De las áfricas, una voz de esperanza
En el Convenio Internacional celebrado en la Pontificia Universidad Urbaniana el relato del continente que tiene el porcentaje más alto de cristianos de todo el mundo
Por DAVIDE DEMICHELIS
Hay una África que sonríe. Y sabe reír bien. Pero no regala nada, sobre todo a quien no reconoce el potencial del continente que hoy acoge a la población más joven. Muchos representantes de ese heterogéneo Continente negro se encontraban en Roma estos días, en la Universidad Urbaniana, reunidos en el convenio internacional "A la escucha de África: sus contextos, sus expectativas, su potencial". Durante tres días, desde el 14 al 16 de mayo, los ponentes y el público, provenientes de 105 países diferentes, se han medido en un debate en muchas ocasiones bastante sincero.
"África actualmente es el continente con el porcentaje anual de cristianos más alto del mundo" ha iniciado Alberto Trevisol, rector de la Pontificia Universidad Urbaniana. Por eso surgió la iniciativa de este debate en la Urbaniana, la "multinacional de la cultura", que acoge estudiantes, seminaristas, sacerdotes, religiosos y hermanas de los cinco continentes. La crisis de valores, el triunfo del individualismo, la violencia y los regímenes autoritarios, han marcado y han alterado la vida de muchos africanos, señala el cardenal de Dakar, Senegal, Theodore Adrien Sarr. Pero en la tradición pueden encontrar los anticuerpos para hacer frente a estos retos. Es el caso de los Gachacha por ejemplo, los tribunales tradicionales a los cuales se dirigen los ruandeses para resolver los conflictos que estallaron con el genocidio de 1994. En estos juicios al abierto (gachacha significa hierba) la gente debate y emergen los conflictos, con la esperanza de conseguir superar las divisiones.
África está marcada por una proliferación de sectas e iglesias cristianas independientes, sobre todo en los barrios de chabolas que circundan las grandes ciudades como Nairobi, Lagos o Johannesburgo. Pero el debate, y a veces el enfrentamiento más difuso, tiene lugar con el Islam. El arzobispo de Argel, monseñor Ghaleb Bader, recuerda que en Tamanrasset desde hace treinta años viven dos monjas. La comunidad cristiana más cercana a ellas se encuentra a 500 kilómetros de distancia. Pero el diálogo no solo es importante, fundamental, el diálogo existe, no puede no existir. Incluso en un país como Argelia donde los cristianos tienen prohibido hacer proselitismo, "la aceptación del otro es la mejor manera de dar testimonio de nuestra fe".
Explica el arzobispo de Garoua, Camerún, Antoine Ntalou, África, que hasta el pasado siglo estaba considerada tierra de misión, se encuentra en fase de transformación. "Cada vez son más los africanos que van en misión a otros países". Ya en 1969, con motivo de un viaje a Uganda, Pablo VI había hablado claramente: "Africanos, sois ahora misioneros de vosotros mismos". Juan Pablo II citó diversas veces esta frase. Hoy, las Iglesias europeas, piden ayuda a las africanas para una nueva evangelización.
Las metrópolis cada vez más llenas de gente y la fuga de las zonas rurales, se acompaña de un creciente individualismo que corre el riesgo de prevalecer sobre los vínculos del clan, la cercanía y la solidaridad que han caracterizado durante siglos la vida en África, es más: en las distintas áfricas. Los 55 países que acogen a 950 millones de personas, no son todos iguales.
Está teniendo lugar una evolución: los laicos asumen cada vez más responsabilidades, las vocaciones sacerdotales aumentan, las iglesias se autosostienen cada vez. Pero "no se puede identificar la vida cristiana con una cultura o un pedazo de una cultura". Es una afirmación del Presidente de la Comisión para la Cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal Italiana, Ambrogio Spreafico, que recuerda también que en la relación entre Europa y África, el papa Benedicto XVI ha hablado diversas veces de "encuentro entre culturas" o "intercultura", mas que de inculturación.
De África sin embargo, mejor dicho, de las áfricas, se eleva al unísono una voz de esperanza. El arzobispo de Nairobi, el cardenal Jhon Njue, la define "un pulmón para el futuro de la humanidad". Es el Ubuntu: el humanismo africano. En el continente con el índice de crecimiento anual más alto del mundo, el 2,3 %, existe todavía un sentimiento de lo sobrenatural, de la familia, de la comunidad, de lo sagrado y de humanidad, que según Njue puede ofrecer un gran ejemplo a todo el mundo. Algo así como "el mijo que es el alma de la comida", según un proverbio de los Lugbara de Uganda.