
Ejercicios Espirituales 2
Tanto cuanto le ayuden para su fin…
“De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden.” (E. E. San Ignacio de Loyola)
Las Criaturas
Dice San Juan de la Cruz: “El alma no tiene más que una voluntad, y esa, si se embaraza y emplea en algo que le esclaviza, no queda libre, sola y pura como se requiere para la divina transformación.” (S. I, 11,6). Esto queda claro en aquel precepto que nos dejó el Señor: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Lc. 100, 27) Si el corazón está ocupado por afectos desordenados al propio yo o a las criaturas, es evidente que no podrá amar a Dios con todas sus fuerzas, porque estas se hallan divididas entre Dios y el propio yo, entre Dios y las criaturas. Es por eso renunciar, de modo radical, a todo afecto desordenado a criatura alguna, que no este conforme con la voluntad de Dios, y que aparte de la voluntad de Dios y de buscar primero el Reino de Dios. De hecho, ese amor o afecto desordenada, que aparta, distrae o se opone a la voluntad de Dios, y que puedo incluso ser ocasión de pecado, nunca será verdadero amor o afecto. Terminara en vaga ilusión y en desgracia.
Audio 2ª Meditación
1)· Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (PDF)
2)· Manual del Ejercitante (PDF)
Recordar pasos:
1.- Hago mi oración preparatoria: (oración escrita por San Ignacio de Loyola)
“Señor, que todas mis intenciones, acciones, y operaciones sean puramente ordenadas para hacer tu voluntad.”
2.-Pedir la Gracia:
Pido, en concreto, lo que más quiero obtener en la oración: la gracia a pedir de acuerdo al tema que se me propone y al fin de lo que se quiere alcanzar.
3. Materia de la Meditación:
Luego, trabajo la materia de la oración, si es un texto, lo leo, lo leo despacio, con calma, sin apuro. Si es necesario, lo hago dos veces para entenderlo bien.
Procuro recordar lo que he leído. Señalo los puntos, las ideas que más me llamaron la atención en la exposición del tema.
4.- Coloquio:
Luego de hacer mi oración con el método utilizado, converso con Jesús, con María: con agradecimiento, y pidiéndoles que me concedan la gracia que necesito. (San Ignacio llama a esto Coloquio). Sin ningún apuro, converso sobre lo que más he sentido en este tiempo de oración.
Le doy gracias a Dios y le pido fuerza para la vida, para poner en práctica lo que descubrí en la oración. Y termino rezando un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria.
5.- Examen:
Luego reviso mi oración para saber cómo me fue en a oración.