Un Laico Mártir, el Sacristán de Algericaz, Diego Valencia
«HA MUERTO POR SU FE Y RECORDANDO SU FE», DIJO MONS. ZORNOZA
Ha muerto por su fe y confesando su fe. El Señor le tendrá en su gloria».
Algeciras despide a su mártir
El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, fué el encargado de oficiar la misa, el Viernes 27 de Enero del 2023, junto a Juan José Marina, el párroco de la Iglesia a la que han acudido a dar el último adiós a Diego familiares, amigos y autoridades, como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, o el alcalde de la ciudad, José Ignacio Landaluce, entre otros.
«Dolidos y consternados», ha afirmado el obispo que quedan sus familiares y amigos, a los que ha vuelto a manifestar sus condolencias y «cercanía paternal a todas las comunidades de Algeciras que han vivido este horror de cerca». «Ha muerto por su fe y recordando su fe», ha añadido.
Asimismo, el obispo ha señalado que «es la Iglesia entera la que sufre junto a la sociedad» y ha recordado que «a los cristianos nos han enseñado a perdonar, orar por nuestros perseguidores». «De no perdonar nos habría ya ganado el mal y hechos como esto nos obligan a fomentar y construir una cultura de la convivencia, del respeto y paz».
«No basta solo con condenar la violencia, que no tiene justificación, como tampoco el terrorismo o la falta de respeto a la persona y sus libertades», ha añadido Zornoza, que ha afirmado que «debemos construir sujetos capaces de participar en la construcción de la civilización del amor y del respeto a la vida».
Al recordar al sacristán «asesinado despiadadamente», Rafael Zornoza ha subrayado que es la misma Eucaristía la que le «alimentaba todos los días» y le «fortalecía para amar a su familia, para servir a todos, para vivir alegre, con esperanza y con fe. Ha muerto por su fe y confesando su fe. El Señor le tendrá en su gloria».
Diego Valencia, de 65 años, casado y con dos hijas, era sacristán de la parroquia desde hacía 16 años, que había regentado una floristería y muy querido en el mundo cofrade algecireño y en la ciudad, como ha quedado patente con las multitudinarias muestras de dolor expresada por los ciudadanos en general con una concentración en la Plaza Alta y depositando velas y flores en el mismo lugar donde fue asesinado y a la salida del féretro de la Iglesia, entre aplausos de los asistentes en la plaza.
El ataque a las tres iglesias fue perpetrado este miércoles en nombre de la yihad por Yassine Kanjaa, marroquí de 25 años. El ataque, realizado bajo el grito de «Alá es grande», se ha llevado por delante la vida del sacristán de la iglesia de La Palma, Diego Valencia, de 65 años, casado y padre de dos hijos.
El atacante, detenido e investigado por ataque terrorista, ha dejado otros cinco heridos según las últimas informaciones, entre los que se incluye el padre Antonio Rodríguez, párroco de la capilla de San Isidro. Recibió dos puñaladas y por el momento se encuentra en estado grave, pero fuera de peligro.
Los hechos
El ataque comenzó el miércoles, pasadas las 19:00 horas, cuando varios testigos presenciaron una discusión de Kanjaa con el párroco y fieles de la iglesia de San Isidro. El atacante accedió al templo mientras llamaba a los presentes a profesar el islam.
Tras este primer asalto, Kanjaa regresó minutos después a la iglesia armado con un machete, con el que golpeaba las imágenes sagradas del interior. En esta ocasión, fijó su objetivo en el párroco salesiano, Antonio Rodríguez, a quien hirió de gravedad en el cuello y el hombro mientras defendía la iglesia tratando de expulsarle.
Fue entonces cuando el atacante se dirigió a la iglesia de La Palma. Cuando el agresor entró en la iglesia vestido con una chilaba, el sacerdote que sustituía al párroco -Juan José Marina, ausente por estar celebrando unas confirmaciones en una iglesia vecina- ya había concluido la celebración de la Santa Misa.
