Los santos son los auténticos evangelizadores
Sínodo: «¡La vida, el testimonio y la intercesión de los Santos, es un gran tesoro de la Iglesia y puede ser de gran ayuda para la nueva evangelización!»
(Gaudium Press) Recordamos una de las intervenciones del Sínodo sobre la nueva evangelización. El Cardenal brasileño Odilo Pedro Scherer, arzobispo de San Pablo afirmó en el Sínodo para la Evangelización que «la Nueva Evangelización precisa de nuevos evangelizadores». Más que nuevos métodos y de recursos técnicos, necesita evangelizadores que tengan una profunda experiencia de fe; alimentada por la comunión con Dios». Por tanto, como «los evangelizadores más eficaces», el purpurado brasileño citó a «los santos» que son también los cristianos «más auténticos».
«La nueva evangelización puede encontrar en la vida, en el testimonio y en la intercesión de los Santos un inmenso recurso»
«Santos Mártires y Confesores, Santos Pastores y Doctores -continuó- Santos Misioneros y Predicadores, Santos Místicos, Vírgenes consagradas, Santos de la caridad, Santos Fundadores. ¡Estos fueron siempre verdaderos discípulos y misioneros de Jesús y sus testigos en el mundo! En todos los países, los Santos locales, o entonces aquellos de la Iglesia universal, apoyaron y sustentaron hasta ahora la fe de los fieles; son para ellos un ejemplo de vida, además de ser fraternos intercesores. Los Santuarios son lugares de fe y de consolación para el pueblo de los creyentes».
Según el cardenal Scherer, «la nueva evangelización puede encontrar en la vida, el testimonio y la intercesión de los Santos un inmenso recurso». La devoción por los santos lleva también a los fieles al «Misterio de la fe».
«¡La vida, el testimonio y la intercesión de los Santos, es un gran tesoro de la Iglesia y puede ser de gran ayuda para la nueva evangelización!», concluyó el cardenal.
Las preguntas sobre si Dios es una hipótesis, una realidad, o no lo es -dijo el Papa- son hoy tan actuales como antaño. Con el Evangelio, Dios ha roto su silencio; nos ha hablado y ha entrado en la historia. Jesús es su palabra; el Dios que demuestra que nos ama y que sufre con nosotros hasta la muerte para resucitar después.
Ésta, prosiguió el pontífice, es la respuesta de la Iglesia a ese gran interrogante. Pero la cuestión es también, cómo se puede comunicar esa realidad a la humanidad de nuestra época para que aprenda la salvación. Ahora bien, la Iglesia no se hace a sí misma; puede solamente dar a conocer lo que Dios ha hecho. La Iglesia, observó el Santo Padre, no comienza con nuestro hacer, sino con el hacer y el hablar de Dios.
Después de recordar que los apóstoles recibieron el Espíritu Santo, reunidos en oración en el cenáculo en Pentecostés, Benedicto XVI explicó que no era una simple formalidad el hecho de que cada asamblea sinodal comenzase con una plegaria, sino una demostración de la certeza de que la iniciativa viene siempre de Dios, que nosotros podemos implorarla y que, con Dios, la Iglesia puede solamente cooperar.
Tras esta toma de conciencia, el segundo paso es el de la “confesión”, el testimonio, incluso en situaciones que impliquen graves peligros. Este testimonio en momentos difíciles es, precisamente, una garantía de credibilidad ya que implica la disponibilidad a dar la vida por aquello en que se cree.
La confesión necesita también de una forma visible, de un ‘ropaje’. Este es, dijo el Papa, la caridad, la fuerza más grande que debe hacer latir el corazón de cada cristiano. La fe concluyó, tiene que transformarse en nosotros en llama de amor, que encienda nuestro ser y se propague al prójimo. Esta es la esencia de la evangelización.
En el segundo día de sesiones, el martes, los relatores de América Latina tras reconocer el gran impulso evangelizador que recibió el continente con la visita del papa y el documento de Aparecida, agradecieron al papa la misión continental y el Año de la Fe. Insistieron en el valor de la liturgia, en la formación de los laicos y en la necesidad de trasladar a la sociedad los fundamentos cristianos. Algunos de los ponentes recordaron el papel de los laicos en la transformación del orden temporal.
