ALABANZA A LA SABIDURÍA DE DIOS
El Santo Espíritu que nos educa huye de la doblez, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad. Porque el espíritu del Señor llena el mundo y él, que todo lo mantiene unido, sabe cuanto se habla.
Del libro de la Sabiduría 1, 1-15
Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadlo. Porque se deja hallar de los que no lo tientan, se manifieste a los que no desconfían de él. Pues los pensamientos tortuosos apartan de Dios, y la Omnipotencia, puesta a prueba, rechaza a los insensatos. En efecto, en alma perversa no entra la sabiduría ni habita ella en cuerpo sometido al pecado; pues el santo espíritu que nos educa huye de la doblez, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad.
La sabiduría es un espíritu que ama al hombre, pero no dejará sin castigo los labios del blasfemo; que Dios es testigo de sus riñones, observador veraz de su corazón y oye cuanto dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena el mundo y él, que todo lo mantiene unido, sabe cuanto se habla. Nadie, pues, que profiera palabras inicuas quedará oculto, no le pasará por alto la justicia vengadora. Las intenciones del impío serán examinadas; el eco de sus palabras llegará hasta el Señor para castigo de sus iniquidades. Un oído celoso lo escucha todo, no se le pasa ni el rumor de la murmuración. Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservad vuestra lengua de la maledicencia; que la palabra más secreta no se pronuncia en vano y la boca mentirosa da muerte al alma.
No os busquéis la muerte con los extravíos de vuestra vida, no os atraigáis la ruina con las obras de vuestras manos; que Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó para que subsistiera; las creaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del abismo sobre la tierra, porque la justicia es inmortal.