Domingo de Resurrección

8 de abril de 2012 Desactivado Por Regnumdei
¡Ha resucitado!
Jn 20,1-9
«¡Ha resucitado!»: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo.
 No podemos seguir viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo «como si». Sólo cabe buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse buscar y encontrar por Él.
«¡Ha resucitado!». También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No, no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas, por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la Eucaristía.
«¡Ha resucitado!». La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar «lo que hemos visto y oído» (He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos, pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos.
 Una noticia que afecta a todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: «Cristo ha resucitado, está vivo, para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu vida tiene sentido».