En Europa, los padres sinodales informaron sobre la pérdida de la herencia cristiana ante el embate del secularismo, debido a la tibieza e indiferencia de los cristianos llegando en casos extremos a la «cristofobia». De allí la necesidad de recuperar el ardor de la propuesta cristiana. Entre las intervenciones, el arzobispo de Florencia invitó a recuperar el afán evangelizador, indicando que «nos hemos contentado con una pastoral de mantenimiento», y monseñor Rino Fisichella subrayó la necesidad de encontrar un lenguaje común en un mundo globalizado e invitó a hacer de la nueva evangelización un encuentro con Cristo y a desburocratizar la pastoral.
El sacramento de la penitencia, como el fundamental para la nueva evangelización, fue señalado por el arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, cardenal Timothy Dolan. Añadió que se ha perdido el sentido de la culpa y que es necesario acercarse a Jesús para después lograr hacerlo con los hombres.
Sobre las devociones, uno de los padres sinodales, recordó que una gran urbe brasileña recuperó la procesión de Corpus Cristi, que desde muchas décadas no se hacía, contó con una participación masiva, y creó procesos de acercamiento en una sociedad secularizada. Otro de los padres sinodales le pidió al papa que consagre al mundo al Espíritu Santo, en la esperanza de que el sínodo sea un nuevo pentecostés para la Iglesia.
Acerca de los nuevos movimientos laicales y eclesiales, se pidió una acogida por parte de las diócesis, considerando a estos, como elementos suscitados por el Espíritu para la nueva evangelización.
Los grandes eventos fueron subrayados como una oportunidad en particular para los jóvenes, los cuales demuestran fuerte insatisfacción, como destacó el arzobispo de Manila Luis Antonio G. Tagle, quien indicó que su país tiene el mayor número de católicos de Asia.
La emergencia educativa y desconocimiento de los fundamentos de la doctrina cristiana, indicaron, invitan a la nueva evangelización a tomar un tono de formación y propuesta de la sabiduría cristiana, partiendo del catecismo de la Iglesia católica.
La formación de los sacerdotes fue señalada como fundamental, así como su adhesión a las verdades enseñadas por la Iglesia. Y, debido a los casos de abusos sexuales por miembros del clero se ha dado escándalo, de ahí la necesidad de salir al paso de la soledad de los sacerdotes.
El tema de la inmigración, fue abordado por el arzobispo de los Ángeles José Gómez, quien indicó que en su diócesis se hablan más de cuarenta idiomas. Algo que tiene que ser visto en clave de oportunidad para la evangelización, que se deben sentir acogidos, y que la familia que es el elemento base para la integración. Insistió en la necesidad de la santidad para ser testigos.
Desde África y Medio Oriente, han considerado importante recuperar el testimonio de sus mártires actuales. En particular a quienes sufren en Medio Oriente, Norte de África, Egipto, Nigeria y en la región subsariana. Añadieron que hay países en donde los cristianos están sufriendo a causa del fundamentalismo, siendo obligados a la reclusión dentro de los templos, o a emigrar.
Desde Asia, sus padres sinodales han recordado que India y China tienen el 37% de la población mundial, con sólo un 3% de católicos. Han demostrado prevención ante la globalización económica, puesto que conlleva una globalización cultural, con uniformidad general, debilitando parte de la idiosincracia asiática en lo que se refiere a la búsqueda de espiritualidad, la hospitalidad y la solidaridad. En particular produciendo relativismo entre los jóvenes de estos países. Recordaron que la Iglesia aquí tiene una voz en defensa de las mujeres y las niñas. Sin olvidar que existen fundamentalistas que persiguen a los cristianos.
Por último hay que destacar, entre las propuestas: recuperar el sentido del misterio y de la primacía de Dios, recordando que en el último congreso eucarístico internacional de Dublín fue notable el silencio de los miles de jóvenes reunidos en adoración al Santísimo sacramento.
El martes por la tarde intervino el cardenal Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, y se refirió a la liturgia «como el lugar privilegiado donde Dios nos habla» y, por lo tanto, un espacio que debe ser cuidado con esmero también desde la perspectiva de la nueva evangelización. Otro ponente fue el cardenal de París, Ving-Trois; reclamó una antropología más cristiana y que el mensaje evangélico se presente en un lenguaje asequible a los jóvenes, sin olvidar que -como dijo Pablo VI- hoy se escucha más a los testigos que a los maestros.
