Las nuevas vocaciones

11 de abril de 2012 Desactivado Por Regnumdei
  Más jóvenes y más instruidos. Así son la mayoría de las mujeres y hombres que entraron a formar parte de alguna congregación católica en Estados Unidos en 2011, comparado con las vocaciones en años anteriores. Estas conclusiones forman parte de un estudio encargado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) al Centro para la Investigación Aplicada del Apostolado de la Universidad de Georgetown.
Esta universidad ha entrevistado a un total de 84 mujeres y 8 hombres que ofrecieron sus votos monásticos durante 2011 y ha encontrado que la edad media de las mujeres fue de 39 años, cuatro menos que en la encuesta del año anterior. Entre los hombres la edad media fue de 42. Para ambos géneros, la media reconoce que tenían 19 años la primera vez que consideraron su vocación religiosa. Pero hay marcadas excepciones. «La primera vez que pensé en ser hermana fue con 11 años, pero no se lo dije a mi familia hasta mi segundo año de universidad», explica la hermana Sarah Kohles, una de las más jóvenes en participar en el sondeo.
Periodista antes que monje
«Fui periodista antes de meterme a monje»
Otra de las características del perfil que ofrece la encuesta es que el 56 por ciento de las mujeres y el 76 de los hombres tenían estudios universitarios a la hora de incorporarse a la fe y un alto porcentaje había desarrollado una carrera laboral en el mundo de los negocios o la educación. «Muchos se sorprenderían al saber que trabajé durante 20 años en un periódico como editor y periodista antes de convertirme en monje benedictino», apunta Francis de Sales Wagner, uno de los encuestados.
Para el padre Shawn McKnight, quien está al frente del secretariado para el clero, la vida consagrada y las vocaciones dentro de la USCCB, uno de los datos más valiosos de este estudio es la importancia que tiene para las nuevas vocaciones la participación activa desde jóvenes en la Iglesia o en sus actividades. La encuesta pone de manifiesto que el 95 por cien de las mujeres y el 88 por cien de los hombres que entraron a formar parte de la Iglesia Católica en 2011 en este país eran católicos desde el nacimiento, la mitad había acudido a un colegio católico y un porcentaje significativo, casi un tercio, había participado durante su juventud en actividades de sus parroquias. Aunque hay casos llamativamente dispares, como el de Linda Buck, quien explica que no procede de una familia religiosa y que ni sus familiares ni sus amigos mostraron entusiasmo cuando compartió con ellos su decisión. «Afortunadamente ahora ver la libertad y la bondad de mi vocación y no tanto la negativa imagen estereotípica que tenían», añade Back en una breve entrevista a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
McKnight afirma que aunque en los últimos años el número de vocaciones, sobre todo entre mujeres, ha caído en picado, las diferentes congregaciones están apreciando un «resurgir en las vocaciones». «Necesitamos un mayor número de curas y religiosos», apunta McKnight, quien cree que la iglesia católica en EE.UU. puede poner solución a este problema apelando al colectivo hispánico del país, quien representa cerca de un 34 por cien de sus fieles, pero solo un 9 por cien de su clero. «No podemos controlar quien recibe la llamada, pero podemos crear un ambiente en el que esa llamada sea escuchada y respondida», añade.