“Aprendí a rezar no tanto por mis padres como por su asesino”
En esta entrevista concedida al periódico Avvenire, el obispo de Batrún de los Maronitas, Mounir Khairallah, no sólo se refiere al inminente viaje del Papa al Líbano sino también a una experiencia de vida que hizo que muchos prófugos chiitas comprendieran el valor cristiano del perdón.
“No es suficiente una movilización para poder hablar de éxito de la visita. El éxito depende, sobre todo, de nuestra actitud de acogida de lo que el Papa nos dirá respecto a los temas tratados en el Sínodo sobre Medio Oriente y para confirmarnos en nuestra misión”. Mounir Khairallah, obispo maronita de Batrún, habla de éxito ya asegurado “dado que el Papa viene, a pesar de las circunstancias desfavorables de la región”.
Cuando el Sínodo se realizó no había comenzado la Primavera árabe…
Ha cambiado el contexto regional pero la misión de los cristianos es siempre la misma: testimoniar el amor, la apertura al otro, el respeto de la diversidad y del pluralismo. Y esto es hoy más urgente que nunca. Si queremos asistir a una verdadera Primavera árabe, debemos garantizar a todos la libertad de opinión, de expresión y de conciencia. Y asegurar a los cristianos, como ciudadanos autóctonos y auténticos, derechos y deberes iguales.
¿No le parece demasiado pedir a los cristianos pensar en una “misión” cuando están preocupados por sobrevivir?
Nosotros, los cristianos, no tememos ni por nuestra presencia ni por nuestro rol. La presencia no depende del número sino, más bien, de la calidad de nuestro testimonio. El Papa hará referencia al título del Sínodo, “Comunión y testimonio”. Comunión de visión entre todos los cristianos a través de un renovado compromiso ecuménico, testimonio frente a los no cristianos. Para esto se necesita un vínculo con la fe, un vínculo con la tierra, que es una tierra bendita, y un vínculo con nuestros valores.
¿Qué significa para usted el hecho de que se haya elegido el Líbano para enviar un mensaje a los cristianos de toda la región?
Si el Papa ha elegido el Líbano es porque el Líbano ofrece un ejemplo. De esto son conscientes también nuestros compatriotas musulmanes. En sus discursos, los líderes musulmanes retoman muchos de los eslóganes lanzados por Juan Pablo II durante su memorable visita: el Líbano mensaje, el Líbano modelo de convivencia, el Líbano del pluralismo y del respeto de la diversidad religiosa y cultural. Esto significa que ellos esperan que el Papa vuelva a afirmar el rol de los cristianos. Pero hay otra opción significativa.
¿Cuál?
La de llegar el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz, que los cristianos orientales celebran con gran solemnidad porque representa la victoria de la Cruz, que es al mismo tiempo amor y perdón, sobre la muerte.
Fiesta de la Cruz, perdón… Estas palabras lo tocan de cerca…
Sí, es el aniversario del asesinato de mis padres en el lejano 1958. Mi tía religiosa, que había tomado la custodia de mis pequeños hermanos y de mí, nos exhortaba a rezar no tanto por nuestros padres, acogidos por el Padre en su Reino, como por su asesino. Cuando conté esta experiencia frente a los prófugos chiitas acogidos en mi diócesis, muchos comprendieron el valor cristiano del perdón.
¿Prófugos chiitas en Bratrún? ¿Cómo fue eso?
Sucedió durante la guerra del 2006 entre Israel y Hezbollah. Por un mes acogimos a decenas de familias de Touline, en el sur. De esta acogida gratuita nació una sólida amistad entre nuestras comunidades. Cuando fui con mis fieles a visitarlos, fuimos festivamente acogidos por los “scout musulmanes” que llevaban en la mano una cruz. Muchas familias chiitas me pidieron incluso que bendijera sus casas, reconstruidas después de los bombardeos.
Fuente: Avvenire
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo