“Es una ley inmoral, una ley inicua que lleva al mal”
Monseñor Juan Ignacio González, Obispo de San Bernardo, Chile, por proyecto del aborto
Autor: Catalina Bergström
-«Por desgracia, se está imponiendo una materia tan delicada como la idea que “si está en el programa, debe cumplirse”.
-«Estos días son cruciales para hacer algo al respecto. Si se aprueba, hay que hacer una masiva oposición a la ley porque no puede imponerse algo que sea inmoral»
A fines de enero, la Presidenta Michelle Bachelet anunció el envío del proyecto que despenaliza el aborto en tres causales: por el riesgo de la vida de la madre, inviabilidad del feto y violación.
Este martes se iba a comenzar a votar la idea de legislar dentro de la Comisión de Salud de la Cámara, adelantando la iniciativa dentro de la agenda de la instancia. Tanto el Gobierno como las organizaciones pro aborto respaldaron la medida, pero los opositores al proyecto advierten que aún quedan puntos por discutir y que no han sido tomados en cuenta en la discusión.
La iniciativa ha tenido reparos también por parte de dirigentes de la DC, quienes pidieron aplazar la votación para estudiar los puntos que no han sido tratados en profundidad, como el de la asistencia de la madre. Finalmente, la petición, respaldada por el ministro Jorge Burgos, fue aceptada, aunque a regañadientes, generando una división dentro del oficialismo.
Ante el actual escenario, Chile B conversó con el obispo de San Bernado, Monseñor Juan Ignacio González, quien no lo piensa dos veces: “abortar es matar”. Además, el sacerdote abogado señala que Chile no está preparado culturalmente para la aprobación de esta ley, pero que si llegase a ocurrir, como Iglesia “empezaremos inmediatamente a batallar para que se derogue”.
–¿Por qué cree que hay tanta urgencia en comenzar la legislación? Tanto la Presidenta y algunos miembros de la comisión de salud han dicho que ésta debe ser una discusión madura y seria.
–Nadie comprende cuál es la urgencia y por eso se ha producido una reacción a nivel nacional pidiendo que en un tema así se respete lo que se había dicho. No entiendo y nadie entiende cuál es la premura en esto y espero que se entre en razón y las cosas se hagan oyendo a todos los que deben decir algo, especialmente a aquellos que ya estaban inscritos para hablar, como los médicos y la Iglesia, que tampoco ha sido escuchada.
–¿Qué tan grave es que no hayan sido tomadas en cuenta las voces opositoras al tema?
–Por desgracia, se está imponiendo una materia tan delicada como la idea que “si está en el programa, debe cumplirse”. No. Lo que hay que hacer es ver si este proyecto es conveniente para el país y el bien de las personas. Por eso no debe haber ninguna urgencia.
–Y por lo mismo, ¿cree que el gobierno se está imponiendo legislativamente en este asunto?
–Por las declaraciones que hizo el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara, se ve una intervención directa del gobierno, diciéndole que apurara la decisión sobre la idea de legislar. El mismo doctor Castro lo reconoció y creo que esa es una interferencia de un poder del Estado en otro. Porque la manera que tiene el Ejecutivo de pedirle algo al Legislativo es a través de la urgencia y no pidiendo que las comisiones adelanten su trabajo.
–En cuanto a los parlamentarios, ¿cree que se debe votar en conciencia y no por orden de partido o coalición, tomando en cuenta las diferencias en la NM con y en la DC?
–Aquí hay dos cosas: uno, la conciencia, y que debe ser bien formada por la verdad. Es cosa de ver la declaración de principios de la Democracia Cristiana o de los mensajes de sus grandes fundadores como Bernardo Leighton, Radomiro Tomic y Eduardo Frei Montalva, para darse cuenta que si un DC quiere ser fiel a su partido,
debe votar conforme al ideario de su partido y a los ideales que ellos adhieren. Lo increíble es que haya tantos parlamentarios de partidos que dicen que adhieren a los idearios de la fe cristiana pero que estén por aprobar el aborto.
–Y para usted, ¿esto será una sola ley de aborto o algo con tres apellidos?
–Lo que dicen los expertos que han estudiado el tema, y yo también lo he hecho, es que tal como está redactado ahora, es una ley de aborto prácticamente libre porque va a ser muy fácil acogerse a una de las causales, sobre todo a la de violación que me parece que es la que está menos detallada jurídica y técnicamente. Pero en realidad, hay que decir que como ciudadano, cristiano y obispo, rechazo toda la legislación de aborto. El problema no está en solucionar la parte del embarazo no deseado por una enfermedad de la madre, o una violación. No. Abortar es matar.
–Aún así, ¿está Chile preparado culturalmente para un cambio tan radical?
–No. En el mundo popular rechazan en su mayoría este proyecto. Dirán “que las encuestas…” pero, quién hace las encuestas, qué hacen las encuestas. La realidad es que hemos visto en estos días que las personas quieren tener niños. Entonces, es parte del mito que se ha ido creando con respecto al lucro del aborto. Acá ha habido mucho cuento y poca atención a los que saben. No digo que esto sea solo un tema religioso, porque trasciende la fe. Simplemente escuchemos a los expertos como los médicos, biólogos, sicólogos, filósofos… los que conocen la naturaleza humana, y la mayoría reconoce que este no es el camino.
Sin embargo, el gobierno y la Presidenta insisten en seguir por ahí. Yo he hablado varias veces incluso a través de los medios, que se retire este proyecto del Congreso como un signo que se quiere escuchar la voz de los chilenos y que se hagan cosas que sean conformes a nuestra idiosincrasia. No somos un país donde el aborto esté aceptado.
–Usted que recorre poblaciones de su arquidiócesis, imagino que ha visto esto en los más humildes, que son familias numerosas y que no cuentan con la educación sexual ni con la asistencia necesaria. ¿Cómo se puede lidiar con ese drama?¿Qué otra salida le ve que no sea el aborto?
–Uno ve muchas cosas que son penosas pero también muchas que son maravillosas. Más de la segunda que de la primera. Muchas familias reciben hijos de otros familiares, o abuelas que crían a sus nietos… entonces, ¿cuál es la manera? Acompañar, que existan políticas sociales que verdaderamente ayuden a la madre que está esperando. Eso no se ha hecho y estamos fallando en ello porque muchas medidas son llevadas a cabo por instituciones privadas que incluso no tienen ayuda del Estado.
Por lo tanto, lo que digo, y que piensa mucha gente, es que antes de irse por el camino fácil de permitir quitarle la vida a alguien, que es lo peor que puede hacer una sociedad, gastemos los recursos en los que necesitan la ayuda por la dificultad de llevar su embarazo. Pero en el mundo popular, los niños se reciben y se cuidan. Yo tengo un hospital donde voy a ver a las guaguas que muchas son de madres solteras y muchas tendrán una vida difícil, pero las reciben con amor.
–Si se llegase a legislar, ¿qué hará la Iglesia?
–Creemos que un médico que se enfrente a esto tendrá que hacerse un examen de conciencia. Nosotros, en tanto, empezaremos inmediatamente a batallar para que se derogue el aborto, como ha sido en Estados Unidos y en los países donde los ciudadanos cristianos defienden la vida.
Hay que oponerse para que no se apruebe. Estos días son cruciales para hacer algo al respecto. Si se aprueba, hay que hacer una masiva oposición a la ley porque no puede imponerse algo que sea inmoral, eso es la enseñanza cristiana de varios siglos. Es una ley inmoral, una ley inicua que lleva al mal.
Fuente: chileb.cl