Eutanasia: “la legitimación del asesinato mutuamente acordado”.
Salvador González Barón: «querer morir sin sufrimiento no equivale a estar a favor de la eutanasia»
Por Pilar Castañon
El doctor Salvador González Barón es Catedrático Emérito de Fisiología Humana en la Universidad de Málaga, y fue Decano de la Facultad de Medicina. Ha trabajado cerca del sufrimiento humano y es experto en bioética, algo que ya no se queda en la teoría gracias a tanta investigación descontrolada o leyes inhumanas. En su trabajo de investigación se ha dedicado a estudiar diversos aspectos del Sistema Nervioso, preferentemente al estudio de las «Bases neurofisiológicas de las respuestas cardiorrespiratorias en las emociones», además ha mantenido un gran interés por el tema del dolor, desde un punto de vista Neurofisiólogo y Antropológico, impartiendo numerosas conferencias y charlas. Ha publicado capítulos de libros y también algunos libros monográficos. Se siente orgulloso de que entre sus antiguos colaboradores hay 10 que son catedráticos de Fisiología, varios investigadores muy reconocidos afincados en USA y varios jefes de Servicio de Neurofisiología Clínica.
WE.- Llevamos años de manipulación de las palabras, antes fue la imposición de la interrupción voluntaria del embarazo y ahora se vuelve a la carga con el eufemismo de la eutanasia. ¿Cuál es el objetivo?
Salvador González.- Efectivamente. En el tema de la Eutanasia se ha intentado confundir y manipular a la opinión pública, incluso a los propios médicos. Esta manipulación se ha hecho utilizando el lenguaje, con conceptos equívocos, como el concepto de muerte digna y la defensa de la autonomía absoluta del paciente para decidir. La muerte en si misma no es diga, ni indigna. La muerte será digna en la medida que el paciente es tratado con todos los cuidados necesarios, de todo tipo, de acuerdo con la propia dignidad intrínseca que posee como persona.
«Por otra parte, es cierto que la autonomía es uno de los principios éticos aplicables en el trato con el paciente, pero la autonomía no es absoluta».
Otras veces lo han hecho al revés, quitando expresiones que no gustaba que fueran publicadas, como por ejemplo hacer equivaler la Eutanasia a provocar la muerte, o eliminar la vida, etc. Además, está muy claro que no es una demanda de la población, no es algo que la gente haya pedido.
Hay que decir muy claro que la supuesta demanda social, se ha basado en encuestas falsas, porque preguntar a una persona en la calle que si “quiere morir sin sufrimiento” no es válido para sacar conclusiones, pues todo el mundo quiere morir sin sufrimiento, pero eso no equivale a estar a favor de la eutanasia. Eso es una falsedad. También hay falsedad en las encuestas hechas entre médicos. No es verdad que las conclusiones de las mismas afirmen que el 70% de los médicos estaban a favor de la eutanasia cuando no se habían pronunciado más que un número muy reducido, y sólo en escasos Colegios profesionales, en algunos casos no superó el 5% de los colegiados.
Además, es sorprendente que en toda la propaganda que se ha hecho de la eutanasia se ha omitido comentar a la opinión pública el papel de los Cuidados Paliativos, que es poder tratar y quitar el sufrimiento cuidando a la persona hasta el final, el cuidado integral de la persona (físico, psíquico, emocional, espiritual e incluso religioso).
Poner en marcha una ley de este tipo en este momento es inhumano porque se hace en el marco de una pandemia en la que han fallecido miles de personas, cuando lo que hubiera requerido es un enfoque diferente, que plantease qué podemos hacer para mejorar las condiciones sanitarias, la salud de las personas, y la atención de las personas más vulnerables, los cuidados necesarios a los pacientes con enfermedades más avanzadas, etc.
WE.- Se han dirigido directamente al Tribunal Constitucional, ¿por qué han decidido esta iniciativa? ¿por qué urge su paralización?
SG.-Nuestro escrito en primera instancia no iba dirigido al Tribunal Constitucional, iba dirigido a médicos y sanitarios de forma preferente, para que tuvieran una buena información de lo que significaba la ley. Pero las personas que lo recibían lo enviaban a más persona, que no eran médicos y entonces es cuando se cambia el título, con la intención de que fuera al Tribunal Constitucional. Esto ha sido laborioso porque había que ver la forma más efectiva que ha sido a través del defensor del pueblo, lo mismo que a los cuatro portavoces de los partidos que votaron en contra de la Ley (Vox, PP, UPN y Foro Asturias), de forma que este escrito les sirviera de apoyo si presentaban algún recurso también.