Otro ponente fue el arzobispo André Léonard, presidente de la Conferencia Episcopal de Bélgica, indicó en su intervención la necesidad de revalorizar el papel de las mujeres de facto, partiendo del hecho de que ellas son numéricamente dos tercios de la Iglesia, y si bien no puedan ejercer el ministerio sacerdotal, tienen igual dignidad que ellos. «Damos gracias por la cualidad y la especificidad de la gran aportación de las mujeres a la evangelización», pues «sin las mujeres felices, reconocidas en su ser propio y orgullosas de pertenecer a la Iglesia, no habrá nueva evangelización», añadió el purpurado.
El miércoles por la mañana tuvo lugar la primera reunión de los «círculos menores», donde los padres sinodales se encuentran en grupos lingüísticos para ir preparando el documento final. Intervino en el aula el primado de la Iglesia anglicana, Robin Williams. Por la tarde, hablaron, entre otros, el arzobispo de La Plata, Argentina, para el cual «entre las causas de la situación actual de la fe hay que considerar los errores teológicos y filosóficos que circulan en los centros académicos, seminarios y noviciados y que se divulgan mediante la predicación y la catequesis para confusión del pueblo de Dios. La nueva evangelización requiere que la formación de los agentes pastorales se ajuste al magisterio de la Iglesia.
El miércoles por la tarde, el arzobispo de Valladolid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española Blázquez, habló del Camino Neocatecumenal, nacido en el ámbito del concilio, relacionando a la nueva evangelización y a la iniciación cristiana, y recordó su aprobación por el papa como método adecuado de formación católica. Añadió que los catecúmenos unen la clara dimensión personal y eclesial de la fe cristiana, en donde se crea una profunda fraternidad, y la persona se siente apoyada por los otros hermanos para vivir cristianamente, incluso en una sociedad hostil. Añadió que sus participantes descubren las realidades de la fe cristiana y la liturgia es fortalecida por el conocimiento personal y de la sagrada escritura. Por ello, monseñor Blázquez indicó: «He querido a la luz del la historia del Camino Neocatecumenal, presentar no un proyecto sino una realidad concreta de la conexión entre iniciación cristiana y nueva evangelización».
El jueves, todos los miembros del Sínodo participaron en la Santa Misa que tuvo lugar en San Pedro, presidida por Benedicto XVI, para conmemorar el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II. Por la tarde, se volvieron a reanudar los trabajos y siguieron las aportaciones en el aula general de los padres sinodales. La mayoría de ellos se fueron después a la plaza de San Pedro para presenciar la procesión de antorchas que conmemoraba la inauguración del Concilio.
La reunión de los padres sinodales, el viernes por la mañana, no contó con la presencia de Benedicto XVI, quien recibió a personalidades y delegaciones en la sala Clementina, entre ellos al patriarca ecuménico Bartolomé I, quien ayer dirigió sus palabras a los padres sinodales. En cambio el papa almorzó con todos los padres sinodales y los padres conciliares del Vaticano II presentes en Roma, en las instalaciones del Aula Pablo VI.
Esta mañana, en la sala del sínodo, se recordó además la festividad de la Virgen del Pilar y los 520 años del inicio de la evangelización en América Latina, según indicó el portavoz español José María Gil a los periodistas.
La santidad del clero
«Los obispos y sacerdotes sean maestros de santidad» fue el punto suscitado por el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, que indicó la necesidad de que amen la eucaristía, la confesión y la piedad sincera. Exhortó a los presbíteros a sentarse habitualmente en los confesionarios, y a preparar bien las homilías, pues para muchos fieles es la única ocasión en la semana de escuchar el mensaje de Cristo. Y por supuesto a «vivir lo que se predica y predicar lo que se vive».
El cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, también subrayó la importancia de la formación y santidad del clero, y exhortó a no aceptar que por crisis numérica de vocaciones se reduzca lo esencial de ministerio ordenado, se desacralice al sacerdote de sus características de sobrenaturalidad y sacramentalidad. Revindicó en cambio, «elevar el tono espiritual de los sacerdotes y de las comunidades» con la «conversión personal y la oración pues solamente una realidad evangelizada es evangelizadora».
