El Óbolo de San Pedro
El 29 de junio, solemnidad de los santos Pedro y Pablo (o el Domingo más cercano), se celebrará la Jornada de la Caridad del Papa, en la que cada católico es invitado a colaborar con las obras de ayuda del Santo Padre a favor de los más pobres.
Con este motivo, las diócesis destinan la colecta de la misa del día indicado para las obras de caridad del Santo Padre.
El Óbolo de San Pedro es una ayuda económica que los fieles ofrecen al Santo Padre, como expresión de apoyo a la solicitud del Sucesor de Pedro por las múltiples necesidades de la Iglesia universal y las obras de caridad en favor de los más necesitados.
Con el cristianismo nace la práctica de ayudar materialmente a quienes tienen la misión de anunciar el Evangelio, para que puedan entregarse enteramente a su ministerio, atendiendo también a los menesterosos (cf. Hch 4,34; 11,29).
Los anglosajones, tras su conversión, a finales del siglo VIII, se sintieron tan unidos al Obispo de Roma que decidieron enviar de manera estable una contribución anual al Santo Padre. Así nació el “Denarius Sancti Petri” (Limosna a San Pedro), que pronto se difundió por los países europeos.
Ésta, como otras costumbres semejantes, ha pasado por muchas y diversas vicisitudes a lo largo de los siglos, hasta que fue regulada de manera orgánica por el Papa Pío IX en la Encíclica “Saepe Venerabilis” (5 de agosto de 1871).
Esta colecta se realiza actualmente en todo el mundo católico, en la “Jornada mundial de la caridad del Papa”, el 29 de junio o el domingo más próximo a la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
El Óbolo de San Pedro es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene valor práctico, sino también una gran fuerza simbólica, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; y por eso vuestro servicio posee un valor muy eclesial (Benedicto XVI a los Socios del Círculo de San Pedro, 25 de febrero de 2006).
La Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor -Encíclica Deus caritas est, 25 de diciembre de 2005 n. 29.
Entre las obras realizadas recientemente gracias al Óbolo de San Pedro, se encuentran la ciudad de los muchachos «Nazareth» en Mbare (Ruanda), el hospital San Vicente de Paola en Sarajevo, la aldea para huérfanos del sida en Kenia, el hospital «Redemptoris Mater» en Armenia, las actividades de la Fundación «Populorum progressio» para los campesinos y los indígenas de Latinoamérica y de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel.
Es un deber de todo católico aportar, según sus posibilidades al mantenimiento de la Iglesia y sus obras de caridad que hace en nombre de todos los católicos.
Muchos creen que la Iglesia es rica. No es cierto ya que, aunque las maravillosas iglesias son de valor incalculable, estas son patrimonio de la humanidad y no producen dinero. Mas bien cuesta mantenerlas. Mas info: obolo.sp@segstat.va. Pueden enviarse donativos «on-line» visitando la página www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/obolo_spietro/documents/index_sp.htm.
«Entre las muchas obras apoyadas por el Óbolo podemos recordar las ayudas de víctima de guerras y catástrofes naturales, refugiados y emigrantes; así como a muchachos que se han quedado huérfanos por el genocidio, la guerra o por el sida en África, centros sanitarios en los Balcanes y el Cáucaso».
«El Óbolo de San Pedro permite al Papa, signo visible de unidad en la Iglesia, responder a las diferentes necesidades con acción rápida y eficaz».