¿Por qué el interés en que nuestros colegas supieran desde el principio que este documento no era de recibo? Porque se ha legislado contra un derecho fundamental que es el derecho a la vida, y porque atenta al fundamento de la profesión médica que es curar y cuando no se puede, cuidar y aliviar, y no eliminar al que sufre. El derecho a la vida no es un derecho dispositivo, sino fundamental, inalienable e irrenunciable, válido para todos. Se ataca directamente a un derecho que se recoge en el artículo 15 de la Constitución. También el artículo 43 de la Constitución reconoce el derecho a la protección de la salud y además establece que compete a los poderes públicos organizar y tutelar esa garantía de salud. Y el art. 196 también dice que la salud es un derecho de todos y un deber del Estado garantizarla. En este mismo sentido la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 3 dice: «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona».
Este artículo es fundamental para disfrutar de todos los demás derechos: al fin y al cabo, hay que estar vivo para ejercer la libertad de expresión, casarse o tener una nacionalidad. Por tanto no es un tema simple, de escasa importancia. Al amparo de la propia ley se abre la puerta a cometer mayores injusticias de las que quiere evitar, y esto lo afirman incluso juristas que están a favor de la ley, como es el asesinato por interés, la falsificación de documentos de última voluntad, la prestación de la muerte contra la voluntad del sujeto, o eutanasias no desead. Al final, a pesar de las garantías que presupone la ley, no es el paciente el que decide finalmente, y no hay tutela judicial propiamente dicha. Decidiendo al final el que la ley denomina “médico responsable” cuando el paciente no puede decidir.
La ley estable en un artículo que es necesario que el paciente solicite la Eutanasia por dos veces con una separación de 15 días. Pero si el paciente no puede decidir, acto seguido, en un artículo siguiente, se contradice al afirmar que el médico puede acortar los plazos. Esto es una forma de ley contradictoria a veces y, desde luego injusta y carente de las garantías de las que presume.
Pero hay otra injusticia de otro orden, y es que deja sin amparo alrededor de unas 80.000 personas que mueren cada año sin los auxilios y ayuda de los cuidados paliativos por carencias, al no haberse querido abordar el problema de los Cuidados Paliativos. No ha habido un propósito por parte de los gobernantes e inspiradores de la Ley, para la atención sanitaria de los más vulnerables y sin duda la ley se aplicará previsiblemente a las personas que no tienen familia, que se sienten una gran carga o que creen que la sociedad ya no cuenta con ellos, que su vida no sirve para nada. Ellos serán los que pedirán la eutanasia sin haber tenido otra alternativa a su dolor.
Citamos en el Escrito una frase muy dura del Profesor Daniel Callaghan fundador de la Bioética, que llega a definir la Eutanasia y el Suicidio Médicamente Asistido como “la legitimación del asesinato mutuamente acordado”.
WE .- Me ha llamado especialmente la atención el atrevimiento de los legisladores al reconocer claramente en el preámbulo de la Ley que actualmente hay mucha gente mayor que vive muchos años gracias a los adelantos… y esto no puede ser.
SG.- Cada vez hay más mayores y hay más enfermedades de gente mayor como enfermedades cancerosas, cardiovasculares, neurodegenerativas . Esto es una razón muy poderosa para haber establecido un programa de creación y dotación de recursos suficientes para promover la creación y reforzar las Unidades de Cuidados Paliativos. En este aspecto, lamentablemente existe en España una gran precariedad, mientras que la media europea de Unidades de Paliativos es de 2 por cada 100.000 habitantes, en España es de 0,6 por cada 100.000 hab. Si tenemos 42 Facultades de Medicina, solo en 22 se enseña paliativos, con solo 5 cátedras en todo el país. Algo similar ocurre en los estudios del Grado de Enfermería.
Pero además, no existe en España el título de la especialidad en Medicina Paliativa. Es lamentable que, también en otros países de Europa donde sí existe la especialidad, no esté valorada suficientemente esa especialidad médica. Es urgente como hemos dicho poner en marcha un Programa de Unidades de Cuidados Paliativos para todo el país con las dotaciones necesarias y con la dotación necesaria para la formación de especialistas de esas Unidades: médicos, enfermeras, psicólogos, etc.
WE.- Ayer vi la película documental de la Madre Teresa, precisamente en el cuidado a los enfermos terminales (situaciones terribles) se veía claramente el gran reconocimiento de la dignidad de los mismos, a pesar de las circunstancias como era el ejemplo de una mujer con medio cerebro comido por los gusanos, los que con amor y paciencia quitaban las misioneras con unas pinzas. La dignidad humana, la dignidad personal, es un concepto que aparece repetidamente en el texto, así como la integridad moral, dando más valor a una mal entendida libertad que a las personas. La libertad y la autonomía se convierten en bienes supremos.
