Carta a usted, mi hijo

Carta a usted, mi hijo

13 de abril de 2016 Desactivado Por Regnumdei

 …que quiere ser sacerdote…

Después de tu conversación con nosotros en la noche de ayer, me quedé pensando en muchas cosas…

Me alegra, como cristiano, convencido el que uno de mis hijos quiera servirle a Señor a tiempo completo. Era una de las opciones que siempre les había propuesto a mis hijos. No lo descartaba. Incluso, siempre te habríamos apoyado en otra profesión que hubieras escogido. Mas ahora no se trata de escoger, sino en que Dios te pudiera estar llamando a su servicio a través el ministerio sacerdotal.

Sin embargo, quiero advertirte varias cosas que es bueno tener en cuenta antes que dar el paso. Conocemos a varios sacerdotes. Algunos han sido muy allegados a la familia y eso nos hace saber situaciones de primera mano y no por oídas.

Hoy, tal vez más que en otras épocas, el sacerdocio ministerial católico está puesto en entredicho. Has podido observar cómo en los últimos años las situaciones que han provocado escándalos y han descubierto encubrimientos (o por lo menos, mal manejo de situaciones graves), han inducido a que se tenga desconfianza de los sacerdotes católicos.

Hijo: si te haces sacerdote puedes estar seguro de que habrás optado por un estado de vida que hoy es muy incomprendido y hasta puesto en sospecha. Te señalarán aunque no hayas hecho nada malo, por el único hecho de ser sacerdote.

Hoy, que se valora tanto (y desmedidamente) el ejercicio de la sexualidad, el celibato sacerdotal es considerado una anomalía, una imposición arcaica e inhumana. Por tanto, el celibato sacerdotal no es bien visto, en especial, en círculos de cierto nivel intelectual, aunque no tanto entre los católicos de buena fe, que tienen preocupaciones mucho más trascendentales.

Hijo: si te haces sacerdote serás puesto en la mira. Más de alguno o alguna dudará de que estés viviendo tu celibato con alegría. Si te ven con muchachas pensarán que eres mujeriego y promiscuo, si te ven con muchachos pensarán que pudieras ser homosexual.

Hoy, aunque los católicos nos quejamos de la falta de vocaciones, también somos despiadados con nuestros párrocos o vicarios. Murmuramos de ellos y hasta los calumniamos. Nos molestamos si no complacen nuestros caprichos por ser justos con todos. Y hay quienes nos atrevemos a insultarlos, faltarles el respeto y vilipendiarlos sin importar que merecen respeto, no sólo por el ministerio que tienen, sino por el mero hecho de ser seres humanos.

Hijo: si te haces sacerdote serás expuesto al escarnio y al atropello, no de enemigos de tu Iglesia, sino de tus mismos fieles.

Recuerda que el sacerdocio ministerial es una responsabilidad muy seria. Si a pesar de mis advertencias, sigues en tu decisión, te pido que seas un verdadero pastor entregado a tus fieles. Como dice el Papa Francisco: “que huelas a oveja”. No hagas de tu ministerio uno de confort y lujos, ni quieras hacer “carrera” escalando puestos o privilegios.

Conocemos muchos sacerdotes felices, alegres, contentos con su ministerio. Ellos tienen sus momentos duros, de soledad y desaliento pero siempre encuentran la fuerza y el aliento en el Señor para emprender la tarea diaria de llevar a todas partes el Evangelio. En ese grupo quiero contarte. 

Por que a pesar de todo, mi querido Hijo, ten en cuenta que tendrás el gozo que ninguno de nosotros tiene, el de ser otro Cristo en cada Eucaristía, de ser el Padre misericordioso cuando absuelvas los pecados, de ser el buen Pastor cuando sufras y padezcas en silencio, y muchas veces, por las ovejas. Conocerás, en tu propia experiencia, la bienaventuranza en la tierra, al querer ser feliz dando, dándolo todo, entregándote por entero al Señor, por los más débiles, tercos y pobres.

 Que paradoja: toda la  vida me preocupe, aunque siempre con admiración, de la gran tarea, pero también,  del enorme sufrimiento de los curas de mi parroquia, agradeciendo que yo no tuviera una cruz tan severa. Y ahora me alegro, con regocijo  verdadero y orgullo virtuosos, que mi querido hijo quiere abrazar el madero del Redentor,  siendo sacerdote. 

Gracias hijo mío…

Papá

(Basada en la carta de P. JSC 02/04/2014)