¿Resentimiento? Peligro espiritual y desastre social

¿Resentimiento? Peligro espiritual y desastre social

19 de febrero de 2022 Desactivado Por Regnumdei

El resentimiento se refleja en diversos sentimientos y actitudes, como la hostilidad hacia algo o alguien, la ira no resuelta sobre un acontecimiento, el enfurecimiento o la incapacidad para perdonar.

 

Resentimiento es la acción y efecto de resentirse (tener un enojo o pesar por algo). El resentimiento se refleja en diversos sentimientos y actitudes, como la hostilidad hacia algo o alguien, la ira no resuelta sobre un acontecimiento, el enfurecimiento o la incapacidad para perdonar. Su principal impulso es el maligno y su estrategias, los celos, la envidia, la aversión a la virtud y la susceptibilidad.

Varios aspectos:

El primero. El esquema sobre el que se sustenta el resentimiento suele ser que algo o alguien nos ha causado un daño que consideramos que no se puede reparar y que juzgamos que no merecemos, por lo que el causante merece que le castiguemos. La forma en que se ejerce ese castigo puede ser mostrar hostilidad hacia el causante de nuestro dolor,  y la incapacidad de perdonar.

Otro aspecto muy importante es que el resentimiento implica algo que está enquistado, no resuelto. Si lo pensamos en términos de tiempo, este sentimiento podría venir de un acontecimiento reciente o de épocas pasadas. Por lo tanto el resentimiento puede ser un compañero de viaje que nos puede acompañar durante mucho tiempo por lo que puede llegar a tener mucho impacto en nuestras vidas.

Hay ocasiones que no somos capaces de reconocer que estamos resentidos. Puede ser que llevemos tanto tiempo con ello que ya forme parte de lo que nosotros consideremos algo “normal”. Cuando uno lleva una pesada carga durante mucho tiempo muchas veces se olvida que la lleva. ¿Cómo podríamos reconocerla? Mostrarse nervioso o muy sensible ante ciertos hechos o personas, tener una actitud hostil, expresar dificultades para confiar en nuevas relaciones y sentirse menospreciado son algunos indicadores.

Hasta ahora hemos hablado de los efectos externos del resentimiento. Sin embargo estas actitudes que se muestran en el exterior tienen un efecto sobre nosotros. En realidad, lo que sucede en el exterior responde a algo que nos pasa en nuestro interior. ¿Cómo son esas sensaciones? Desde luego no es algo que nos proporcione calma ni sosiego sino todo lo contrario. Por lo tanto el resentimiento tiene una componente de sufrimiento para el que se siente resentido. Es como si el “castigar” tuviera un efecto secundario sobre el que castiga. El resentimiento es como tomar veneno esperando que la otra persona muera.

El resentimiento también se basa en el hecho que pensamos que el comportamiento  de la otra persona o las circunstancias han sido la causa de cómo nos sentimos. (Diferencia entre causa y estímulo). Esto nos convierte en víctimas, lo cual tiene un efecto aparentemente positivo en nosotros ya que nos da la tranquilidad de ser los inocentes. Sin embargo hay un efecto secundario: el ser víctimas nos incapacita para la acción ya que es el otro el culpable y por lo tanto no podemos hacer nada. Y si no podemos hacer nada dejamos de ser libres y nos convertimos en esclavos del resentimiento que sentimos por nuestro “agresor”. Lo curioso es que es una esclavitud generada por nosotros porque el “agresor” no nos obliga a sentir eso. Estamos enganchados al supuesto agresor pero somos nosotros los que nos enganchamos y no al revés. El resentimiento es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud.” (F. W. N.)

El resentimiento se transforma en un círculo vicioso.

La amargura y el resentimiento son pecados del alma y se caracterizan por un espíritu implacable y generalmente negativo con actitudes de crítica, lo cual afectará sus pensamientos y acciones conscientes y subconscientes. Si permite que estas actitudes permanezcan, destruirán y matarán (Gálatas 5:19-21)

LEVÍTICO 19,17-18 «No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»

AMOS 1,11-12       » Porque persiguió a su hermano con la espada y ahogó todo sentimiento de piedad; porque conserva su enojo para siempre y mantiene incesantemente su furor».

1 CORINTIOS 13, 4-6    «El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.»

S. LUCAS 17, 3   «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.»

S. MATEO 5, 22  «Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, será condenado por el tribunal. Y todo aquel que lo insulta, será castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, será condenado a la Gehena de fuego.»