SG.-A pesar de estar jubilado sigo dando clases y seminarios en Máster, Títulos de expertos y cursos relacionados con Bioética y Neurofisiología. Los temas de Antropología filosófica constituyen desde hace años uno de mis “aficiones”, a los que he dedicado mucha atención y muchas horas. Ello me permite decir que la persona, toda persona, tiene una dignidad intrínseca, ontológica, extraordinaria, que le viene dado por su propia naturaleza, y que no se la puede quitar nada ni nadie. Y esto es así, cualquiera que sea su comportamiento moral, su estado físico, o su edad, aunque se esté muriendo, en coma, y haya sido desahuciada. Además, esta dignidad es inherente a la persona desde el momento primero, desde la fecundación, aunque el desarrollo fisiológico venga después.
La dignidad de la persona además no se puede comparar con nada en la naturaleza, pero a la vez la persona, tiene una gran fragilidad y vulnerabilidad por su componente biológico o fisiológico. En la persona se da una unión íntima entre cuerpo, alma y obrar, El concepto de persona en su origen , habla de excelencia, de igual modo como se puede entender el concepto de dignidad. Por eso merece un gran respeto y un trato acorde con esa excelencia, en cualquier situación que se encuentre y desde la etapa embrionaria hasta la muerte natural. Así, cuando se habla en los fundamentos de la ley de Eutanasia de autonomía y de libertad se magnifican, está muy bien, pero nunca son absolutas. La libertad y la autonomía son especialmente importantes en el hombre pero están limitadas por la realidad de la persona, en lo que constituye la verdad de la persona. En la medida en que es verdadero, es libre, pero la autonomía no puede ser absoluta ya que , por encima de todos los atributos que puede tener la persona, está el principio fundamental de su existencia, el valor bioético supremo que es el respeto a la vida. La persona viene definida por una serie de propiedades que en nada se compaginan con los términos en que lo trata la Ley . Ya que la persona es inviolable, irrepetible, abierta a los demás, es sexuada, es trascendente… El articulado de la ley maneja el término dignidad de una forma totalmente inapropiada.
WE.- Es muy curioso que mientan de una forma tan “descarada” en la ley al intentar justificarla, dicen que se ha hecho para estar acordes con las leyes europeas cuando esto no es así. ¿Qué más mentiras nos cuenta esta ley?
SG.-Es una pena porque son datos muy fáciles de comprobar, si mintieran en una cosa a la que la mayoría de la población no tiene acceso, se puede colar la mentira, pero no en este tema. Solo hay 5 países en el mundo que tienen aprobada la eutanasia: Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Canadá y Colombia. Algunos tienen el suicidio médicamente asistido como Suiza, Alemania recientemente, y algunos estados de Estados Unidos. Portugal rechazó hace poco la propuesta del parlamento porque el presidente de la República lo elevó al Tribunal Constitucional y lo rechazó por una cuestión que, aunque parecía terminológica, era de fondo.
Los países europeos han rechazado la ley de eutanasia que planteaba la despenalización, pero aquí hemos avanzado más, ya que no es la despenalización lo que ha hecho la ley, sino la creación de un nuevo derecho subjetivo que no existe en el mundo, es un derecho subjetivo a matar.
Ahora, cuando se habla para justificar esta legislación de que hay un 80% de peticiones de eutanasia porque hay un dolor insoportable, cuando se comprueba este dato después de ser tratados adecuadamente, resulta que no son situaciones que se deban mantener dentro de ese porcentaje porque son frustraciones vitales, depresiones, o una situación que en Bélgica y Holanda llaman “cansancio de vivir”. Se está cansado de vivir y parece que tienen que someterse a la ley. Pero la depresión hay que tratarla primero ya que el hecho de estar deprimido hace que esta no sea una petición creíble, y cuando se trata la depresión, el porcentaje de peticiones baja a un 5%.
En estos países ya casi se puede hablar de una “muerte a demanda”, por ejemplo, hace años un juez del supremo de Holanda creó una especie de mito que consistía la “píldora venenosa” para que se la pudieran ingerir los mayores de 70 años, pero cuando él falleció no usó su píldora. Precisamente tenemos la experiencia de estos países que nos demuestra cómo, una vez que empieza la legislación, se camina hacia lo que se denomina “pendiente resbaladiza”. En estos países se permite la eutanasia para menores de 12 años y pacientes psiquiátricos, o incluso para menores de un año con el consentimiento de sus padres cuando padezca un dolor insoportable. Aquí por lo menos esa situación se rechazó en las discusiones. Pero, dicho por pediatras y especialistas, a los niños también se les puede someter a los tratamientos analgésicos que hay para sofocar tal dolor, que salvo casos muy excepcionales son muy efectivos hay salvo casos muy excepcionales.
