Benedicto XVI: Luchar contra el mal
Benedicto XVI almorzó ayer en la Sala Ducal del Palacio Apostólico Vaticano con los miembros del Colegio Cardenalicio, para darles las gracias por sus saludos con motivo de su 85º cumpleaños el pasado 16 de abril, y del 7º aniversario de su elección como Sucesor de Pedro el 19 de abril.
Con profunda emoción y cordialidad, el Papa agradeció a los “queridos hermanos”, del Colegio Cardenalicio, encabezados por el cardenal decano, Angelo Sodano, las felicitaciones que recibió.
El Santo Padre elevó, en primer lugar, su acción de gracias al Señor: “Agradecimiento, ante todo, al Señor por los años que me ha concedido, con tantos días de alegría y momentos estupendos, pero también con noches, que a pesar de ser oscuras, luego, en retrospectiva, se comprende que también las noches eran necesarias y buenas y motivo de agradecimiento”.
Benedicto XVI hizo hincapié en el compromiso de la Iglesia –“ecclesia militans”- en favor de la verdad, para impulsar la derrota del mal que quiere dominar el mundo: “Vemos cómo el mal quiere dominar el mundo y cuán necesario es luchar contra el mal, que asume tantas formas de violencia y algunas veces se confunde con el bien, para destruir los cimientos morales de la sociedad”.
Benedicto XVI evocó a san Agustín y destacó que en la lucha entre los dos amores -que son el de sí mismo hasta el desprecio de Dios y el del amor a Dios, hasta el desprecio de sí mismo, en el martirio- es muy importante poder contar con los amigos: “Nosotros estamos en esta lucha, en la cual es muy importante tener amigos. Y en lo que a mí se refiere, estoy rodeado de los amigos del Colegio Cardenalicio: son mis amigos y me siento en casa, me siento seguro en esta compañía de grandes amigos, que están conmigo y así estamos todos juntos con el Señor”.
Amistad y comunión, en las alegrías y en las dificultades –reiteró el Santo Padre a los amigos del Colegio Cardenalicio- confiando en el aliento que da el Señor: “¡Gracias por su comunión en las alegrías y en los dolores! Vayamos adelante, el Señor nos dijo: ‘tengan valor: yo he vencido al mundo’. Estamos en el ‘equipo’ del Señor, es decir en el equipo victorioso ¡Gracias a todos!”.