La liturgia: acción de Dios en nosotros.
La liturgia “presencia viva del misterio pascual de Cristo, por encima del tiempo y el espacio”. “Acción de Dios en nosotros y con nosotros”, en la que nos “abrirnos y dejarnos guiar por él, y por su cuerpo que es la Iglesia”.
Tras recordar que el Papa Benedicto XVI explicó que una de las fuentes privilegiadas de la oración es la liturgia sagrada que -tal como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica- es “participación en la oración de Cristo, dirigida al Padre en el Espíritu Santo”, en la que “toda oración cristiana encuentra su fuente y su término” (n. 1073); Benedicto XVI invitó hoy a preguntarse: “¿en mi vida, reservo un espacio suficiente a la oración y, sobre todo, qué lugar tiene en mi relación con Dios la oración litúrgica, especialmente la Santa Misa, como participación en la oración común del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia?”.
Su Santidad añadió que para responder a esta pregunta debemos recordar ante todo que la Oración “es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijos, Jesucristo y con el Espíritu Santo”. Por tanto, la vida de oración “consiste en estar habitualmente ante la presencia de Dios y saber que hay que vivir esta relación con Dios como se viven las relaciones habituales de nuestra vida, las que tenemos con nuestros familiares más queridos y con los verdaderos amigos. Porque como dijo el Papa, la que mantenemos con el Señor “es la relación que da luz a todas las demás”.
La liturgia como “presencia viva del misterio pascual de Cristo, por encima del tiempo y el espacio”. La liturgia como “acción de Dios en nosotros y con nosotros”, en la que “abrirnos y dejarnos guiar por él, y por su cuerpo que es la Iglesia”, fue el tema que el Santo Padre desarrolló en su catequesis de esta audiencia general.
Al resumir este tema en nuestro idioma Benedicto XVI dijo:
Al preguntarnos por el puesto que tiene la oración litúrgica en nuestra vida, debemos recordar ante todo que la oración es la relación viva y filial con Dios; es estar habitualmente en presencia suya. Y esto es posible por el bautismo que nos une a Cristo, ya que sólo en Cristo podemos hablar con Dios como un hijo con su padre. Así, la oración es mirar constantemente a Cristo, hablar, estar y actuar con él. Pero a Cristo lo descubrimos como persona viva en la Iglesia. Ella es su cuerpo. En la liturgia de la Iglesia aprendemos a no rezar de modo individualista, sino que debemos entrar en el nosotros de la Iglesia que reza. Además, la liturgia no es el recuerdo de eventos pasados, sino la presencia viva del misterio pascual de Cristo, por encima del tiempo y el espacio. La liturgia no es obra nuestra, sino acción de Dios en nosotros y con nosotros. Es obra suya, él es el sujeto, y a nosotros toca abrirnos y dejarnos guiar por él, y por su cuerpo que es la Iglesia.
Al saludar a los numerosos peregrinos procedentes de América Latina y de España el Papa los invitó a sentirse parte de la Iglesia viva con las siguientes palabras:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los sacerdotes del Pontificio Colegio Mexicano, así como a los grupos provenientes de España, México, Perú, Honduras, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Pidamos al Señor que sepamos vivir cada día la liturgia, especialmente la eucaristía, como acción de Dios en nosotros, y sintiéndonos parte de la Iglesia viva. Muchas gracias.
De los saludos del Papa en otras lenguas destacamos el que dirigió a los peregrinos polacos, a quienes dio su bienvenida destacando, de modo particular, la presencia de sacerdotes y fieles de la Misión Católica Polaca en Alemania, que viajaron a Roma para realizar una peregrinación de acción de gracias por el Pontificado y la beatificación de Juan Pablo II. De ahí que el Papa les deseara que este camino sea para todos ellos “tiempo de gracia y de crecimiento en la fe”.
Al saludar a los peregrinos procedentes de Croacia, Benedicto XVI bendijo especialmente a los estudiantes católicos de Požega y Virovitica acompañados por su Obispo, Mons. Antun, así como a los fieles de la Parroquia de la Exaltación de la Santa Cruz de Ruma en Serbia, y a los miembros de la comunidad católica croata de Ludwigshafen. A estos queridos amigos, el Obispo de Roma les pidió que custodien viva la llama de la fe, encendida en su bautismo y sostenida gracias al ejemplo de los santos mártires, a fin de que otros puedan ver la alegría de su vida en Cristo.
Al saludar en italiano el Pontífice se alegró por la presencia de sacerdotes y seminaristas di diversas naciones, que estudian en los Pontificios Colegios “San Pablo apóstol” y “María Mater Ecclesiae”, a quienes les formuló sus mejores votos por su empeño de estudio, asegurándoles un recuerdo particular en su oración.
Por último, como es costumbre, el saludo del Papa se dirigió a los jóvenes, enfermos y recién casados que participaron en esta audiencia general. A los queridos jóvenes, Su Santidad les pidió que escuchen a Cristo, Palabra de verdad, y que acojan con prontitud su designio en sus vidas. Invitó a los queridos enfermos a sentir que Jesús está junto a ellos y a testimoniar con su esperanza “la fuerza vivificante de su Cruz”. Mientras a los recién casados les deseó que “con la gracia del sacramento”, refuercen día tras día su amor, en el camino de la santidad.
(María Fernanda Bernasconi – RV).