WE.- Hace ya años leí una caso en Bélgica de petición de eutanasia por una chica por caso de depresión porque el novio la había dejado. Su familia, que incomprensiblemente la apoyó en principio, andaba luego en juicios porque se había dado cuenta de la barbaridad.
SG.- La ley es tremenda porque cuando llega el momento de que el médico responsable ejecute la acción, aunque haya aparentes garantías y plazos, tiene que hacer un certificado de muerte natural. Al certificar esto, si su familia luego quiere establecer una demanda, no tiene nada que hacer. Y así , por no tener el consentimiento debido, etc. al declarar muerte natural se cierra automáticamente esa vía. Además, es totalmente incoherente e ilegítimo que un médico que cometa un acto de muerte así firme que es muerte natural.
WE.- ¿Ante esto, el hecho de mentir, no se levantan los propios médicos pro-eutanasia?
SG.-No lo sé, no parece que lo han hecho y es ya una realidad puesta por ley. Quizás así se encuentran más protegidos ya que no les puede venir ninguna demanda.
WE.- Es una ley que se aplica en base a una opinión un tanto subjetiva y la subjetividad nunca puede ser justificación para crear un derecho y generar actos de tanta importancia. Se habla de “contexto de enfermedad o padecimiento incurable que la persona experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios…” Hay personas que soportan mejor el dolor que otras, también está el tema de las enfermedades mentales. ¿Cómo van a poder controlar esto?
SG.- En realidad este tipo de situaciones de dolor y de sufrimientos de ese nivel son controlables en gran medida. Existen Unidades del Dolor en España desde hace muchos años, anteriores a la existencia los Cuidados Paliativos, que ya trataban al paciente en situaciones extremas de dolor insoportable. Recuerdo que el doctor Madrid Arias, que fue quien inició las Unidades del Dolor en España, en un congreso médico sobre el Dolor, ante la pregunta de un médico asistente, afirmó que nadie le había solicitado quererse morir, una vez tratado el dolor adecuadamente. Y esta es la experiencia de oncólogos y de aquellos médicos que trabajan en Cuidados Paliativos, de forma unánime. Son contados los casos que cada uno de los especialistas refieren, y en su inmensa mayoría, son enfermos que están sufriendo de depresiones, que una vez tratadas, no vuelven a solicitarla.
Cuando tratas bien al enfermo y le quitas el dolor lo agradece, y si está muy grave, se le cuida porque cuidar es algo que debe permanecer siempre, hasta el final.
Si es un dolor físico, salvo excepciones muy raras, se puede contralar. El sufrimiento es otra cosa, no se puede tratar con analgésicos, sino que hay que tratar al paciente como persona, cuidándolo, aliviando todo lo que necesite en cada momento: el aspecto físico, psicológico, espiritual, con el afecto del médico, de todo el personal sanitario, con la colaboración de sus familiares, haciéndole partícipe de su enfermedad y hasta de su tratamiento, así la persona puede estar cuidado hasta el final.
Mi hermano Manuel que ha sido muchos años jefe de Servicio de Oncología del Hospital la Paz, que impartió durante más de 20 años un Máster de Cuidados Paliativos en la Universidad Autónoma de Madrid y ha escrito mucho sobre el tema, afirma con frecuencia que” contra el dolor opiáceos y contra el sufrimiento amor”. Es cierto que el paciente al final, y siempre, demanda del médico un trato de amistad y de cariño.
«El médico tiene en su ADN el sentido de su misión que es curar, y si no aliviar y cuidar».
WE.- Justo ese es el título del manifiesto de la Universidad Francisco de Vitoria: Siempre se puede cuidar.
SG.- Es que es rotundamente verdad, y la práctica de la eutanasia es lo más opuesto a la misión de un médico. En muchas situaciones ese es el papel del médico y de todo el personal sanitario, cuidar y acompañar siempre, cuidar del paciente hasta el último momento.
Esto está vigente en la práctica de la Medicina desde antes de Hipócrates, a quien se le considera el padre de la Medicina., cuyo juramento hacen los profesionales médicos. El médico siempre ha tenido muy claro y lo ha vivido. Su objetivo y ejercicio profesional, están orientados a curar y cuando por la situación del paciente ello no es posible se afana en cuidar y aliviar. Por eso la eutanasia NO es un acto médico, es todo lo contrario, es la degradación de la Medicina. El doctor Marcos Gómez Sancho, que es el iniciador de los Cuidados Paliativos en España, hizo públicamente hace pocas semanas, una afirmación durísima, que “la legalización de esta Ley de Eutanasia, plantea la situación más difícil por la que ha pasado la Medicina”.
