El superior de la Fraternidad de San Pío X escribe a los sacerdotes: estamos esperando, el acuerdo se hará si no nos piden concesiones concernientes a la fe y nos garantizan una real libertad
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
El superior general de la Fraternidad de San Pío X, el obispo Bernard Fellay, la noche del 14 de abril ha tomado papel y bolígrafo para enviar un mensaje reservado a los otros tres obispos y a todos los sacerdotes pertenecientes al grupo de los lefebvrianos, corroborando el estado de las relaciones con la Santa Sede.
Fellay, haciendo referencia a las indiscreciones de la prensa sobre la posible solución positiva del diálogo con Roma, ha explicado que en este momento no ha sucedido todavía nada de definitivo, ni en la dirección del reconocimiento canónico ni tampoco en la de la ruptura, y por lo tanto se está pasando por una fase de espera.
El obispo, ha querido corroborar a los sacerdotes de la Fraternidad lo que ya había escrito hace unos días, recordando los dos principios que guían a los lefebvrianos en las relaciones con Roma: el primero es que no se pidan a la Fraternidad concesiones concernientes a la fe y lo que de ella deriva (liturgia, sacramentos, moral y disciplina). El segundo, que sea concedida una real libertad y una autonomía de acción a la Fraternidad de San Pío X, que le permita vivir y desarrollarse.
¿Como hay que interpretar este mensaje del superior lefebvriano? En primer lugar, es interesante observar que no se niega de ningún modo la posibilidad de una solución positiva, que muchas fuentes -tanto entre las cercanas a la Fraternidad de San Pío X, como entre las vaticanas- consideran ya probable e inminente. Fellay, que es consciente de la existencia dentro de la fraternidad una oposición interna declaradamente contraria al acuerdo (que se puede estimar en torno al 25 por ciento, pero que comprende, aunque con posiciones diferenciadas, a los otros tres obispos, Williamson, Tissier de Mallerais y Gallareta) probablemente ha querido tranquilizar a sus interlocutores internos sobre el hecho de que la colocación canónica y el regreso en plena comunión tendrá lugar según las dos condiciones anunciadas por él públicamente ya las pasadas semanas.