Carta abierta de una periodista a Benedicto XVI
MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES | PERIODISTA DE "EL UNIVERSAL"
Miércoles 13 de junio
Santo Padre hoy le escribo una carta abierta, en mi columna semanal, porque quiero aprovechar mi profesión de periodista venezolana para decirle algunas cosas que normalmente nadie le dice a través de los medios de comunicación. Esto lo hago luego de haber leído algunas noticias y reportajes (sobre todo en medios europeos) que especulan con la triste situación que usted ha vivido con el robo y publicación de algunos documentos privados. Me parece importante que desde este lado del continente expresemos nuestro punto de vista ante tanto sensacionalismo europeo.
Primero que nada quiero explicar a todos algo muy sencillo. Algunos periodistas, y otros no periodistas, señalan repetidamente que el Papa está solo. Yo le pregunto a esas personas que dicen eso: ¿es que acaso ustedes no saben que quien está con Dios, nunca está solo? Pero además les pregunto: ¿Cómo van a decir que el Papa está solo cuando solamente hace una semana, en el Encuentro Mundial de Familias en Milán, el Papa celebró una misa con un millón de personas? Y les repito lo que dijo el Cardenal Angelo Scola, en esa misma ciudad, a los periodistas: "Resígnense, la gente ama al Papa".
Quiero que sepa Santo Padre, porque sé que esto le alegrará mucho, que nuestra Santa Iglesia Católica Venezolana está viviendo momentos únicos donde, dentro de una gran crisis política y social, el venezolano se ha acercado mucho a Dios y a nuestra Iglesia. Nuestra fuerza para seguir adelante, en "este valle de lágrimas", se alimenta en primer lugar de Jesucristo Nuestro Señor; luego en la Santísima Virgen en sus distintas advocaciones comenzando por nuestra patrona la Virgen de Coromoto. Y también nuestra esperanza se fortalece día a día con los testimonios ejemplares de todos nuestros obispos (empezando por nuestro Cardenal), de miles de sacerdotes, religioso/as y laicos entregados cien por ciento a ayudar a nuestro prójimo y a difundir el evangelio en todos los rincones de Venezuela.
También quiero que sepa Santo Padre que nuestra esperanza y fortaleza, por ser ejemplares cristianos, crece cada vez que lo vemos (a su edad) luchando por cumplir la misión que Dios le encomendó cuando usted menos se lo esperaba (y menos quería). Usted nos está enseñando en carne propia lo que significa "hacer la voluntad de Dios y no la nuestra". Vemos claramente cómo el Espíritu Santo lo está guiando cuando, con su incomparable inteligencia, da muestras de impresionante humildad, paciencia, sabiduría y paz. Cada mensaje que transmite es como un oasis de teología espiritual que nos enseña clarito el camino a seguir para enamorarnos de Dios; porque usted, más que nadie, sabe muy bien que mientras más almas estén encendidas en el amor a Dios se irradiará una inmensa llama que quemará de Amor, Justicia y Paz todos los rincones de la Tierra.
Ojalá Santo Padre usted pudiera venir algún día a este lugar "lontano", a esta tierra de Gracia maravillosa donde verá miles de lanchitas sencillas con la imagen de la Virgen del Valle y con humildes pescadores que aman a Dios y a su virgencita. Aquí verá cientos de pueblos y miles de autobuses con imágenes de la Virgen de Coromoto, del Carmen, de la Chinita, etc. Aquí verá las iglesias abarrotadas de niños, jóvenes y adultos que lo quieren y respetan, y que si viene le pedirán su bendición. Si viene el día de la procesión de la Divina Pastora podrá sentir, como dijo nuestro nuncio actual, algo único, que no es nunca lo que uno puede imaginar cuando se lo cuentan.
Mientras algunos periodistas y enemigos de la Iglesia especulan, hablan de complots, guerra sucia, etc.; en el mundo entero (¡y aquí en Venezuela!) millones de católicos seguimos trabajando, muy pegados a Dios y apoyando a nuestro "dulce Cristo en la Tierra" para que nuestra Santa Iglesia Católica viva por los siglos de los siglos y las fuerzas del infierno no prevalezcan sobre ella.
Así que ya sabe Santo Padre, desde este rincón del mundo, usted cuenta con muchos católicos comprometidos, en cuerpo y alma, por nuestra Santa Iglesia, quienes estamos rezando por usted y por todos sus colaboradores. Le pedimos sus oraciones porque el trabajo que tenemos por delante es inmenso y en esta maravillosa Tierra de Gracia sobran las dificultades.
Lo queremos mucho, gracias por lo que está haciendo por nuestra Iglesia y que Dios le dé mucha salud y fortaleza para tenerlo muchos años más con nosotros. Esperamos tenerlo pronto en nuestra Amada Venezuela.
mariadenissecapriles@gmail.com