Episcopado chileno ante la eutanasia que impulsa Gabriel Boric

Episcopado chileno ante la eutanasia que impulsa Gabriel Boric

13 de septiembre de 2025 Desactivado Por Regnumdei

“Atenta contra la dignidad humana y la vocación de la medicina de cuidar la vida”

Los prelados chilenos advierten que esta iniciativa “representa un quiebre radical con la praxis médica que, durante siglos, ha sido guiada por el respeto a la dignidad de la vida humana” y proponen como alternativa los cuidados paliativos.

Por José Ángel Gutiérrez – Hispanidad


En Chile, el contexto es que el actual Gobierno del izquierdista y ‘progre’ Gabriel Boric trata de desarrollar políticas contrarias a la ley natural, como la ideología de género, el aborto y ahora también la eutanasia.

Así, por ejemplo, el Gobierno anunció recientemente que va a presentar un proyecto de ley para legalizar el aborto hasta las 14 semanas de gestación. Desde 2017, el aborto es legal en Chile bajo «tres causales»: riesgo para la vida de la madre, inviabilidad del feto bajo riesgo de muerte y embarazo por violación. Al margen de estos casos, el aborto sigue siendo delito.

Asimismo, el presidente chileno Gabriel Boric ha impulsado un proyecto de ley para aprobar la eutanasia, que fue aprobado en la Comisión de Salud del Senado esta semana. El proyecto de ley -que ahora pasa a ser tramitado en el Congreso- propone la eutanasia para personas “conscientes y lúcidas”, mayores de 18 años, con una enfermedad “grave e incurable” o en estado “terminal”, con sufrimientos “persistentes, intolerables y sin alivio posible”.

“Estamos muy complacidos de que se haya aprobado la idea de legislar, porque los chilenos estamos preparados para entregar un debate responsable y serio respecto al tema de la eutanasia”, dijo la ministra de Salud, Ximena Aguilera.

Los que no están tan complacidos son los obispos chilenos, que han emitido una nota en la que recuerdan que la eutanasia “contraviene de manera clara la enseñanza de la razón natural y reafirmada por la fe cristiana”.

Citando a San Juan Pablo II, en la encíclica Evangelium Vitae, reiteraron que “la eutanasia sigue siendo un acto inadmisible, incluso en casos extremos, ya que constituye «una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana»” (n. 65).

La declaración también subraya que la Doctrina Social de la Iglesia enseña que la compasión no justifica disponer de la vida humana. “La eutanasia es un acto intrínsecamente malo, en toda ocasión y circunstancia”, citan de la carta Samaritanus bonus (2020). Además, recuerdan que el Catecismo de la Iglesia Católica afirma: “Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable” (n. 2277). Recuerdan que el Papa Francisco también advirtió que: “La eutanasia se presenta a menudo falsamente como una forma de compasión. En cambio, la ‘compasión’ -que significa ‘sufrir con’- no implica una acción intencionada para acabar con una vida, sino más bien la voluntad de compartir la carga de las personas que se enfrentan a la última parte de nuestro peregrinaje terrenal” (Mensaje para el Simposio sobre cuidados paliativos, 2024).

Los obispos advierten que esta iniciativa “representa un quiebre radical con la praxis médica que, durante siglos, ha sido guiada por el respeto a la dignidad de la vida humana”. La medicina, dicen, “tiene por su propia naturaleza una vocación de restauración y cuidado cuyo fin último es preservar y valorar la vida humana”. Asimismo, señalaron que la experiencia internacional muestra que la apertura legal a la eutanasia “camina siempre hacia una expansión progresiva de las causas admitidas, conduciendo, eventualmente, a la llamada medicina del deseo, donde el valor de la vida se mide por la utilidad o una personal decisión”.

En contraposición, los pastores reafirmaron la necesidad de fortalecer los cuidados paliativos: “Son una forma integral de atención médica y espiritual que se dirige a aliviar el sufrimiento y a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades graves o terminales”. Agregaron que “estimamos del todo necesario que las leyes destinen a esta finalidad los recursos que sean del caso, dándoles prioridad por sobre otros fines legítimos”.

DECLARACIÓN DEL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL