Benedicto XVI: "¿Cómo podemos llevar este amor?"
Benedicto XVI aludió también a los estragos que la crisis económica está produciendo y que golpea especialmente los sectores más débiles y a los jóvenes, El Papa indicó que, la atención hacia los demás, desde hace siglos, ha movido a la Iglesia a hacerse solidaria con quien se encuentra en la necesidad, compartiendo recursos, promoviendo estilos de vida más esenciales, contrastando la cultura de lo efímero, que ha ilusionado a tantos, determinando una profunda crisis espiritual.
¡Queridos amigos! La primera Lectura nos ha presentado un momento importante en el que se manifiesta justamente la universalidad del Mensaje cristiano y de la Iglesia: san Pedro, en la casa de Cornelio, bautizó a los primeros paganos. En el Antiguo Testamento Dios había querido que la bendición del pueblo hebreo no permaneciera como algo exclusivo, sino que fuese extendida a todas las naciones. Desde la llamada de Abraham había dicho: « Y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra» (Gen 12,3). Y así Pedro, inspirado desde lo alto, entiende que «Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él» (Hch 10,34-35). El gesto cumplido por Pedro se convierte en imagen de la Iglesia abierta a la entera humanidad. Siguiendo la gran tradición de su Iglesia y de sus Comunidades ¡sean auténticos testimonios del amor de Dios hacia todos!
Pero con nuestra debilidad ¿cómo podemos llevar este amor? San Juan, en la segunda Lectura, nos ha dicho con fuerza que la liberación del pecado y de sus consecuencias no es iniciativa nuestra, sino de Dios. No hemos sido nosotros a amarlo, sino ha sido El quien nos ha amado y ha tomado en si nuestro pecado y lo ha lavado con la sangre de Cristo. Dios nos ha amado primero y quiere que entremos en su comunión de amor, para colaborar a su obra redentora.
En el pasaje del Evangelio ha resonado la invitación del Señor: «Los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero» (Jn 15,16). Es una palabra dirigida de manera especifica a los Apóstoles, pero, en sentido lato, concierne a todos los discípulos de Jesús. La iglesia entera es enviada al mundo para llevar el Evangelio y la salvación. Pero la iniciativa viene siempre de Dios, que llama a los múltiples ministerios, para que cada uno desarrolle la propia parte por el bien común. Llamados al sacerdocio ministerial, a la vida consagrada, a la vida conyugal, al compromiso en el mundo, a todos es pedido responder con generosidad al Señor, sostenidos por su Palabra que nos serena: «No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes» (ibídem).
¡Queridos amigos! Conozco el empeño de su Iglesia en el promover la vida cristiana. Sean fermento en la sociedad, sean cristianos presentes, emprendedores y coherentes. En su historia milenaria, la Ciudad de Arezzo resume expresiones significativas de cultura y de valores. Entre los tesoros de su tradiciones, se encuentra el orgullo de una identidad cristiana, testimoniada por tantas muestras y por devociones radicadas, como aquella por la Virgen del Consuelo. Esta tierra, donde nacieron grandes personalidades del Renacimiento, desde Petrarca hasta Vasari, ha tenido una parte activa en la afirmación de aquella concepción del hombre que ha incidido en la historia de Europa, reforzándose en los valores cristianos. También en tiempos recientes, pertenece al patrimonio ideal de la ciudad cuanto algunos de entre sus hijos mejores, en la investigación universitaria y en las sedes institucionales, han sabido elaborar sobre el concepto mismo de civitas, declinando el ideal cristiano de la edad comunal en las categorías de nuestro tiempo. En el contexto de la Iglesia en Italia, comprometida en este decenio en el tema de la educación, debemos preguntarnos, sobretodo en la Región que es patria del Renacimiento, qué visión del hombre somos capaces de proponer a las nuevas generaciones. La Palabra de Dios que hemos escuchado es una fuerte invitación a vivir el amor de Dios hacia todos, y la cultura de estas tierras tiene, entre sus valores distintivos, la solidaridad, la atención a los más débiles, el respeto de la dignidad de cada uno. Es bien conocida la acogida, que también en tiempos recientes han sabido dar a cuántos han venido en búsqueda de libertad y de trabajo. Ser solidarios con los pobres es reconocer el proyecto de Dios Creador, que ha hecho de todos una sola familia.