Los anticonceptivos no son más que una medida fácil y rápida para impedir la concepción de un ser humano. Las personas unidas en matrimonio que utilizan estos instrumentos para impedir la concepción de un hijo no están cumpliendo una entrega total de sí mismos. El anticonceptivo opaca la unión tan sobrenatural del matrimonio, opaca una de las más grandes y bellas expresiones de amor dentro del matrimonio, la concepción de un nuevo ser. Algunos países se han encargado de promover la planificación familiar, han tratado de manipular a las familias para que tengan menos hijos, sin un fin o una argumentación congruente. Algunos otros se han encargado de promover eso que le dicen «sexo responsable», en mi opinión, promueven el sexo irresponsable. Promueven relaciones sexuales promiscuas en jóvenes inmaduros y sin la capacidad y los recursos para criar, mantener y cuidar a un hijo. Es curioso que estos países, en vez de promover algo más responsable y cien por ciento más seguro, como la abstinencia y la importancia de llegar puros y castos al matrimonio, prefieran guiarse y seguir la línea de lo irresponsable, de lo sencillo y de lo que es rápido.
La Anticoncepción
Por Alvaro Jiménez Canale
Actualmente una gran cantidad de personas cometen el error, en ocasiones por ignorancia, de usar anticonceptivos.
No existe, ni existirá sexo más responsable y seguro que el que se tiene dentro del matrimonio. Hace pocos meses tuve unas clases de educación sexual, muy interesantes por cierto, recuerdo que nos explicaban de una manera muy positiva y humanista el por qué y sobre todo la importancia de llegar castos y limpios de corazón al matrimonio. En ocasiones cuando explicamos estos puntos tan importantes y delicados nos fijamos solamente en lo negativo, pudiendo hablar de lo bueno, bello y positivo. Lejos de ver la castidad como un fin, sería importante verla como un medio. Sería bueno pensar en que viviendo la castidad se puede llegar a un fin, evidentemente habrá que poner medios para vivirla, pero hay que darle un enfoque mediático para poder entenderla. Hace unas semanas la sociedad de estudiantes de mi escuela organizó un congreso enfocado a jóvenes, en este congreso uno de los conferencistas aseguró que la castidad es la única virtud que se puede ver en los ojos de otra persona. Esto tiene mucha razón, una persona puede ver los ojos de otra cuando su conciencia, su mente y su alma están tranquilas. La castidad es de todos y para todos, hay que poner los medios, «vale la pena».