Sobre la falta de testimonio en cambio, entró directo el obispo de Canadá, Brian Joseph Dunn: «¿Cómo podemos evangelizar a quienes fueron heridos profundamente por hombres de la Iglesia por abusos sexuales? Hay que dar la posibilidad a las víctimas de ser escuchadas para comprender su profundo dolor; entender los motivos que llevaron a esta crisis; alentar la corresponsabilidad en las actitudes y emotividad, cuando se trabaja en contacto con los laicos”. Y sugirió involucrar más a las mujeres instituyendo un ministerio de catequista.
A las vocaciones se refirió el rector mayor de los salesianos, padre Pascual Chávez, al recordar que la evangelización es un elemento inseparable de las mismas. Dijo que la autenticidad de una buena evangelización se ve en la capacidad de suscitar vocaciones, dando la posibilidad a los jóvenes de descubrirla en sus diversos caminos: el sacerdocio, el matrimonio, el empeño social y eclesial. Y sugirió acompañarlos durante todo el camino de su elección.
El obispo hondureño Juan José Pineda enfatizó el papel de la parroquia para la transmisión de la fe cristiana, creando lugares de vida cristiana y de testimonio en un estado de misión permanente, evitando así actitudes burocráticas.
Comunicación digital, arte, música, cultura
Otra de la intervenciones de espesor fue la del cardenal Gianfranco Ravasi, que sobre la nueva evangelización indicó la necesidad de saber adoptar nuevos cánones en la comunicación digital en particular la narración por imágenes. En el ámbito de la secularización, subrayó el éxito de la iniciativa “El Atrio de los Gentiles”, con su búsqueda del Dios desconocido que es buscado por muchos no creyentes. Otro punto fue el de la evangelización a través de las expresiones artísticas del arte moderno sin que pierda la sacralidad del culto cristiano. Sin olvidar la cultura juvenil con sus experiencias y fecundidad, en particular la música y el deporte.
Concluyó indicando que la fe no debe temerle al mundo de la ciencia: “En el caso de la incompatibilidad entre ciencia y fe y del abuso de una sobre la otra y viceversa, como ha sucedido en el pasado y como a veces sucede hoy, es necesario cambiar el recíproco reconocimiento de la dignidad de los respectivos estatutos epistemológicos: la ciencia se dedica a la ‘escena’, es decir, al fenómeno, mientras que la teología y la filosofía se centran en el ‘fundamento’”, afirmó.
Testimonio de caridad y evangélico
Valorar el envidiable testimonio de caridad que la Iglesia ofrece al mundo, fue la invitación del cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, de la que nacen numerosas conversiones, y que son una gran contribución a la evangelización.
«Iglesia en América Latina vive y evangeliza en la región del planeta con mayores desigualdades sociales» recordó el obispo argentino Jose Eduardo Lozano, y consideró que poner en segundo plano a los desvalidos hace que el mensaje deje de ser la Buena Nueva para transformarse en palabras vacías.
De los prelados latinoamericanos, el arzobispo de Trujillo, Perú, monseñor Héctor Cabrejos Vidarte indicó: «Si el testimonio evangélico será siempre joven y creativo, entonces la fe será fiel al mensaje del Reino de Dios». Un nuevo actuar y vivir un estilo de vida que nos vuelva creíbles.
El obispo de San Cristóbal, Venezuela, Mario del Valle Moronta Rodríguez, propuso como línea teológico pastoral para la nueva evangelización el trinomio «comunión, testimonio, servicio».
El sábado se realizó la Novena Congregación general del Sínodo de los Obispos, sobre el tema de la nueva evangelización para la transmisión de la fe.
«Durante los trabajos de la mañana, Benedicto XVI escuchó las 26 intervenciones y con su pluma realizó anotaciones al margen de los discursos». Además fueron elegidos los miembros de la comisión del sínodo para la información, que serán presididos por el arzobispo Claudio Maria Celli del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y cuyo secretario será el padre Federico Lombardi, SJ, director de la Sala de Prensa vaticana.
