Culpable silencio ante Nigeria

12 de junio de 2012 Desactivado Por Regnumdei
El grito de alarma de monseñor John Onaiyekan, arzobispo de Abuja
GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO
 
«Es un calvario cotidiano. El mundo no puede permanecer indiferente ante una masacre sin fin». John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de la capital federal de Abija y presidente de la Asociación cristiana de Nigeria, denuncia que el estado está «ausente» mientras que aumentan los ataques mortales contra las iglesias.
 
Abuja es sede de la ONU y cuartel general de la policía, ¿cómo es posible que nadie proteja a los cristianos?
Estoy sorprendido y disgustado. Atentados kamikaze, incursiones armadas, iglesias quemadas, fiestas católicas manchadas con la sangre de los inocentes. Las autoridades no defienden a nuestros fieles. Boko Haram dice que quiere instaurar la “sharia” en Nigeria, pero la religión es solo un pretexto para ciertos fines políticos y económicos. Quien mata en nombre de Dios es un asesino y un blasfemo.
¿Los talibanes nigerianos pretenden expulsarles del país?
 
Esta es nuestra casa; no escaparemos. No es un conflicto religioso, hay mucha manipulación política y mucha rivalidad entre grupos opuestos. El choque por la hegemonía destruye la convivencia pacífica entre los fieles. Y paga los platos rotos la gente común que debe convivir con el miedo y con la desesperación. El gobierno promete siempre inversiones para la seguridad, pero la situación empeora y es un escándalo para el todo el mundo. Los líderes musulmanes condenan los hechos, pero hay algunos imanes que solo predican el odio contra los cristianos. El terrorismo no es amigo de nadie.
 
¿Cuál es la reacción de los cristianos?
Nos masacran y nosotros eguimos el ejemplo y las palabras de Jesús. Po rello, perdonamos y oramos por la conversión de los atentadores. Es gente que se deja dominar por el espíritu del mal: arrojar bombas en contra de niños es obra del diablo. Pero tener confianza en la salvación de Dios no justifica no hacer nada. Debemos estar atentos y vigilar la seguridad alrededor de nosotros. En nuestras casas, en los trabajos y, sobre todo, en los lugares de culto. Tenemos fieles con experiencia y competencias. Nos defenderemos con un servicio de seguirdad equipado, en los límites de al ley.