Las expresiones v/s el problema
En mayo del 2018 ya el Papa Francisco insistió en los criterios permanentes ante los Obispos.
Sobre el acceso de las personas homosexuales al seminario
Detrás de la controversia generada por las expresiones mencionada hay un intento de vulnerar los principios reafirmados por el Obispo de Roma
El director de la oficina de prensa de la Santa Sede ha emitido una nota aclaratoria con relación a una supuesta declaración del Papa en un encuentro privado con el episcopado italiano. Hablando sobre el tema de las vocaciones el pasado 20 de mayo, el Papa Francisco habría dicho un claro “no” a homosexuales en los seminarios.
Fue del 20 al 23 de mayo cuando el pleno del episcopado italiano tuvo su Asamblea General en el Vaticano. La tarde del lunes 20 de mayo, poco antes de las 4 de la tarde, el Papa Francisco mantuvo un encuentro con los obispos italianos por una hora y media. En una dinámica de preguntas y respuestas, los obispos hablaron con el Papa sobre migración, antisemitismo, unificación de diócesis (que podría dejar de tenerse). Otros de los temas abordados fueron el de las vocaciones y el acompañamiento a los sacerdotes.
Al respecto el Papa Francisco pidió seguir lo que pidió Benedicto XVI (en realidad la entonces Congregación para la Educación Católica en el documento “Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación a las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas”, en 2005). Por cuanto refiere la prensa italiana, en la Asamblea General previa del episcopado italiano (Asís, noviembre 2023), los obispos habrían discutido sobre la posibilidad de suavizar las restricciones hacia varones homosexuales en los seminarios, considerando que tanto para los varones heterosexuales como para los homosexuales era prescriptivo el celibato.
Trascendieron algunas palabras que el papa Francisco dirigió a la Plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana, que él preside en cuanto que Obispo de Roma.
El Papa Francisco solicitaba a los obispos italianos que no ordenen sacerdotes ni admitan en el seminario a personas homosexuales. La sesión era a puerta cerrada y con un tono coloquial según algunos medios italianos comentó: «C’è già troppa ‘frociaggine’». Tanto el diario La Reppublica como el Corriere de la Sera publicaron dicha descripción de las palabras del Papa con obispos y otras personas presentes.
Pero no es el comentario alegórico o coloquial, resaltados por los medios, lo trascendente de la reunión, sino la insistencia del Papa Francisco, pidiendo que no se admita en los seminarios a homosexuales, o de quien se duda sobre su orientación sexual.
En mayo del 2018 ya se dijo lo mismo ante los Obispos.
La cuestión de la homosexualidad y los seminaristas lleva tiempo siendo debatida por la Conferencia Episcopal italiana y, según Il Corriere della Sera, en su reunión de Asís del pasado noviembre, «habían aprobado un nuevo documento ‘Ratio Formationis Sacerdotalis’, aún no aprobado por la Santa Sede, que regula la admisión y la formación en los seminarios [italianos], en el que aprobaron por mayoría una enmienda que reconocía la distinción entre la simple orientación homosexual y las ‘tendencias profundamente arraigadas’».
Esto, según el periódico, significaba «en sustancia, que una persona homosexual podía ser admitida en el seminario si, como el heterosexual, daba la garantía de que sabe vivir la disciplina del celibato. La implicación es que es más difícil para los homosexuales porque vivirán en una comunidad exclusivamente masculina durante muchos años». Pero, observaba el periódico y varios analistas, «parece que el Papa Francisco tiene una visión más radical: para evitar problemas de este tipo, las personas homosexuales no deberían ser admitidas en el seminario. Y punto».
El Papa respondiendo, según un discernimiento coherente a la fe y a la voluntad de Dios respecto a la Iglesia, insistió en la doctrina reafirmada el año 2005, al poco de llegar Benedicto XVI a la sede de San Pedro, en que los dicasterios de Educación Católica y de Culto Divino difundieron una norma para evitar la recepción de candidatos con «tendencias homosexuales profundamente arraigadas», publicaban «Instrucción sobre los criterios para el Discernimiento de las Vocaciones de las Personas con Tendencias Homosexuales respecto a la Admisión al Seminario y a las Sagradas Órdenes») en la que se puede leer:
«Este Dicasterio, de acuerdo con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cree necesario dejar claro que la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario ni en las órdenes sagradas a quienes practicar la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada «cultura gay»
Ese documento fue posteriormente respaldado por el Papa Francisco en 2016.
Una norma que entre muchos aspectos salía al paso en defensa del Sacramento y de los propios fieles. Entre los motivos subyacentes a su promulgación está «el elefante en medio de la sala»: la enorme correlación entre homosexualidad y abusos, en la que los cometidos en el seno de la Iglesia tienen un patrón diametralmente opuesto a de la sociedad en general. En números gruesos, mientras los abusos en la sociedad civil son predominantemente (80%) heterosexuales y en el ámbito familiar, en la vida eclesiástica son 70-80% homosexuales. Unos datos corroborados desde el informe Jay de Estados Unidos que está detrás de la Instrucción del 2005 a los de Francia, Alemania o España.
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