Precisamente este proceder del médico está recogido en todos los códigos deontológicos de la profesión, en el Código de Deontológico de la Organización Médico Colegial, en el Cap.6, art.36 dice que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente ni si quiera en caso de petición expresa por este”. La Asociación Médica Mundial, en la asamblea anual del año 2019, reitera la oposición firme contra la eutanasia y el suicidio médicamente asistido.
«Cuando un médico se presta a esta acción se produce la perversión de la relación médico-paciente».
Esta ley, en el momento actual, con una pandemia y tantos fallecidos y con una actitud heroica de tantos médicos y sanitarios, es una especie de bofetada. Hay no pocos médicos y sanitarios que han dado la vida ayudando a otras personas y, aprovechar esta situación para sacar adelante esta ley, es una falta de sensibilidad y de humanidad.
Hay situaciones particulares en las que el paciente puede presentar un gran sufrimiento aún cuando el dolor está controlado , motivado por la aparición de “sintomas refractarios” a los diversos tratamientos. En ellas está previsto y éticamente aceptado, la “sedación paliativa”, que con consentimiento informado del paciente , o persona en quien haya delegado, consiste en llevar a una pérdida de conciencia, en lo posible reversible, a través de un tipo de sustancias o fármacos que nada tienen que ver con los que se pueden utilizar para provocar la eutanasia, cuya instauración se hace de forma gradual hasta alcanzar la dosis mínimamente eficaz que consiga hacer desaparecer esos síntomas.
Es una forma totalmente diferentes y opuesta a la Eutanasia de abordar el final de la vida, tanto en su objetivo, ya que uno pretende la muerte, y sí quitar el sufrimiento, como en el procedimiento, ya que en la Sedación Paliativa se utiliza la mayor parte de las veces ansiolíticos, para hacer una sedación lenta, y en lo posible reversible..
Pienso que hay una cuestión terminológica que puede llevar a veces a confusión y que es un término que se utiliza en ciertos ambientes médicos, la llamada “sedación terminal”. A mi entender este modo de decir ”terminal” se debería quitar del vocabulario, ya que puede llevar a confusiones. Podría entenderse equivocadamente, como una eutanasia encubierta. Además, la sedación paliativa no se aplica solo en el momento final de la vida, puede ser por otras circunstancias, pero lejos de una situación final.
Como estamos comentando, hay herramientas, de diversa naturaleza para aliviar el sufrimiento., en buena medida farmacológicas, también de tipo psicoterapéuticas, y de acompañamiento. Pero en todo caso el sufrimiento forma parte de la naturaleza del hombre, es parte de la existencia humana, como la muerte. Y llegado el caso hay que aceptarlo porque es parte de la vida, pero en la medida en que se pueda aliviar hay que hacerlo. Pero en las fases finales el enfermo debe tener cerca a su familia, que se pueda despedir de ellos, que pueda reflexionar sobre cómo pedir perdón y se perdone a sí mismo, y reciba, si es creyente, los sacramentos y ayudas espirituales, y morir en paz.
WE.- Hay un tema que trae cola porque la gente no sabe diferenciar el cuidado terminal con el ensañamiento terapéutico y tiende a defender la eutanasia por ello, considerando el cuidado como ensañamiento terapéutico.
SG.- El ensañamiento terapéutico es éticamente rechazable, no hay ningún profesional con criterio sano que lo practique. Cuando se tiene constancia cierta de que los tratamientos se consideran desproporcionados y sobre todo inútiles para mantener la vida del paciente estos no tienen sentido.
Otro término éticamente correcto es la “limitación del esfuerzo terapéutico”, que sucede cuando el médico estima que nuevos tratamientos o pruebas ya no se consideran adecuadas y ocasionan más molestias que beneficio y no se utilizan. Además, en todo caso, éticamente, el médico tiene que respetar la voluntad del paciente. Si un paciente lúcido, de oncología, pide que no se le aplique ningún tratamiento, con quimioterapia, radioterapia, etc., hay que respetar su voluntad y hacerlo.
WE.- ¿Qué diferencia hay entre enfermedad y padecimiento? Si la hay.
SG.- No es lo mismo porque la enfermedad, como una definición genérica, es la alteración leve o grave del funcionamiento normal del organismo. La OMS tiene una definición relacionada con la salud como estado de perfecto bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedad, como se decía antiguamente. Aunque se pueden usar de forma sinónimal De hecho, hay padecimientos que no son enfermedad, como ciertos estados emocionales del sujeto, sufrimientos que pueden venir en el sentido de frustraciones o contratiempos en la vida del sujeto, y esto hace padecer y a veces mucho. Es cierto que muchas ocasiones se sustituye padecimiento por enfermedad.
WE.- Yo lo veo incluido como si solo las personas sanas pudieran encontrarle sentido a la vida, hay tantas enfermedades incurables o crónicas que podrían incluirse entonces en los supuestos de la ley como padecimiento aunque no sea enfermedad terminal.
SG.- La persona debe ir madurando en la enfermedad y saber vivir con el sufrimiento que le toque. El sufrimiento puede entenderse cuando la persona no tiene resortes para poder superar una situación que aparece en su vida, en términos generales. Pero puede ser por muy distintos motivos, de orden físico, por enfermedad, por dolor, por motivos psicológicos o emocionales, todo esto forma parte tanto de la vida como la muerte, aunque parece que se quiere ocultar, que es mejor no hablar de ello.
En la Pandemia hemos tenido una fase inicial en la cual sabíamos que se moría mucha gente sin poder despedirse, con mucha pena por parte de los familiares, pero nunca dieron a conocer el número real de muertos, ni nos enseñaban los lugares. Si se hubiera visto, mucha gente habría sentido mejor la gravedad de la pandemia que hemos vivido, especialmente los jóvenes.
Sigue muriendo gente, pero nos hemos acostumbrado como una cosa natural a pesar de las personas fallecidas, y hay que decir que se han ocupado también de que sea así, de que no se valore. Esto se ha hecho de forma deliberada.
WE.- El tema de las garantías aparece por todos lados de forma reiterativa como si eso ya fuera suficiente. Dice garantizar la decisión en base a numero de días concretos. ¿Cómo puede garantizarse una decisión correcta por un plazo?
SG.- Efectivamente parece una ley garantista pero entran en seguida en contradicción, en el art.5.1 de la ley se establecen los requisitos para recibir la prestación de ayuda a morir, pero en el siguiente, se dice que no será de aplicación los apartados anteriores b, c y e, en aquellos casos en los que el médico responsable certifique que el paciente no se encuentra en pleno uso de sus facultades y pueda prestar su conformidad, decide el médico responsable. ¿Qué garantía es esta?
También cuando dice que debe haber dos solicitudes escritas de petición de eutanasia separadas por plazo de 15 días., pero en el art.5.1.c dice: “si el médico responsable considera que la pérdida de la capacidad de la persona para otorgar el consentimiento informado es inminente, podrá aceptar un periodo menor”… en definitiva, el médico se puede saltar el procedimiento establecido.
Esto es otra contradicción como la de certificar la muerte natural después de haber puesto una inyección letal para que muera el paciente. Es pisotear la dignidad del médico y la esencia de lo que es su profesión.
WE.- En el Escrito que ustedes presentan piden que el registro de médicos objetores sea al revés, de médicos no objetores. Además es la excepción, si la función del médico es defender la vida, lo normal es que se registre la excepción.
SG.- Efectivamente, y lo ponemos en el escrito ya que no tiene el mismo efecto un registro de los médicos favorables a realizar una eutanasia. Si se hace un registro de médicos objetores, “parece que estos son los infractores de la Ley”. No sabemos qué puede pasar más tarde con esos médicos en determinadas zonas sanitarias con su situación laboral y su promoción profesional. Además, al ser la objeción un derecho fundamental no tiene porqué ser registrado.
Y no está indicado que otro personal médico, además del médico responsable, que pueda intervenir en el proceso de la Eutanasia, pueda objetar.
La objeción de conciencia es un derecho fundamental y es equivalente a la libertad de conciencia, de pensamiento, de culto, etc. Y es dudoso que pueda tener que ser legislada. Si se hace un registro de médicos objetores, “parece que estos son los infractores de la Ley”.
WE.- Los casos que han salido a la luz pública son casos muy extremos, por ejemplo el caso de María José. Lo que vimos fue una situación de angustia vital, de tristeza. ¿Se puede justificar una ley dañina en base a muy pocos casos que se han hecho muy públicos de cara a manipular la opinión?
SG.- Son casos muy tristes y lamentables que mueven a la compasión. Algunos no tuvieron acceso a los Cuidados Paliativos, y otros no los quisieron aceptar como el caso de José Luis Sampedro. Pero a partir de esos casos y situaciones extremas, en tan escasos números, se ha querido justificar el establecimiento de una Ley, como si esas situaciones fueran comunes.
Habría que asomarse a muchos hospitales, y visitar esas Unidades de Cuidados Paliativos, y a veces en sus propios domicilios, para que la gente se enterara bien de este tema. Se comprueba como personas con enfermedades muy avanzadas, a veces en situaciones últimas de su vida, están bien atendidas, por médicos, sanitarios y familiares, con todos los cuidados, también espirituales ( si los desean) que afrontan su enfermedad de forma relativamente confortable y mueren en paz. Visitar el Hospital de Parapléjicos de Toledo enseña mucho. Conocer a personas jóvenes muchos de ellos, que cuentan cómo con las ayudas que decimos desean seguir viviendo, habiendo encontrado sentido a su nueva vida.
El tema del sufrimiento es muy importante y tiene que ver mucho con la propia persona, con sus valores y el sentido que le da a su vida. El sufrimiento, aunque se pueda tratar, es cierto que a veces no se puede eliminar, y entonces hay que asumirlo, como se dice antropológicamente. Aceptarlo, y en esa aceptación hay una lucha grande de la propia persona consigo misma porque después de una sorpresa inicial (“ ¿por qué me ha tocado esto a mí? “), hay una batalla interna, que comienza con frecuencia rechazando la situación, pasando luego por diversas etapas hasta concluir en la inmensa mayoría que hay que aceptarla. Si no lo acepta, desemboca en cierto grado de desesperación y una frustración personal que requiere un tratamiento especial. Pero si lo acepta trae una serie de consecuencias positivas, la persona madura más, es capaz de valorar las cosas, hace una especie de reconsideración de su propia vida, y también le pone en la tesitura de darle sentido al sufrimiento y a su propia vida. Sobre esto escribió numerosos escritos Victor Frankl, eminente profesor de Psiquiatría de Viena, discípulo de Freud, que padeció grandes penalidades en los campos de exterminio nazi de Auschwitz. Con afirmaciones muy claras como “la desgracia no es sufrir, sino sufrir sin ningún sentido”, que nos pone de manifiesto la importancia de dar sentido a toda situación por penosa que sea. Ese encontrar sentido del sufrimiento está en consonancia con los valores y sentido de la propia existencia de esa persona, que si además es creyente, será capaz de dar un sentido trascendente al sufrimiento y encontrará la paz.
«El tema del sufrimiento es muy importante y tiene que ver mucho con la propia persona, con sus valores y el sentido que le da a su vida».
WE.- Parece en este sentido que no se debe hablar del acompañamiento espiritual cuando es fundamental en estas situaciones terminales. Para la ley parece que somos animales, sin más.
SG.- Lleva mucha razón. La persona tiene una dimensión corporal física de lo que los médicos nos ocupamos y conocemos, pero también posee una dimensión no material y corpórea íntimamente inseparable que es la que da identidad y cualificación personal y en último caso responsable de la excelsa dignidad que posee., y que sustenta todas las propiedades de la persona. Entre ellas está la apertura a la transcendencia. Por tanto, aunque no se reconozca por algunos, en los momentos de mayor vulnerabilidad, el paciente necesita de todo tipo de cuidados y ayuda, también espiritual, más aún si es creyente. He estado durante años, haciendo visitas de acompañamiento a enfermos y he comprobado en la inmensa mayoría de casos, cómo solicitan que les ayude a afrontar la muerte con paz, y cómo agradecen, aun no siendo creyente, que se les ayude en este terreno a dar sentido a su último paso. Es fundamental hacerles entender que está próximo a dar un paso definitivo cuyo destino es ser aceptado por su Padre Dios que tanto le ama.
WE.- El texto es un mensaje negativo a las personas que sufren, parece que no tienen porque sufrir y es mejor que se mueran, e incluso parece tener una intención económica detrás, menos gasto en medicamentos, menos pensiones, etc. ¿Qué opina de esto?
SG.- Hay que subrayar que para la persona que sufre por dolor físico o por sufrimientos diversos, hay remedios. Ya hemos comentado que es en las Unidades de Cuidados Paliativos donde se tratan debidamente, por grupo de personas muy especializadas, médicos, enfermeras, psicólogos, etc,. el dolor y los síntomas que aparezcan. Hasta el final se puede hacer siempre algo que mejore las condiciones de vida de los pacientes. Por ello el cuidar y aliviar, son necesarios y obligados hasta el último momento.
Es verdad que impulsar la creación de un amplio programa de Cuidados Paliativos es costoso. Es mucho más fácil y por supuesto más económico, resolver las situaciones de sufrimientos de gran intensidad, recurriendo a eliminar a los enfermos, mediante la Eutanasia, o el Suicidio médicamente asistido en lugar de poner en marcha los medios necesarios de suprimir el sufrimiento, mediante un sistema de cuidados paliativos. Es una especialidad absolutamente necesaria, porque la filosofía de los cuidados paliativos ha introducido en la medicina un aire fresco. Los pacientes necesitan que se los cuide. Para hacerlo bien se necesitan médicos y la eutanasia es una forma muy cómoda y rápida de quitarse de en medio a las personas que están en determinadas circunstancias mayores, y es poner el acento en que su vida no vale. El referente para vivir se convierte en la calidad de vida de la persona. Esto ya ha pasado en la historia reciente y es una barbaridad. Claro que puede haber muchas razones detrás de todo esto, económicas, de comodidad, etc.