Diego Valencia, el sacristán fallecido, estaba recogiendo los ceremoniales mientras rezaban algunos fieles y una docena de niños recibían la catequesis en las dependencias contiguas.
«El agresor se subió a la mesa del altar y comenzó a tirar las cosas que había encima. El sacristán comenzó a increparle… Pudo escapar, pero él lo alcanzó en la calle y lo ha matado, lo ha matado, lo ha matado», lamenta Marina en declaraciones a El Mundo.
Niños en catequesis
Una vez accedió al interior de la iglesia, el asaltante causó multitud de destrozos de imágenes, cruces y velas y subió al altar mayor. Fue en este momento cuando el sacristán comenzó a increparle para que se marchase de la iglesia antes de hacerle frente con la única ayuda de una silla.
El arrojo del Valencia, de 65 años, fue fundamental no solo para defender el recinto sagrado: también se encontraban presentes en el templo una docena de niños asistiendo a catequesis.
Fue entonces cuando Kanjaa comenzó a perseguir al sacristán hasta que le dio alcance a pocos metros de la iglesia. Allí le apuñaló en el abdomen y en multitud de ocasiones en la cabeza hasta que quedó completamente inerte, según los testigos.
«Mi sacristán estaba muerto en mitad de la Plaza Alta con la cabeza abierta», relató el sacerdote. «Diego era mis pies y mis manos. Para mí Diego ha sido un hombre fiel y posiblemente esta muerte iba para mí y se la ha encontrado él», agregó a la Cadena SER.
Detenido, sonriente y ensangrentado
El atacante trató de atacar otra iglesia, la Capilla de Europa, un templo ubicado en las inmediaciones de Nuestra Señora de La Palma. Golpeó la puerta en varias ocasiones tratando de acceder, pero desistió al estar cerrada.
Tras el asesinato, Kanjaa fue detenido por la policía y ya está siendo investigado por la audiencia nacional. En las imágenes distribuidas tras su detención, puede apreciarse al yihadista con la ropa salpicada de sangre y una sonrisa en la cara.
En el lugar de los hechos se encontró el arma homicida, un machete ensangrentado. También se encontró una misbaha, una cuerda con cuentas similar a un rosario que utilizan los musulmanes para rezar, por lo que todo apunta a un atentado de intencionalidad yihadista.
Diego Valencia
Diego Valencia estaba recogiendo el altar de la Iglesia de La Palma, en Algeciras, cuando Yassine Kanjaa entró con una catana a gritos. El sacristán le pidió que se fuera, pensando que era un alborotador como otras veces. Sin embargo, le mató. El párroco de la parroquia cree que iba a por él.
Diego Valencia era un hombre muy conocido y querido en la ciudad de Algeciras. Trabajó en una floristería y ahora como jubilado era el sacristán de la Iglesia de La Palma.
Por eso estaba allí, recogiendo tras la misa de las siete, como siempre, mientras algunos feligreses rezaban.
Juan José Marina es el párroco de la Iglesia de La Palma pero ayer fue otro sacerdote quien dio la misa de la tarde. Marina cree que el atacante iba a por él, y que lo confundió con el sacristán. «En vez de morir yo, ha muerto él», ha dicho.
Otras veces, algunos alborotadores habían entrado en la iglesia, destrozando cruces o imágenes. Ayer, Diego Valencia pensó que solo era una de esas gamberradas.
Se dirigió al atacante, Yassine Kanjaa que llevaba una catana. Se la clavó y aunque el sacristán se dirigió a la calle para pedir ayuda, el presunto yihadista lo volvió a alcanzar y le asestó otra herida mortal.
El cuerpo del sacristán quedó tirado en medio de la plaza de Algeciras.
El presunto yihadista está en dependencias de la Policía de Algeciras. En el ataque a la iglesia de La Palma y a otra minutos antes, la de San Isidro de la Iglesia de Santa María Auxiliadora, ha matado a Daniel Valencia y herido a cuatro heridos más, uno de ellos un cura, en estado grave.
Fuente: Religión en Libertad
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