40° Aniversario de la Paz Chile Argentina
El Papa Francisco sugiere este modelo para solucionar los conflictos actuales
El deseo de Francisco por multiplicar iniciativas de concordia en el mundo
La hipocresía de hablar de paz y jugar a la guerra
El Pontífice se refirió a los numerosos conflictos armados en curso que todavía no se consiguen extinguir a pesar de constituir heridas dolorosas para los países en guerra y para toda la familia humana.
“Y aquí quiero señalar -aseguró- la hipocresía de hablar de paz y jugar a la guerra”. Enseguida, como ha hecho en otras oportunidades, denunció que en algunas naciones donde se habla mucho de paz las inversiones que dan más rédito son las fábricas de armas. “Esta hipocresía -continuó- nos lleva siempre a un fracaso, el fracaso de la hermandad, el fracaso de la paz”.
En la Sala Regia, donde hace 40 años se firmó el tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile, el Santo Padre asistió a un evento conmemorativo de este hito que evitó el conflicto armado que estaba por desencadenarse entre ambas naciones hermanas en la pugna por el canal Beagle. En su discurso, Francisco recordó las “intensas negociaciones” que, con la mediación del Papa San Juan Pablo II, concluyeron la disputa con “una solución digna, razonable y ecuánime”. El tratado fue ratificado el 2 de mayo de 1985 mediante un acta y el entonces Papa polaco formuló votos por un futuro más sereno a los países gravados por “un peso agobiador”.
Tras las palabras de los representantes de ambos países y en presencia de otros miembros del Cuerpo Diplomático, Francisco aprovechó esta instancia para recordar el aniversario y lanzar al mundo “un llamamiento renovado a la paz y al diálogo”. En este sentido, el Pontífice resaltó el compromiso que implicó a los países durante las largas negociaciones, “que fueron difíciles”, admitió. A su vez, el fruto de la paz y la amistad constituye “un modelo para poder imitar”.
El Obispo de Roma evocó la preocupación y el empeño de San Juan Pablo II por impedir que la disputa llegase a degenerar en un desgraciado conflicto armado y por hallar la manera de resolver de modo definitivo la controversia. Francisco comentó que luego de recibir el pedido de los dos gobiernos, acompañado por “esfuerzos concretos y exigentes”, Wojtyla aceptó mediar teniendo como objetivo el de sugerir y proponer una solución justa, equitativa y honorable.
Durante la mediación, Juan Pablo II deseó que se encontrara, “gracias a la buena voluntad de ambas Partes, una solución satisfactoria basada en la justicia y en el derecho internacional, que excluya el recurso a la fuerza”. A continuación, el Sucesor de Pedro añadió, de manera espontánea, en su alocución: “Hoy estamos viviendo lo triste que es el recurso a la fuerza”.
El Papa San Juan Pablo II, quien envió al cardenal Antonio Samoré a mediar en el momento de máxima tensión militar entre Argentina y Chile. A poco de iniciar su pontificado, en 1978, y cuando ya se habían movilizado tropas hacia la frontera, Juan Pablo II tuvo el gesto histórico de ofrecer una misión de paz entre los dos países «para buscar juntos las posibilidades de una honorable solución pacífica del problema» Gracias a su intervención, ambos países lograron poner fin al conflicto y evitaron una guerra en 1978 por la disputa de tres islotes en el Canal del Beagle, al sur de la isla de Tierra del Fuego, en el extremo austral del continente americano. Luego de una ardua y dilatada mediación, ambos países firmaron el Tratado de Paz y Amistad con Chile en el Vaticano que se concretó en 1984, cuando los cancilleres de ambos países, Dante Caputo por Argentina y Jaime del Valle por Chile, suscribieron el acuerdo. Sin embargo, la disputa quedó finalmente sellada un año después, el 2 de mayo de 1985, cuando ambos países intercambiaron los instrumentos y el tratado entró en vigor con la firma del Acta que da fe del canje de los instrumentos de ratificación de dicho acuerdo por parte de ambos países, fecha de la que se cumplirán 40 años.
“Dios quiera, dijo Francisco, que la comunidad internacional pueda hacer prevalecer la fuerza del derecho a través del diálogo, porque el diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional”. En esta línea, Francisco calificó a Ucrania y Palestina como “dos fracasos de la humanidad hoy”, donde se sufre y la prepotencia del invasor prima sobre el diálogo.
El Papa mencionó la declaración de los obispos argentinos y chilenos, publicada a comienzos de este mes, en la que agradecen a Dios porque con ese acuerdo prevalecieron el diálogo y la paz. Al mismo tiempo, extienden su gratitud a San Juan Pablo II, que ofreció su mediación entre las dos naciones, llevada a cabo por los Cardenales Antonio Samoré y Agostino Casaroli. “Dos grandes”, valoró el Papa Francisco.