WE.- Es el presidente de una organización sin ánimo de lucro que se llama EUVITA (www.euvita.org ), parece que van a tener bastante trabajo con ella.
SG.- EUVITA nació hace poco más de un año por el acuerdo de unos cuantos profesionales, médicos, enfermeras, farmacéuticos, juristas, incluso de los medios de la opinión pública, porque creíamos que podíamos aportar algo. Tenemos mucho que mejorar a pesar de que nos hemos movido mucho en congresos, conferencias, hemos hecho grabaciones y nos hemos incorporado también a la Asamblea de la Vida. Nuestra intención está resumida en la página web de la Asociación: Informar a la opinión pública y a los ciudadanos de la importancia de prestar una atención y cuidado de calidad a las personas que se encuentran al final de su vida acorde con su dignidad y desde el respeto a su vida hasta el momento de su muerte natural, y esta información se dirigirá también a los colectivos de personas mayores, enfermas, sanitarios y medios de comunicación. Además, tratamos de contribuir a la promoción y desarrollo de unos cuidados paliativos integrales que faciliten a los enfermos la atención precisa para cubrir sus necesidades y tener una muerte en paz. También queremos defender médica y legalmente a los socios, así como facilitar el asesoramiento preciso para otorgar un Documento de Voluntades Anticipadas o Testamento Vital en el que manifiesten su deseo y derecho a una atención médica que respete su vida hasta el último momento. De hecho hemos trabajo mucho últimamente en la propuesta de un Documento de Voluntades Anticipadas que pueda ser útil a diferente tipo de personas e instituciones. Este debe llevarse a un registro y es muy importante saber que registro se elige.
WE.- ¿Qué mensaje mandaría a la sociedad y en especial a los jóvenes?
SG.- La sociedad española actual ha pasado por una etapa durísima, de sufrimiento e incertidumbre y ha sufrido mucho, y estamos todavía en una fase que no se ha terminado. Pero a la vez la sociedad ha demostrado una capacidad muy grande de llevar todo con gran dignidad y mucho coraje, y por tanto, pienso que esta sociedad no se merecía que los gobernantes aprovecharan para legislar este asunto de tanta trascendencia con engaños y promesas que afectan a lo más sagrado de la persona que es la vida humana, cuando no había ninguna necesidad ni demanda alguna.
Desde mi modesta situación actual de jubilado activo me gustaría expresar mi profundo pesar por tanto dolor y por tanto sufrimiento y también una felicitación muy sincera a mis colegas, médicos y sanitarios, como a todo el personal de apoyo desde distintos cuerpos, que han vivido heroicamente, que han trabajado y siguen trabajando de manera heroica porque han fallecido muchos por la vida de otros. Dar la vida por otro no lo hace cualquiera.
También me gustaría hacer llegar un mensaje de optimismo porque esa capacidad que ha habido, de saber afrontar una situación tan difícil, creo que puede servir para madurar tanto colectivamente como individualmente a muchos, con el convencimiento real de que el sacrificio nunca es inútil. En este tiempo todos hemos aprendido a valorar las cosas que son de verdad importantes, empezando por la vida misma, la familia, la amistad, el entregarse a las necesidades de los demás, y el verdadero servicio a los más necesitados. A los jóvenes les diría lo mismo y que sepan que lo más importante es que sean buenas personas y que tomen nota de tanto heroísmo que hemos vivido muy de cerca. Que vale la pena poner todo el esfuerzo necesario y si fuera preciso dejarse la vida para ayudar a otros. Pero esto se consigue poniendo en primer lugar los valores fundamentales del hombre por encima de todo y un gran sentido de responsabilidad, especialmente en esta última fase de la Pandemia que estamos viviendo. Sabiendo además que el esfuerzo es una tarea de cada día. El joven que estudia debe saber, que cumpliendo con sus obligaciones, está contribuyendo a mejorar la sociedad pero ha de ser muy solidario con las necesidades de los más desfavorecidos. En este momento también con aquellos que por motivos de la Pandemia han perdido su trabajo , o han visto su profesión mermada considerablemente.
Muchas gracias por este maravilloso mensaje del cual todos podemos aprender y entusiasmarnos en aportar el granito de arena para mejorar la sociedad.