La finalidad de la Iglesia

La finalidad de la Iglesia

16 de julio de 2023 Desactivado Por Regnumdei

«La finalidad de la Iglesia es la propagación del Reino de Cristo, para hacer partícipes a todos los hombres de la redención»


Dijo Benedicto. Y concluyó: «Animo a todos los miembros de la Iglesia, y de modo especial a los laicos, a responder con generosidad y prontitud de corazón a la voz de Cristo, para unirse más íntimamente a él y colaborar en su misión salvífica».
En la reflexión previa a la oración del Ángelus, el Papa habló de San Buenaventura de Bagnoregio, franciscano, Doctor de la Iglesia, sucesor de San Francisco de Asís en la conducción de la Orden de los Frailes Menores, cuya memoria se celebra el 15 de julio. « Él –dijo el Papa- escribe la primera biografía oficial del “Pobrecillo”, y al final de su vida fue también Obispo de la Diócesis de Albano.
Refirió también Benedicto que San Buenaventura escribe: «Confieso… que la razón que me hizo amar la vida del beato Francisco es que ella se asemeja a los inicios y al crecimiento de la Iglesia».

Texto completo de la alocución del Papa antes del rezo del ángelus:

¡Queridos hermanos y hermanas!

En el calendario litúrgico el 15 de julio es la memoria di San Buenaventura de Bagnoregio, franciscano, Doctor de la Iglesia, sucesor de San Francisco de Asís en la guía de la Orden de los Frailes Menores. Él escribió la primera biografía oficial del Pobrecillo, y al final de su vida también fue Obispo de esta Diócesis de Albano. En una carta suya, Buenaventura escribe: «Confieso ante Dios que la razón que me ha hecho amar más la vida del beato Francisco es que ella se asemeja a los inicios y al crecimiento de la Iglesia» (Epistula de tribus quaestionibus, en Opere di San Bonaventura. Introducción general, Roma 1990, p. 29). Estas palabras nos remiten directamente al Evangelio de este domingo, que presenta el primer envío en misión de los Doce Apóstoles por parte de Jesús. «Jesús llamó junto a sí a los Doce – narra san Marcos – y comenzó a enviarlos de dos en dos (…). Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; sino: «Calzar sandalias y no llevar dos túnicas» (Mc 6, 7-9). Francisco de Asís, después de su conversión, practicó a la letra este Evangelio, llegando a ser un testigo fidelísimo de Jesús; y asociado de modo singular al misterio de la Cruz, fue transformado en «otro Cristo», tal como lo presenta San Buenaventura.

Toda la vida de San Buenaventura, así como su teología tienen como centro inspirador a Jesucristo. Esta centralidad de Cristo la encontramos en la segunda Lectura de la Misa de hoy (Ef 1, 3-14), el célebre himno de la Carta de San Pablo a los Efesios, que comienza así: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo». El Apóstol muestra por tanto cómo se ha realizado este designio de bendición, en cuatro pasajes que comienzan todos con la misma expresión «en Él», referida a Jesucristo. «En Él» el Padre nos ha elegido antes de la creación del mundo; «en Él» tenemos la redención mediante su sangre; «en Él» nos hemos convertido en herederos, predestinados a ser «alabanza de su gloria»; «en Él» cuantos creen en el Evangelio reciben el sello del Espíritu Santo. Este himno paulino contiene la visión de la historia que San Buenaventura ha contribuido a difundir en la Iglesia: toda la historia tiene como centro a Cristo, que garantiza también novedad y renovación en toda época. En Jesús Dios ha dicho y dado todo, pero puesto que Él es un tesoro inagotable, el Espíritu Santo jamás termina de revelar y de actualizar su misterio. Por tanto, la obra de Cristo y de la Iglesia no retrocede, sino que siempre avanza.

Queridos amigos, invoquemos a María Santísima, a quien mañana celebraremos como Virgen del Monte Carmelo, a fin de que nos ayude, como San Francisco y San Buenaventura, a responder generosamente a la llamada del Señor, para anunciar su Evangelio de salvación con las palabras y, ante todo, con la vida.