La «reingeniería» esta avanzando rápidamente.

La «reingeniería» esta avanzando rápidamente.

23 de abril de 2023 Desactivado Por Regnumdei

La ONU está operando un plan maestro de 15 años, de aquí al 2030.

En el que no menciona a la familia como base de la sociedad Y cuando lo hace, ‘de costado’, es para justificar el ‘matrimonio homosexual’.

Pero hace un énfasis fuerte en la creación de un gobierno mundial cuyo objetivo es una reingeniería de la moral cristiana en la sociedad.

Esto no lo encontrarás dicho explícitamente en los documentos sino en la jerga de la burocracia internacional.
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Que traducimos en este artículo para que lo puedas comprender. El Nuevo Orden Mundial utiliza a la ONU y a las organizaciones multilaterales como punta de lanza política que introduce su programa mundial.

Que a grandes rasgos está anclado en 4 agendas:

–agenda de población (que introduce el control de la población y su reducción);
–agenda de salud reproductiva (que contempla la anticoncepción, el aborto y la esterilización);
–agenda homosexual (que indirectamente apoya al control de la reproducción); y
–agenda ecológica (en que maneja el concepto de desarrollo sustentable, el calentamiento global y la gobernanza mundial ecológica).

Lamentablemente a los cristianos nos cuesta comprender que:
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-la promoción de la hipersexualización llevada adelante por los medios de comunicación,
-la ideología de género que entra en la clase de nuestros hijos,
-la presión para distribuir recetas a nuestras chicas de la píldora del día después o el aborto,
-los planteos de algunos cardenales y obispos para dar la bienvenida a la homosexualidad dentro de la Iglesia,
-la marcha hacia un gobierno mundial, y
-las acciones para bajar la cantidad de personas en el planeta,

son hechos relacionados y obedecen a un mismo plan maestro.

Veremos a continuación que hay una planificación central. Esto no es una “teoría de la conspiración”, esto esta pasando ahora.

LUEGO DE LA AGENDA DE LAS NACIONES UNIDAS DE EL CAIRO

En 2014 concluyó el plan de veinte años del programa establecido en El Cairo en 1994, sobre los “derechos de salud sexual y reproductiva”.

Entre estos derechos había algunos buenos, como el acceso a la medicina contra el SIDA o la promoción de la lactancia materna.

Pero había otros profundamente transgresores de la moral mundial hasta ese momento, como la anticoncepción, la esterilización, el aborto y la inclusión de los “nuevos derechos” LGBT.

De acuerdo con la ONU los objetivos de El Cairo no se han cumplido en su totalidad.

Por lo tanto la Asamblea General aprobó el programa Más allá de El Cairo 2014 , y los ha vinculado con los Objetivos del Milenio que terminan en el 2015.

A partir de ahora habrá un plan común, donde todo en la ONU viajará en el mismo sentido, en un nuevo plan de 15 años hasta el 2030.

La conexión entre los objetivos de El Cairo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio es una obra maestra estratégica de los defensores de los “derechos a la salud sexual y reproductiva”.

Para una chica de un país pobre el tener libre acceso a la píldora del día después o al aborto será considerado un derecho como asistir a la escuela o el acceso al agua potable.

Los llamados derechos sexuales y reproductivos serán equiparados a los derechos humanos relacionados con el desarrollo.

Entonces, los Estados se verán obligados a aprobar cada vez más leyes de defensa de los “derechos humanos” y a establecer sistemas más eficaces para la penalización de sus violaciones.

Marguerite Peeters, en dos artículos publicados en el “Boletín de la Doctrina Social de la Iglesia” el Observatorio Cardenal Van Thuan, ha explicado cómo la ONU quiere proceder en los quince años hasta el 2030 en el campo de los “nuevos derechos”.

El primer punto es que va a insistir aún más profundamente sobre la anticoncepción.

Pero con especial énfasis en la difusión de la píldora del día después.

Que, según los expertos de la ONU, hasta ahora no ha sido promovida adecuadamente.

En segundo lugar, las Naciones Unidas y sus agencias, van a trabajar para incluir los nuevos derechos a la salud sexual y reproductiva en los derechos humanos universales como tales.

De modo que los Estados que no los respeten pueden ser denunciados y condenados.

Y la objeción de conciencia prevenirse o incluso prohibirse.

En tercer lugar, se decidió promover un cambio cultural y religioso “desde el interior”.

Es decir, a partir de la participación como socios con las asociaciones culturales y las familias religiosas.

La estrategia es muy simple e inteligente: en la medida que junto a la anticoncepción y al aborto, el programa también presenta objetivos moralmente aceptables, los presentará como un paquete único.

Veamos un ejemplo sobre cómo se está desarrollando esto.

La mujer de más alto rango en el Vaticano dijo recientemente que el fortalecimiento de las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas es la única manera de hacer frente a los problemas de la globalización.

Y predijo que “va a haber un movimiento para poner más acción ejecutiva” en las agencias internacionales.

La inglesa Margaret Archer, presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, dijo que la Iglesia debe “dejar a los gobiernos nacionales, donde están”.

Y tratar de influir en las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas, que trata de imponer políticas implementadas dirigidas a “llevar a cabo el cambio social global”.

En cuarto lugar, está prevista una entrada masiva en las escuelas, comenzando con la infancia.

Como vemos, estas indicaciones que Marguerite Peeters ha extrapolado de los documentos oficiales de las Naciones Unidas y sus agencias, muestran que lo que estamos viendo que sucede en nuestra vida diaria responde a planes que se deciden y se financian desde poderes que están arriba de la organización mundial.

¿Y CUÁL ES ESE PODER?

Desde el punto de vista humano, es una casta de personas que no son elegidos democráticamente por ningúna votación.

Ni en su mayoría son designados por los gobiernos, sino que básicamente son el resultado de acciones la burocracia de la ONU, que subcontratan a expertos externos.

Es una casta que decide la ética de todo el mundo y elabora proyectos financiados por poderosas fundaciones privadas, corporaciones globales, grupos farmacéuticos internacionales, etc.

La misma Marguerite Peeters, en su libro recientemente publicado en italiano “El género. Una cuestión política y cultural” (San Pablo), explica muy bien que alrededor de las cumbres como la de El Cairo giran muchos actores no gubernamentales:

“Una potente red de socios ideológicamente alineados que expanden exponencial y capilarmente el campo de influencia y de aplicación de sus reglas.

Escuelas, movimientos de mujeres, organizaciones juveniles, ONG de desarrollo, organizaciones caritativas, organizaciones locales, medios de comunicación, instituciones de salud, el mundo de la moda y el entretenimiento, círculos culturales, empresas, comunidades religiosas, etc… son inexorablemente expuestos”.