Comentó también que cada sesión del Sínodo se abre a las 9 de la mañana con una oración, a la que sigue la liturgia del día y una meditación que hoy fue realizada por el arzobispo de Quebec, Gerald Cipriano Lacroix. Cada sesión termina al mediodía con la oración del Ángelus. Por la tarde, la apertura y cierre de la sesión también son un momento de oración.
Prosigue el diálogo entre los padres sinodales
«Empezar la nueva evangelización en dónde fue la primera», ha sido la invitación del patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, o sea en Jerusalén, puesto que
la iniciativa de peregrinar significa ponerle geografía a la historia sagrada y se traduce en ayudar a los cristianos que viven allí y en esta zona del mundo.
«Un mayor espacio para la catequesis y que la misma profundice la relación entre fe y razón», es el pedido del patriarca de Venecia, Francesco Moraglia, no solo a nivel de estudiosos o en el mundo de la cultura, sino haciendo llegar esto a los fieles y creando una apropiada cultura.
Contrariamente, existe el riesgo de hacer pasar la cultura católica como un vestigio del pasado, e indicó en este sentido que el silencio del católico medio sobre la fe es notable. Pues se ha olvidado la dimensión razonada de la fe y en una dimensión hostil ellos se encuentran perdidos. En ese sentido, el arzobispo Moraglia pidió una ‘pastoral de la cultura’, que sea ordinaria, accesible, contrariamente a lo que gana el pensamiento actual, que se basa en una pura razón cientificista en la que Dios está ausente.
La religiosidad popular como un medio privilegiado para encontrar a Cristo y a su Iglesia, fue reivindicada por el arzobispo colombiano Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Un valor es el de la piedad popular, no solo por la riqueza de sus signos, sino también porque la mayoría de sus interpretaciones iluminan los interrogantes con una experiencia de fe.
Consideró que las devociones populares son un medio privilegiado para encontrar a Cristo y la fe a los alejados. Invitó entretanto, a fortificarla con una catequesis adecuada, para superar la superficialidad y también a relacionarla con la liturgia. Al tema se sumó el arzobispo de León, José Martín Ravago, que invitó a realizar una purificación de la piedad popular.
Modelo de comunidad, santidad y de atención social
El valor de la Doctrina social de la Iglesia en la nueva evangelización ha sido destacado por el obispo canadiense François Lapierre, quien subrayó cómo la crisis económica actual ha roto los vínculos entre los trabajadores y los otros sectores sociales, factor que debilita la convivencia democrática. La Iglesia no puede estar ausente de estos problemas y tiene la Doctrina social que ilumina sobre los mismos. Habló también de la inmigración y del necesario trabajo para evangelizar la misma.
Una Iglesia más sencilla, propuso el arzobispo de Atenas, Nikolaos Foskolos, precisando que en la Iglesia, en cuanto un organismo viviente, se han acumulado cosas inútiles. Por ello dijo que el Concilio Vaticano II ha realizado la renovación de la Iglesia dentro de la tradición. Esto ayudará a que esta no sea vista como una potencia occidental europea, y que a modelo de la primitiva, sea capaz de inculturarse en todos los países de la tierra.
«La movilidad que caracteriza la sociedad occidental secularizada, hace perder el sentido de comunidad», advirtió el obispo de Oporto, Manuel Clemente, lo que está conduciendo a un fuerte individualismo. Por ello propuso que la nueva evangelización retome el sentido comunitario.
«Una separación entre fe y vida» ha sido identificada por el sacerdote español Julián Carrón, presidente del movimiento Comunión y Liberación, pues no se piensa en aquella como el fundamento obvio de la vida. Invitó por ello a proponer la figura de Cristo que une fe y vida, a despertar el sentido de infinito, a encontrar y presentar a Cristo no solamente como una doctrina.
«Los santos como modelos de auténticos evangelizadores», fueron señalados por el arzobispo de San Pablo, el cardenal Odilo Pedro Scherer, como los más convincentes. Y puso como ejemplo a la Madre Teresa de Calcuta, en la que se ha reflejado el rostro de Dios, haciendo atractiva la fe cristiana a pueblos distantes y volviéndose ella misma una hija de la India.