi esperanza,
Tú me guardas noche y día.
Dulce Reina…
Tu insistencia con nosotros
de que hagamos oración,
razón tiene que alcancemos
la gran paz del corazón.
Dulce Reina…
Poderosa, victoriosa,
sin mancilla, Virgen Santa,
de Dios Hija, Madre, Esposa,
satanás de Ti se espanta.
Dulce Reina…
Dulce Madre, Virgen pura,
serás siempre mi ilusión;
y por eso te consagro,
alma, cuerpo y corazón.