Evangelio y Meditación Sábado V Cuaresma
Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes
+Santo Evangelio
Evangelio según San Lucas 6,36-38.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
+Meditación
(Iluminando el sentido de las Escrituras con los Santos, los Padres de la Iglesia y el Magisterio)
San Cirilo
Apacigua aquí la pésima pasión de nuestras conciencias, o de nuestro espíritu, que es el principio y el origen del soberbio desprecio, pues aunque conviene que algunos sean circunspectos y hablen como Dios desea, no lo hacen así, sino que censuran la conducta ajena; y cuando ven que algunos obran mal, olvidándose de sus propios defectos, murmuran de ellos.
Que recibiremos una recompensa abundante de Dios -que da con largueza a los que le aman- lo demuestra añadiendo: «Buena medida, y apretada, y remecida, y colmada darán en vuestro seno».
Esto lo explica el Apóstol diciendo: «El que siembra poco (esto es, con mano avara), segará poco (esto es, no con abundancia), y el que siembra en bendiciones, segará también en bendiciones» ( 2Cor 9,6) (esto es, en abundancia). Y si alguno no tiene, si no siembra, no peca. Se acepta el que tiene, no en el que carece.
+Comunión Espiritual
Dices: «Venid a mí todos los que tenéis trabajos y estáis cargados, que yo os recrearé» (Mt 11,28). ¡Oh dulce y amable palabra en los oídos del pecador! ¡Que tú, Señor Dios mío, convidas al pobre y al mendigo a la comunión de tu santísimo cuerpo! Mas, ¿quién soy yo, Señor, para que presuma llegar a ti? Veo que no cabes en los cielos de los cielos, y tú dices: «¡Venid a mí todos!”. ¿Qué quiere decir esta tan piadosísima dignación y este tan amistoso convite? ¿Cómo osaré llegarme yo que no reconozco en mí cosa buena en que pueda confiar? ¿Cómo te hospedaré en mi casa yo, que tantas veces ofendí tu benignísima presencia? Los ángeles y arcángeles tiemblan; los santos y justos temen, y tú dices: «!Venid a mí todos!”. Si tú, Señor, no dijeses esto, ¿quién lo creería? Y si tú no lo mandases, ¿quién osaría llegarse a ti?” (Imitación de Cristo, IV)
REFLEXIÓN MATINAL: JUZGAR LOS DEFECTOS DEL OTRO
Ejercicio Espiritual R. P. Marcos Pizzariello: NACIMIENTO DE JESÚS