Teresa de los Andes: Solo Jesús es hermoso

Teresa de los Andes: Solo Jesús es hermoso

7 de julio de 2024 Desactivado Por Regnumdei

¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos concebir que en Jesús no esté? 

 

 

Santa Teresa de Los Andes (Juanita Fernández Solar), es la primera chilena y la primera Carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada muy cristiana. Sus padres fueron Miguel Fernández y Lucía Solar.  Desde sus 6 años, asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la Comunión, que recibió por primera vez el 11 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús. También desde su niñez vivió una intensa vida mariana que fue uno de los cimientos fuertes de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.

Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón (1907 – 1918). Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

A los 14 años el Señor le habló diciéndole que quería su corazón sólo para Él, dándole también la vocación al carmelo. Dentro de su preparación está la lectura de santos carmelitas y la correspondencia con la Priora de Los Andes. A los 17 años expone su ideal carmelita «sufrir y orar» y con ardor defiende su vida contemplativa, que el mundo «tacha de inútil». Le ilusiona saber que su sacrificio servirá para mejorar y purificar al mundo.

Como Carmelita se llamó Teresa de Jesús, no alcanzando a vivir ni un año entero en el convento. Murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que había entrado ya santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión.

«Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca», decía. Y su ilusión y su constante o fue asemejarse a El, configurarse con Cristo.

Por eso, deseando llegar a ser una excelente copia suya, vivió decidida a ir hasta el fin del mundo atravesando el fuego si hubiera sido preciso para serle fiel.

Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo por alegría y felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud.

Su vida fue enteramente normal y equilibrada. Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños… y deporte, al que era aficionadísima, destacando en la natación y en la equitación.

Como joven bellísima, simpática, deportista, alegre, equilibrada, servicial y responsable, Teresa de Los Andes está en inmejorables condiciones para arrastrar a la juventud en pos de Cristo, y para recordarnos a todos que es preciso cumplir el programa evangélico del amor para realizarnos como personas.

Por su intercesión está derramando el Señor una copiosa lluvia de gracias y favores de toda especie y atrayendo hacia Sí a innumerables hijos pródigos. Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en el centro espiritual de Chile.

Así Teresa de Los Andes viene cumpliendo la misión que ya le fuera reconocida poco después de su muerte: despertar hambre y sed de Dios en nuestro mundo materializado.

De los escritos espirituales de Santa Teresa de Jesús (Diario y cartas, Los Andes, 1983, 373, 359, 376)

 

Sólo Jesús es hermoso

Sólo Jesús es hermoso. El sólo puede hacerme gozar. Lo llamo, lo lloro, lo busco dentro de mi alma. Quiero que Jesús me triture interiormente para ser hostia pura donde El pueda descansar. Quiero estar sedienta de amor para que otras almas posean ese amor. Que yo muera a las criaturas y a mí misma para que El viva en mí.

¿Hay algo bueno, bello, verdadero que podamos concebir que en Jesús no esté? Sabiduría, para la cual no hay nada secreto; poder, para el cual nada existe imposible; justicia, que lo hace encarnarse para satisfacer por el pecado; providencia, que siempre vela y sostiene; misericordia, que jamás deja de perdonar; bondad, que olvida las ofensas de sus criaturas; amor, que reune todas las ternuras de una madre, del hermano, del esposo y que haciendolo salir del abismo de su grandeza, lo liga estrechamente a sus criaturas; belleza que extasía…¿Qué otra cosa imaginas que no esté en este Hombre-Dios?

Temes acaso que el abismo de la grandeza de Dios y el de tu nada jamás podrán unirse? Existe en El el amor; y esta pasión lo hizo encarnarse para que viendo un Hombre-Dios, no temieran acercarse a Él. Esta pasión hízolo convertirse en pan, para poder asimilar y hacer desaparecer nuestra nada en su Ser infinito. Esta pasión le hizo dar su vida, muriendo muerte de cruz.

¿Temes acercarte a El? Míralo rodeado por los niños. Los acaricia, los estrecha contra su corazón. Míralo en medio de su rebaño fiel, cargando sobre sus hombros a la oveja infiel. Míralo sobre la tumba de Lázaro. Y oye lo que dice a Magdalena: Mucho se le ha perdonado porque ha amado mucho. ¿Qué descubres en estos rasgos del Evangelio, sino un corazón bueno, dulce, tierno, compasivo, un corazón, en fin, de un Dios?

Él es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo.

 

Oración

Teresa de Los Andes

Que de la mano de María te convertiste

En una joven enamorada de Jesucristo,

Eres modelo de santidad

Y camino de perfección para la Iglesia.

Tú supiste reír, amar, jugar y servir.

Tú fuiste fuerte para asumir el dolor

Y generosa para amar.

Tú supiste contemplar a Dios

En las cosas sencillas de la vida.

Muéstranos el amor del Padre

Para vivir la amistad con alegría

Y con ternura en la familia.

Ayuda a los débiles y a los tristes

Para que el Espíritu

Los anime en la esperanza.

Intercede por nosotros

Y pide para Chile el amor y la paz.

Teresa de Los Andes,

Hija predilecta de la Iglesia Chilena,

Religiosa del Carmelo,

Amiga de los jóvenes,

servidora de los pobres,

Ruega por nosotros cada día.

Amén.

Algunos escritos:

«La Virgen me ayudó a limpiar mi corazón de toda imperfección. Yo modifiqué mi carácter por completo. Tanto que mi mamá estaba feliz de verme prepararme tan bien para mi Primera Comunión.

Jesús, desde ese primer abrazo, no me soltó y me tomó para Sí. Todos los días comulgaba y hablaba con Jesús largo rato. Pero mi devoción especial era la Virgen. Le contaba todo. Sentía su voz dentro de mí misma.

En 1913 tuve una fiebre espantosa. Nuestro Señor me llamaba para Sí. A los 14 años me envío una apendicitis, lo que me hizo oír su voz querida, que me llamaba para hacerme su esposa más tarde en el Carmelo.

Nos dijeron que entraríamos de internas. Yo creo que jamás me acostumbraré a vivir lejos de mi familia: mi padre, mi madre, esos seres que quiero tanto. ¡Ah!, ¡Si supieran cuánto sufro, se compadecerían! Sin embargo, me debo consolar.

La mirada de mi crucifijo me sostiene.

Todos los días hago mi meditación y veo cuán gran ayuda es para santificarse. Es el espejo del alma. ¡Cuánto se conoce en ella a sí misma!»

«¡Qué feliz soy! He sido cautivada en las redes del Divino Pescador. Soy su prometida y muy luego celebraremos nuestros desposorios en el Carmen.

El 8 de Diciembre me comprometí. Mi pensamiento no se ocupa sino de Él. Es mi ideal; es un ideal infinito. (Año 1916).

¡Oh, soy feliz! Pues puedo decir con verdad, que el único amor de mi corazón ha sido Él.

Jesús mío, he visto que sólo una cosa es necesaria: amarte y servirte con fidelidad; Parecerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá toda mi ambición.

Jesús me pide que sea santa. Que haga con perfección mi deber. Que el deber es la cruz. ¿Encontrará el Padre la figura de Cristo en mí? ¡Cuánto me falta para parecerme a Él!

Mi espejo ha de ser María. Puesto que yo soy su hija, debo parecerme a Ella y así me pareceré a Jesús.»

«Los corazones de los hombres aman un día y al otro son indiferentes. Solo Dios no cambia.

He visto que la felicidad en el mundo no existe. Siempre su trato me deja un vacío que lo llena por completo nuestro Señor.

¡Qué impresión me produjo cuando vi mi conventito! Su pobreza habla muy bien a su favor. Apenas lo vi me encantó y me sedujo. Sé que si voy al Carmen será para sufrir. Mas el sufrimiento no me es desconocido. En él encuentro mi alegría, pues en la cruz se encuentra Jesús, y Él es Amor. Y ¿qué importa sufrir cuando se ama?

No temas, hermanita querida. No existirá jamas separación entre nuestras almas. Yo viviré en Él. Busca a Jesús y en Él me encontraras y allí los tres seguiremos los coloquios íntimos que hemos de continuar allá en la eternidad (carta a su hermana Rebeca)

Solo me restan 20 días. Y después el Calvario, el cielo………Ya estoy subiendo su cima. El dolor de la separación es tan intenso, que no hay palabras para expresarlo. Solo Dios me sostiene.

Jesús no quiere que exista nada entre El y yo. Manifestándose a mi alma la ha enamorado en tal forma que sólo en Él puedo encontrar reposo.»

«Jesucristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca. Es martirio el que padezco al ver que corazones agradecidos a las criaturas no lo sean con aquel que los sustenta, que les da la vida y los sostiene; que les da y ha dado todo, hasta darse el mismo.»

«Jamás me dejaré llevar por el sentimiento y por el corazón, sino por la razón y mi conciencia». «Todavía soy muy orgullosa. Me propondré abatir hasta los últimos gérmenes del amor propio», escribió Santa Teresa.