BENEDICTO XVI: EL PODER Y LA VIDA COMODA NO SON LAS VERDADERAS METAS.

BENEDICTO XVI: EL PODER Y LA VIDA COMODA NO SON LAS VERDADERAS METAS.

20 de noviembre de 2014 Desactivado Por Regnumdei

Las tentaciones, la vida cómoda, el poder y el prestigio son vistas por el ser humano como las metas que tiene que alcanzar, cuando en realidad no lo son, porque la verdadera vida viene del Señor

 

Hablando del Salmo 120, «El custodio de Israel», el Papa Benedicto XVI, explicó que forma parte de los «cánticos de las ascensiones», es decir, «de las peregrinaciones al encuentro con el Señor en el templo de Sión». El nombre de Dios es invocado como «el custodio, siempre despierto, atento y amable, el «centinela» que vela sobre su pueblo para defenderlo de todo riesgo y peligro».

 

A este respecto, Benedicto XVI, improvisando unas palabras, manifestó que «las tentaciones, la vida cómoda, el poder y el prestigio son vistas por el ser humano como las metas que tiene que alcanzar, cuando en realidad no lo son, porque la verdadera vida viene del Señor». El orante, continuó, «dirige su mirada «hacia los montes» es decir, las colinas sobre las cuales se eleva Jerusalén. De allí viene la ayuda, porque allí mora el Señor en su templo santo». El Santo Padre señaló que en este Salmo se pone de relieve «la confianza, ilustrada a través de la imagen del custodio y del centinela, que vigilan y protegen». Otro símbolo, el de la «sombra», evoca «la columna de nube que guió al pueblo de Israel en el desierto del Sinaí para guiarle por el camino que tenía que recorrer».

 

«Tras la vigilia y la sombra -añadió-, hay un tercer símbolo, el del Señor que «está a la derecha» de su fiel. (…) Es la certeza de no sentirse abandonados en el tiempo de la prueba, por el asalto del mal, en la persecución». El Papa afirmó que el Salmo termina «con una declaración sintética de confianza: Dios nos custodiará con amor en todo instante, guardando nuestra vida de todo mal. Toda nuestra actividad, que se resume en los dos verbos extremos de «salir» y «entrar», está siempre bajo la mirada atenta del Señor. Lo es todo nuestro acto y todo nuestro tiempo, «desde ahora y por siempre».