Evangelio Diario y Meditación

Evangelio Diario y Meditación

25 de junio de 2017 Desactivado Por Regnumdei

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha

Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio

Evangelio según San Mateo 9,32-38. 

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. 

El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel». 

Pero los fariseos decían: «El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios». 

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. 

Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. 

Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.»

+Meditación:

San Juan Crisóstomo

El Señor quiso refutar con sus acciones la acusación de los fariseos cuando decían: «En nombre del príncipe de los demonios, arroja a los demonios», pues el demonio no se venga haciendo bien a los que le ultrajan, sino haciéndoles daño. Y el Señor hace lo contrario; puesto que no castiga, ni aun increpa a los que le afrentan y ultrajan, sino que los colma de beneficios, por eso se dice: «Y recorría Jesús todas las ciudades y castillos»: en cuyo proceder nos enseña, no a devolver a una acusación otra acusación, sino a responder con beneficios. Aquel que después de ser acusado, deja de hacer el bien, da a entender que hace el bien por el aplauso de los hombres, pero si hiciéremos constantemente el bien a nuestros semejantes, sean quienes quieran, tendremos una grandísima recompensa.  

                                 

+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque:  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.