Cardenal Okogie: Nigeria sufre un "11/09"
«Los ultras reciben el apoyo de centrales económicas»
«Ante la indiferencia del mundo, sufrimos un once de spetiembre infinito, un martirio sin vía salida». Desde el fuerte asediado de Lagos, el cardenal nigeriano Anthony Olubunmi Okogie se ha convertido en el símbolo de la resistencia de la Iglesia africana, golpeada por el ataque islamista, pero que no se deja plegar. «El dolor no debe impedirnos razonar». En el escudo cardenalicio tiene un lema que parece un llamado: «Fe, amor, valentía». El Vaticano le estima por su sabiduría y por su capacidad de gobierno, hasta tal punto que el el Consejo de los cardenales es quien se ocupa de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede. «No nos dejen solos», advierte.
¿Quién está detrás de las masacres?
En Nigeria, como en Kenya, los terroristas tienen financiadores y patrocinadores dentro y fuera de las fronteras nacionales. Sectas sanguinarias como Boko Haram reciben el apoyo de centrales políticas y económicas que operan en secreto. Traman contra nosotros, en la sombra, incluso algunos miembros del parlamento. La religión es un pretexto. En nuestras sociedades, musulmanes y cristianos se casan entre sí y conviven pacíficamente. Los fundamentalistas siembran muerte por un juego de poder que no tiene nada que ver con la fe. Quieren dinero y puestos.
¿Prevé en África un éxodo de cristianos como en Medio Oriente?
No. Esta es nuestra tierra; no escaparemos. No responderemos con la violencia a la violencia, pero defenderemos nuestras iglesias y nuestras casas. Si habrá que sacrificar la vida, lo haremos. Los terroristas están aislados y las autoridades deben detener su furia destructora para defender la incolumnidad y la propiedad de los cristianos. La seguridad es una labor básica del estado. Las bombas matan hijos inocentes de Dios. Desconcierta el hecho de que las instituciones internacionales asistan sin hacer nada. Los terroristas instrumentalizan la religión y provocan la ruina de nuestros países. Si los gobiernos no detienen a estos asesinos, perderán la confianza de la gente. La islamización forzada es una pesadilla para todos.
¿Es suficiente el diálogo para detener las masacres?
La única salida es reforzar las relaciones entre las comunidades cristianas y musulmanas. El terrorismo apuesta por la rabia y el odio. Solamente el diálogo puede desactivar la tensión. Como pèastores, tenemos el deber de aplacar los ánimos predicando la paz y la reconciliación, según el modelo de Jesús. Al contrario, la represalia como forma de resistencia provocaría una guerra civil. En las Iglesias devastadas por los ataques suicidas ha habido visitas de solidaridad de delegaciones musulmanas. Debemos unirnos a los líderes musulmanes en contra de los criminales que usurpan el nombre de Dios. Buscan el caos para conquistar el poder.
Usted se opuso a los bancos islámicos nacionales. ¿Por qué?
Pertenecen al objetivo de un estado islámico concebido para subyugar a los cristianos. La introducción de un sistema bancario islámico empeora la tensión religiosa y sigue el juego de los radicales criminales que nos atacan. El escenario actual no es el de una guerra de religión, sino de una feroz persecución con evidentes motivos de poder y económicos. La Iglesia africana está firme y lleva de vida. Benedicto XVI nos definió como el pulmón espiritual del planeta. No nos dejaremos intimidar y, como Jesús en la cruz, estamos listos para testimoniar nuestra fe hasta el sacrificio extremo. No sabemos de donde parte el ataque, pero resisteremos.
¿Qué es lo que espera ahora?
En Nigeira, los terroristas quieren destruir la federación y expulsar a los cristianos del norte del país. En otros países como Kenya, buscan el “efecto contagio” para crear la anarquía y acabar preparar las condiciones para derrocar a los débiles gobiernos que están actualmente en el poder.
GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO
