La Virginidad Perpetua de María
La Iglesia afirma la doctrina de la virginidad perpetua de María Santísima. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, se fundamenta en una correcta interpretación de la Revelación, tomando en cuenta la Biblia y la Tradición Apostólica.
El Papa Martín I:
«Propia y verdaderamente la Madre de Dios, la Santa y siempre Virgen María (…) concibió sin semen viril, del Espíritu Santo, al mismo Verbo de Dios, y de manera incorruptible dio a luz «.
El Papa Pablo IV, 1555, contra la herejía de los socianos, y otros:
«María permaneció siempre en la integridad de su virginidad, a saber, antes del parto, en el parto y después del parto, por obra de Dios omnipotente». *Video
Virginidad de María en el Catecismo
496 Desde las primeras formulaciones de la fe (cf. DS 10-64), la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido «absque semine ex Spiritu Sancto» (Cc Letrán, año 649; DS 503), esto es, sin elemento humano, por obra del Espíritu Santo. Los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra:
Así, S. Ignacio de Antioquía (comienzos del siglo II): «Estáis firmemente convencidos acerca de que nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David según la carne (cf. Rm 1, 3), Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios (cf. Jn 1, 13), nacido verdaderamente de una virgen, …Fue verdaderamente clavado por nosotros en su carne bajo Poncio Pilato … padeció verdaderamente, como también resucitó verdaderamente» (Smyrn. 1-2).
497 Los relatos evangélicos (cf. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38) presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas (cf. Lc 1, 34): «Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo», dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1, 20). La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo» (Is 7, 14 según la traducción griega de Mt 1, 23).
498 A veces ha desconcertado el silencio del Evangelio de S. Marcos y de las cartas del Nuevo Testamento sobre la concepción virginal de María. También se ha podido plantear si no se trataría en este caso de leyendas o de construcciones teológicas sin pretensiones históricas. A lo cual hay que responder: La fe en la concepción virginal de Jesús ha encontrado viva oposición, burlas o incomprensión por parte de los no creyentes, judíos y paganos (cf. S. Justino, Dial 99, 7; Orígenes, Cels. 1, 32, 69; entre otros); no ha tenido su origen en la mitología pagana ni en una adaptación de las ideas de su tiempo. El sentido de este misterio no es accesible más que a la fe que lo ve en ese «nexo que reúne entre sí los misterios» (DS 3016), dentro del conjunto de los Misterios de Cristo, desde su Encarnación hasta su Pascua. S. Ignacio de Antioquía da ya testimonio de este vínculo: «El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios» (Eph. 19, 1;cf. 1 Co 2, 8).
María, la «siempre Virgen»
499 La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf. DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf. DS 291; 294; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo «lejos de disminuir consagró la integridad virginal» de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la «Aeiparthenos», la «siempre-virgen» (cf. LG 52).
500 A esto se objeta a veces que la Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús (cf. Mc 3, 31-55; 6, 3; 1 Co 9, 5; Ga 1, 19). La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José «hermanos de Jesús» (Mt 13, 55) son los hijos de una María discípula de Cristo (cf. Mt 27, 56) que se designa de manera significativa como «la otra María» (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13, 8; 14, 16;29, 15; etc.).
501 Jesús es el Hijo único de María. Pero la maternidad espiritual de María se extiende (cf. Jn 19, 26-27; Ap 12, 17) a todos los hombres a los cuales, El vino a salvar: «Dio a luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos (Rom 8,29), es decir, de los creyentes, a cuyo nacimiento y educación colabora con amor de madre» (LG 63)
En el Concilio Vaticano II
-«El nacimiento de Nuestro Señor, que no disminuyó la integridad virginal de su madre sino que la santificó» (II Concilio Vaticano II, LG 57).
Objeciones de los Protestantes
«Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús».
Argumento de que Jesús tenía «hermanos»
La Biblia nos habla de los «hermanos de Jesús» pero jamás menciona otros hijos de María sino solo a Jesucristo. Es necesario entender que el arameo, lenguaje de Jesús y de los Apóstoles, utilizaba la misma palabra para referirse a hermanos, como a parientes y miembros del clan familiar.
Los Padres y la Virginidad Perpetua de María.
-El Protoevangelium de Santiago, escrito alrededor del año 120 A.D., muy cerca del tiempo en que vivió la Virgen María, tiene como tema principal demostrar su virginidad perpetua. Este documento relata que, cuando se profetizó el nacimiento de María, su madre, Santa Ana, la ofreció para el servicio del Señor, tal como Samuel había sido ofrecido por su madre (Cf 1Sam 1,11). María desde, muy pequeña, sería de las mujeres consagradas al servicio del Templo según la costumbre judía (Cf 1 Sam 2,22). Esta vida de servicio en el Templo no permitía ocuparse de hijos, por lo que requería la virginidad perpetua.
–Orígenes, defedió la virginidad perpetua de María (Comentario de S. Mateo 2,17 – 248 A.D.),
–Atanasio «El tomó verdadera carne de la siempre-virgen María» (Discurso contra los arianos 2,70 – 360 A.D.)
–Epifanio de Salamis «Cristo…nació perfectamente de la santa siempre-virgen María por el Espíritu Santo» (El Hombre bien Anclado 120– 374 A.D.)
–Jerónimo «En cuanto a Victorinus (obispo), yo afirmo lo que ya ha sido probado por el evangelio – que el (Victorinus) habló de hermanos del Señor no como hijos de María sino hermanos en el sentido que he explicado, es decir, hermanos en cuanto a relación, no por naturaleza». San Jerónimo entonces apoya su posición haciendo referencia a numerosos Padres, afirmando que ellos mantienen la misma posición a favor de la virginidad perpetua de María: Ignacio, Policarpo, Ireneo, Justino y otros. (Contra Helvidius: La Perpetua Virginidad de Maria 19 – 383 A.D. )
–Ambrosio «la Virgen no buscó la consolación de poder tener otro hijo» (Cartas 63,111 – 388 A.D.).
-Papa Sirucius I «Tenías buena razón de estar horrorizado de pensar que otro nacimiento pueda venir del mismo vientre virginal del que Cristo nació según la carne.»Carta al obispo Anysius – 392 A.D.»
–Agustín, «Al nacer de una Virgen que escogió permanecer Virgen aun antes de saber quien iba a nacer de ella, Cristo quiso aprobar la virginidad en vez de imponerla. Y quiso que la virginidad fuera escogida libremente aun en aquella mujer en la que el tomó para sí la forma de esclavo» (Santa Virginidad, 4,4 – 401 A.D.)
– «(María) Virgen perpetua. ¿Porque te extrañas de esto, oh hombre?» (Sermones 186,1 – 411 A.D.)
-«Herejes llamados Antidicomaritos son aquellos que contradicen la virginidad perpetua de María y afirman que después de Cristo naciera ella se unió con su esposo como uno» (Herejías 56 – 428 A.D.)
–Cirilo de Alejandría «El mantuvo a su Madre virgen aun después de ella dar a luz» (Contra aquellos que no quieren confesar que la Santa Virgen es la Madre de Dios 4 – A.D. 430)
–Papa Leon I «Virgen ella permaneció» (Sermones 22,2 – 450)
-El Concilio de Constantinopla II, 553 A.D. confirmó la doctrina de la encarnación del Verbo en María «madre de Dios y siempre virgen».