«Está muy enfermo»
Nos animó a pedir «que al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final»
Durante la Audiencia General del miércoles 28 de diciembre mientras explicaba el sentido de la Navidad en el pensamiento de san Francisco de Sales en el 400 aniversario de la muerte del santo patrón de escritores, periodistas y comunicadores, el Papa Francisco imploró oraciones por el Papa Emérito Benedicto XVI.
Al final hizo la petición que sorprendió a todos los asistentes:
«Quisiera pedirles a todos una oración especial, por el Papa emérito Benedicto, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Acuérdense de él -está muy enfermo- pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final».
Benedicto XVI tiene 95 años y ha reducido al mínimo su agenda pública, pero sigue recibiendo visitas. El pasado 27 de agosto, el Papa emérito se reunió, como es su costumbre, con los nuevos cardenales creados por Francisco al final del consistorio. Sin embargo, su estado de salud no les permitió hablar con ellos.
Según su entorno, a pesar de los achaques naturales ligados a su avanzada edad, ha conservado la plena lucidez intelectual. Sin embargo, en los últimos dos años su estado de salud ha empeorado visiblemente.
El director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, ha confirmado un agravamiento de las condiciones de salud de Benedicto XVI, de 95 años. «En las últimas horas se ha verificado un agravamiento debido a su avanzada edad. La situación en este momento está bajo control, atendido constantemente por los médicos», ha señalado Bruni en la escueta nota de prensa.
No dejamos de recordar que el Gran Benedicto XVI, lleva tiempo afirmando que esta esperando con Fe, Esperanza y Caridad la llamada definitiva:
«Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito). En vista de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte. A este respecto, recuerdo constantemente lo que dice Juan al principio del Apocalipsis: ve al Hijo del Hombre en toda su grandeza y cae a sus pies como muerto. Pero el Señor, poniendo su mano derecha sobre él, le dice: «No temas: Soy yo…». (cf. Ap 1,12-17).»
Benedicto XVI, Carta a la Arquidiócesis de Múnich, 8 de febrero de 2022