Jesús ha venido por cada uno de  nosotros

Jesús ha venido por cada uno de nosotros

23 de diciembre de 2012 Desactivado Por Regnumdei

La celebración de la santa Navidad ya es inminente. La vigilia nos prepara  para vivir intensamente el misterio que esta noche la liturgia nos invitará a  contemplar con los ojos de la fe. 

 

En el Niño divino recién nacido, acostado en el  pesebre, se manifiesta nuestra salvación. En el Dios que se hace hombre por  nosotros, todos nos sentimos amados y acogidos, descubrimos que somos valiosos  y únicos a los ojos del Creador. El nacimiento de Cristo nos ayuda a tomar  conciencia del valor de la vida humana, de la vida de todo ser humano, desde su  primer instante hasta su ocaso natural. A quien abre el corazón a este «niño  envuelto en pañales» y acostado «en un pesebre» (cf. Lc 2, 12), él le brinda la  posibilidad de mirar de un modo nuevo las realidades de cada día. Podrá gustar la  fuerza de la fascinación interior del amor de Dios, que logra transformar en alegría  incluso el dolor.  Preparémonos, queridos amigos, para encontrarnos con Jesús, el Emmanuel, Dios  con nosotros.

 

Al nacer en la pobreza de Belén, quiere hacerse compañero de viaje  de cada uno. En este mundo, desde que él mismo quiso poner aquí su «tienda»,  nadie es extranjero. Es verdad, todos estamos de paso, pero es precisamente Jesús  quien nos hace sentir como en casa en esta tierra santificada por su presencia. Pero  nos pide que la convirtamos en una casa acogedora para todos. Este es  precisamente el don sorprendente de la Navidad:  Jesús ha venido por cada uno de  nosotros y en él nos ha hecho hermanos. De ahí deriva el compromiso de superar  cada vez más los recelos y los prejuicios, derribar las barreras y eliminar las  contraposiciones que dividen o, peor aún, enfrentan a las personas y a los pueblos,  para construir juntos un mundo de justicia y de paz.

 

Con estos sentimientos, queridos hermanos y hermanas, vivamos las últimas horas  que nos separan de la Navidad, preparándonos espiritualmente para acoger al Niño  Jesús. En el corazón de la noche vendrá por nosotros. Pero su deseo es también  venir a nosotros, es decir, a habitar en el corazón de cada uno de nosotros. Para  que esto sea posible, es indispensable que estemos disponibles y nos preparemos  para recibirlo, dispuestos a dejarlo entrar en nuestro interior, en nuestras familias,  en nuestras ciudades.

 

Que su nacimiento no nos encuentre ocupados en festejar la  Navidad, olvidando que el protagonista de la fiesta es precisamente él. Que María  nos ayude a mantener el recogimiento interior indispensable para gustar la alegría  profunda que trae el nacimiento del Redentor. A ella nos dirigimos ahora con  nuestra oración, pensando de modo especial en los que van a pasar la Navidad en  la tristeza y la soledad, en la enfermedad y el sufrimiento. Que la Virgen dé a todos  fortaleza y consuelo.

 

BENEDICTO XVI  ÁNGELUS  IV Domingo de Adviento Ciclo C